11. Carlos IV (1748-1819) y María Luisa de Parma (1751-1819)

Una reina con carácter y un rey débil

Carlos IV era el séptimo hijo de Carlos III y su mujer, María Amalia de Sajonia. Parece ser que era un hombre honesto, cándido y sin carácter. No le interesaba la política.  Es posible que por precisamente estas características Carlos III eligiera a María Luisa de Parma como esposa para su hijo porque era una mujer de carácter, ambiciosa e inteligente.

Carlos IV por Anton Mengs, ©Wikipedia

Se casaron cuando el tenía 17 años y ella 14. María Luisa era también nieta de Felipe V e Isabel de Farnesio.
A los españoles no les cayó  bien esta reina. Estaban furiosos por su  relación con Godoy, que era quién realmente gobernaba el país y no el rey. Era bien conocida su rivalidad con la duquesa de Alba. Parece ser que jugaban cierto papel los celos que la reina sentía por su relación con el pintor Goya. Incluso se llegó a decir que había envenenado a la duquesa. También se comentaba que ninguno de sus hijos era realmente de su marido, el rey…..

María Luisa de Parma por Anton Mengs, ©Wikipedia

Aun cuando Carlos IV no estuviera interesado en la vida política del país y dejara todo en manos de Godoy, hay un hecho que no podemos olvidar, ya que dejó su marca en la historia a través de su interés por las artes. Nombró pintor de la corte a Goya. Gracias a Carlos IV podemos admirar hoy los cuadros de este pintor, que influyó en todo el arte posterior. También fue el rey el que adquirió los Stradivarius que se conservan en el Teatro Real de Madrid.

Una niña poco estudiosa

María Luisa de Parma era la tercera de los hijos del infante Felipe I de Parma , hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio, soberano de Parma desde 1748 y creador de la dinastía Borbón-Parma. Su madre era Luisa Isabel de Francia, hija de Luis XV. Nació en diciembre de 1751.

La familia de Felipe de Borbón por Giuseppe Baldrighi (1757);  vemos a Felipe de Parma con su esposa Luisa Isabel de Francia con sus hijos, el futuro Fernando I de Parma, y María Luisa, futura reina de España. A la derecha de perfil, la gobernanta de los niños, Catherine de Bassecourt-Grigny. ©Wikipedia.

A los pocos meses de su nacimiento, su madre la dejó en Parma para trasladarse a Versalles añorando la vida de grandeza de la corte. María Luisa quedó en manos de su gobernanta, Catherine de Bassecourt-Grigny,  mujer severa y rigurosa. Además informaba al gobierno español de las actividades de los duques de Parma.

Su madre se dedicaba a buscar contactos y posibles alianzas para asegurar el futuro de sus hijos. A partir de los seis años María Luisa ya no la vería más. Su educación estaba entonces en manos del abate Condillac, discípulo de Locke y colaborador de Voltaire, aunque María Luisa no mostró ningún interés por los estudios. En 1759 murió Luisa Isabel de Francia de viruela y su marido, Felipe se quedó completamente perdido sin su guía. A partir de entonces tuvo la suerte de contar con el ministro Dutillot que llevaba los asuntos de estado mientras él podía dedicarse a la caza y a la música.

Un marido fácil

En 1765 se celebró la boda por poderes con el heredero de la corona española, el futuro Carlos IV. A los pocos días de haberse despedido de su padre para partir hacia España, éste murió de viruela. Le sucedió al frente de Parma su hijo, Fernando.

Aunque físicamente no estaba todavía muy desarrollada si llamó la atención su madurez, muy superior a la de su marido, con lo que en la corte ya se empezó a sospechar que las riendas del matrimonio las llevaría ella. Carlos IV fue toda su vida un hombre distraído, bonachón e ingenuo. Tampoco él se sentía atraído por el estudio y prefería dedicarse a la caza, la equitación, la esgrima, la música y practicar el oficio de tornero y metalista.

La vida en la estricta corte y las ausencias de su marido hicieron que María Luisa pronto se aburriera.

Carlos IV por Goya, ©Wikipedia

Un estilo de vida más relajado

En el año 1766 estalló el motín de Esquilache que propició cambios en la forma de gobierno. Fue también un época de importantes cambios urbanísticos. Bien conocida es la fama de Carlos III como el mejor alcalde de Madrid y así la ciudad poco a poco comenzó a dejar de ser un pueblo grande para convertirse en la verdadera capital del reino.

La alta sociedad comenzó a pasear a diario por el Salón del Prado, espacio ajardinado donde era imprescindible dejarse ver. Con el tiempo también se fueron imponiendo unas costumbres más livianas sobre todo en cuanto al galanteo y que tenían su origen en Francia e Italia. Era de buen gusto que las damas tuvieran un caballero que las cortejase estuvieran solteras o casadas. Poco a poco la estricta sociedad madrileña regida por la moral religiosa se iba liberando. No obstante, todas estas diversiones estaban vetadas a la familia real. María Luisa tenía por aquel entonces catorce años. Para divertirse organizaban tertulias o juegos a los que invitaban, sobre todo, a personas jóvenes y divertidas sin tener en cuenta su rango social. En esta época de la adolescencia María Luisa no contaba con el apoyo de las damas de compañía que habían ido falleciendo y el servicio femenino de la corte fue el origen de escándalos y cotilleos.

Carlos III no se fía

En 1771 nació el primer hijo de María LuisaCarlos Clemente. Para conmemorar el nacimiento de su primer nieto, Carlos III decidió crear la Real orden de Carlos III que se otorgaría a personas cuyos méritos hubieran aportado algún beneficio al estado sin que fuera necesario que éstos pertenecieran a la nobleza. Lamentablemente Carlos Clemente murió en 1774. María Luisa tuvo catorce hijos y 10 abortos en veintitrés años.

Viendo el comportamiento de su nuera y la falta de carácter de su hijo, Carlos III cada vez se fiaba menos de ellos. Comenzaron los primeros rumores acerca de galanteos de María Luisa con jóvenes de la nobleza. El rey decidió que se les mantuviera apartados de las cuestiones de estado. Así vivieron una situación parecida a la de Fernando VI y Bárbara de Braganza, aunque por motivos bien diferentes. Lo único que unía a Carlos III con su nuera era su pasión por el arte.

José Moñino y Redondo, Conde de Floridablanca por Pompeo Girolamo Batoni, ©Wikipedia

Floridablanca vs Aranda

En 1777 el puesto de secretario de estado fue ocupado por el conde de Floridablanca, proveniente de la burguesía. Una muestra más del impulso que dió Carlos III a la burguesía para que se incorporase a las funciones de estado. Obviamente esta distinción no cayó bien entre los nobles formándose dos bandos en la corte. El que apoyaba a Floridablanca llamado «partido murciano» porque Floridablanca era un abogado murciano, y el «partido aragonés» que apoyaba al conde de Aranda como referente de la nobleza. Este último bando apoyaba a los príncipes de Asturias contrarios también a Floridablanca.

Pedro Pablo Abarca de Bolea, conde de Aranda por Ramón Bayeu, ©Wikipedia

En 1781 el príncipe Carlos encargó a Aranda que diseñase un hipotético Consejo de Estado preparado para cuando muriera Carlos III. Poco a poco esta trama fue complicándose hasta que llegó a oídos de Floridablanca que desbarató el complot. La mayor parte de las culpas recayeron en María Luisa, algunas injustas probablemente, pero el rey estaba más que enfadado con ella. Unos años más tarde también le llegaron noticias del mal comportamiento de la mujer de su hijo Fernando IV de Nápoles, María Carolina de Austria, hermana de María Antonieta, reina de Francia. Ante tanto descontrol, el rey decidió volver a poner en marcha una serie de normas de la época de Felipe III. Una de ellas prohibía que las mujeres recibieran visitas en sus habitaciones.

María Carolina de Austria por Anton Mengs, ©Wikipedia

Muere el rey y aparece Godoy

En 1788 acontecieron dos hechos clave. Por un lado murieron de viruela tanto el hijo predilecto de Carlos III,el infante Gabriel, la mujer de este y su hijo Carlos.  Tras la muerte de su hijo, Carlos III falleció ese mismo año. Pocos meses antes, María Luisa había conocido a un apuesto guardia de corps, Manuel Godoy.

Después de veintitres años de matrimonio, Carlos IV y María Luisa de Saboya eran, por fin, reyes de España.

Desde el primer momento María Luisa participó en los consejos de ministros. Carlos IV logró restablecer relaciones con su hermano Fernando IV de Parma, rotas por las antiguas desavenencias con su padre.

Fernando IV de Nápoles por Anton Mengs, ©Wikipedia

Revolución francesa y España…..

En 1789 estalló la revolución francesa. Los reyes recibieron cartas de la reina de Francia, María Antonieta para que los salvaran de la guillotina. Los reyes pidieron a Floridablanca que enviara tropas a Francia, pero este se mantuvo alejado del conflicto. Además había impuesto una política de austeridad en MadridMaría Luisa tenía gustos muy caros, pero Floridablanca le negaba el dinero que necesitaba para cubrir sus «gastos».

Manuel Godoy, joven Guardia de Corps (1788), por Francisco Folch de Cardon, ©Wikipedia

En los últimos tiempos, Manuel Godoy había tenido una carrera fulgurante en pocos años. De guardia de corps a miembro del comité secreto de gobierno de la reina y caballero jefe de la orden de Santiago. María Luisa consiguió que se destituyera a Floridablanca, al que no le gustaba Godoy, y en su lugar se nombró al conde de ArandaMaría Luisa quería que Godoy se formase bajo el auspicio de éste. María Luisa tuvo su undécimo hijo, la infanta Isabel de la que el pueblo sospechó siempre que era hija de Godoy. Lo mismo pasó con los siguientes tres hijos de María Luisa. La reina tenía ya casi cuarenta años y tantos embarazos la habían envejecido mucho. Llevaba dentadura postiza aunque seguía comportándose y vistiéndose como una jovencita. Evidentemente todo esto eran rumores. Teniendo en cuenta que la reina no caía muy bien a sus súbditos no es de extrañar que éstos hicieran correr todo tipo de bulos.

Manuel Godoy, príncipe de Bassano (hacia 1816), por José de Madrazo, ©Wikipedia

En 1792 en Francia se proclamó la república. Tampoco esta vez España entró en el litigio. Prusia y Austria habían firmado un pacto para hacer un frente común. María Luisa estaba en contra de este estado de neutralidad y consiguió ese mismo año el nombramiento de Manuel Godoy como primer ministro. Godoy tenía veinticinco años.

Godoy, primer ministro

Ya como primer ministro Godoy intentó negociar con Francia para salvar la vida de Luis XVI, pero no tuvo éxito. Cuando el rey francés murió guillotinado se expulsó de España a todos los ciudadanos franceses y Francia declaró la guerra a España. España firmó un tratado con Inglaterra para luchar contra el enemigo común. En un primer ataque tomaron el puerto de Toulon, pero cuatro meses después Napoleón les obligó a huir.

Aun así Godoy mantuvo el estado de guerra, pero en 1795 se vió obligado a firmar el Tratado de Basilea con Francia para conseguir la paz. Aunque Godoy presentó este acuerdo como un éxito, España tuvo que entregar la isla de Santo Domingo a Francia. Por este acuerdo recibió el título de «Príncipe de la Paz«. Además Godoy actuó de interlocutor entre Napoleón y las monarquías de Portugal, Parma y Nápoles.

En 1796 Godoy se vio obligado por Francia a firmar una alianza hispano-francesa que garantizase la paz entre ambos países. Este tratado escandalizó a las demás monarquías que veían como España apoyaba a la Francia republicana. España tuvo que declarar la guerra a Inglaterra en 1796. Sufrió importantes derrotas en España y las colonias americanas y, evidentemente, la economía del país se resintió.

Celos

Mientras tanto, aparte del supuesto idilio entre María Luisa y Godoy, éste repartía sus favores entre otras damas de la corte lo que provocaba fuertes discusiones entre ambos. Lo que peor llevó María Luisa fue la relación de Godoy con Pepita Tudó. Esta relación duró cuarenta años, aunque la llevaron en secreto.  Se cree que la cara de las ‘majas’ de Goya pertenecen a Pepita Tudó. Sería posible, ya que estos cuadros estuvieron en poder de Godoy. ¿Quién sabe?
María Luisa propuso a Godoy que se casara con María Teresa de Borbón y Vallabriga, prima de Carlos IV e hija del infante Luis. Así Godoy emparentaba con la familia real. El matrimonio fue un desastre. Tuvieron una hija, Carlota Godoy y Borbón que se casaría con el príncipe Camilo Rúspoli.

Retrato de doña Josefa Tudó, Condesa de Castillo Fiel por José de Madrazo, ©Wikipedia

Al ver que Godoy seguía su relación con Pepita Tudó, María Luisa le retiró su confianza y Godoy presentó su dimisión. Se mantuvo alejado de la corte dos años en que estuvo en Granada.

A pesar de este alejamiento Godoy mantuvo contacto epistolar con los reyes. Carlos IV otorgó a sus sobrinos Borbón y Vallabriga honores de infantes y tratamiento de alteza que no tenían por la boda morganática de su padre. María Luisa se preocupaba de la situación desgraciada de su sobrina casada con Godoy y medió más de una vez entre el matrimonio.

María Teresa de Borbón y Vallabriga, condesa de Chinchón por Goya, ©Wikipedia

En 1799 Napoleón se proclamó primer cónsul de Francia. A través de su embajador halagaba a los reyes que estaban contentos con el trato que recibían. María Luisa, siguiendo su costumbre caprichosa, gastó cantidades ingentes de dinero en comprarse ropa siguiendo la moda francesa. En aquel tiempo parece ser que tenía una relación con Manuel Mallo, un venezolano, con el que mantenía acaloradas discusiones.

Ganamos naranjas y perdemos la flota

En 1800 Godoy volvió al poder, incluso apoyado por el propio Napoleón. En 1801 firmaron el Tratado de Madrid por el cual España puso a disposición de Francia su flota naval con vistas a la guerra contra Portugal e Inglaterra. A cambio se ofrecía una repartición del territorio italiano en el que podrían regir el príncipe Luis de Parma y la infanta María Luisa, hija de los reyes. Juan de Braganza, regente portugués y además yerno de los reyes, rechazó el ultimátum español que le pedía abandonase la alianza con InglaterraGodoy atacó Portugal sin apenas derramamiento de sangre. Fue la llamada «guerra de las naranjas» por una rama de naranjo que envió a la reina.

Manuel Godoy retratado como vencedor de la guerra de las Naranjas, por Goya, ©Wikipedia

En 1804 Napoleón se proclamó emperador de Francia. Mientras tanto, en España, el heredero de la corona, el futuro Fernando VII, estaba cada vez más descontento con la situación reinante. Le exasperaba la relación que mantenía su madre con Godoy y alrededor de él se formó una especie de «partido fernandino» que defendía sus intereses y buscaba la caída de Godoy. Este, ante el cariz que estaban tomando las cosas pidió la ayuda de Napoleón. El emperador francés aprovechó la ocasión y obtuvo de España la firma de un tratado que le aseguraba la total disposición de la flota española.

En 1805 se produjo la batalla de Trafalgar entre la flota británica y la franco-española. España perdió casi toda su flota y miles de soldados. El pueblo culpó directamente a Godoy del desastre.

‘Batalla de Trafalgar’ por William Clarkson Stanfield, ©Wikipedia

Golpe de estado de Fernando VII

En 1807 el príncipe de Asturias participó en un complot para derrocar a su padre. Ante el miedo a ser castigado, delató a todos sus compañeros para librarse él. Aun así cada vez había más personas favorables a este príncipe cobarde y resentido.

Ese mismo año se firmó el Tratado de Fontainebleau por el cual España y Francia acordaron la invasión y repartición de Portugal. España permitía la entrada al país de las tropas francesas. Evidentemente Napoleón perseguía la conquista de España y la marcha de los borbones.

Fernando VII como Príncipe de Asturias por Goya, ©Wikipedia

En 1808 se produjo el levantamiento popular en Aranjuez. Se creía que Godoy iba a sacar a la familia real de España y atacaron su palacio. Godoy se escondió aunque finalmente tuvo que salir de su escondite. Carlos IV se vió obligado a firmar su abdicaciónFernando VII entró triunfalmente en Madrid. Había dado su golpe de estado.

‘Napoleón’ por Jacques-Louis David, ©Wikipedia

Un espectáculo bochornoso

María Luisa temía por la vida de Godoy porque sabía que su hijo le odiaba. Pidió ayuda al general Murat que estaba en MadridNapoleón le ordenó que liberase a Godoy y que no reconociera a Fernando como nuevo monarca español. Como quedaba claro que no habría acuerdo entre la famiia, Fernando VII viajó a Bayona invitado por Napoleón. Mientras tanto Godoy era liberado y viajó con Carlos IV y María Luisa también a Bayona. Durante varios días, incluso en presencia de Napoleón, la familia real española discutía sin ponerse de acuerdo.

Estando ellos en Bayona sucedieron en Madrid los terribles acontecimientos del dos de mayo, el levantamiento del pueblo español ante el temor de que se llevasen a los últimos miembros de la familia real. Finalmente Fernando se vió obligado a devolver la corona a sus padres. Por su parte, Carlos IV ya había acordado ceder su corona a Napoleón. Y todo a cambio de un buen lugar en el que vivir y una pensión que les permitiera mantener su estilo de vida.

‘El dos de mayo de 1808’ por Goya, ©Wikipedia

Vida en el exilio

Sin embargo las cosas no serían tan fáciles. La renta prometida disminuyó y además, a los reyes les acompañaban casi doscientas personas que querían instalarse a su alrededor. Carlos IV sufría fuertes ataques de ciática que casi le impedían moverse. Godoy se separó de su mujer y se llevó a Pepita Tudó al exilio.

Se acusó a María Luisa de haberse llevado las joyas de la corona.

La familia real causaba problemas incómodos a Napoleón que decidió que fueran a vivir a Roma, al palacio Borghese. Ahí estuvieron desde 1812 hasta 1814. Vivieron siguiendo el estilo de vida burgués, vistiendo ropas informales, Carlos IV cuidando de su colección de relojes y María Luisa jugando a las cartas. Le acompañaba la hija de Godoy y ahijada suya, Carlota Godoy.

Carlota Godoy por Luis de la Cruz ©Wikipedia

A partir de 1814 cayó la estrella de NapoleónJosé I de España tuvo que abandonar el trono y Fernando VII se convirtió en el peor rey de España. Por su parte sus padres se habían traslado al palacio de Barberini que no reunía las mejores condiciones para un matrimonio que ya sufría los achaques de la edad.

La venganza de Fernando VII

Fernando VII no cejaba en su empeño de amargarle a la vida a su madre y a Godoy. De hecho le pidió al Papa que echase de Roma a Godoy, a su amante y los dos hijos del matrimonio puesto que vivían en pecado. Así consiguió alejar a Godoy de los reyes. Tampoco ayudó económicamente a sus padres que tuvieron que pedir a parientes y préstamos a bancos. Siguió investigando dónde estaban las famosas joyas que se suponía que se había llevado su madre.

María Luisa de Parma a los 38 años por Goya, ©Wikipedia

María Luisa había querido casar a la hija de Godoy con el infante Francisco de Paula, pero Fernando VII impidió este matrimonio.

En 1818 María Luisa se rompió las dos piernas, Godoy contrajo la malaria. Carlos IV decidió irse a Nápoles con su hermano Fernando IV.

Tras su marcha María Luisa enfermó de una pulmonía y murió en enero de 1819 siempre acompañada por Godoy que no la había abandonado ni un minuto. Tenía sesenta y siete años. Sólo diecisiete días después murió Carlos IV de un ataque de gota en Nápoles. Seis meses después sus cuerpos fueron trasladados al Escorial.

Aunque en su testamento María Luisa dejaba su fortuna a Godoy, sus hijos no aceptaron el testamento y sus bienes se repartieron entre ellos.

Fernando VII siguió amargándole la vida a Godoy hasta su muerte en París en 1851.

Fuente: Reinas de España, autora: María José Rubio, La esfera de los libros, 2009.

 

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