Hasta el 12 de enero podemos visitar una interesante y amplia exposición en la sala MAPFRE Recoletos dedicada a ‘Boldini y la pintura española a finales del siglo XIX. El espíritu de una época‘.
La presentación corrió a cargo de Nadia Arroyo Arce, directora de Cultura de Fundación MAPFRE y las dos comisarias de la exposición, Francesca Dini, historiadora del arte y especialista en Boldini y Leyre Bozal Chamorro, conservadora de colecciones de Fundación MAPFRE.
Giovanni Boldini (Ferrara 1842 – Paris 1931), poco conocido hasta ahora en España, es, sin embargo, es uno de los más importantes artistas italianos del siglo XIX. Llegó a Montmartre en 1871 y fue, por tanto, uno de los primeros pintores que se instaló allí. Aunque es coetáno al movimiento impresionista no cambió su forma de pintar, su estilo propio que conservó siempre. Estilo que se basa en el instante, el movimiento en rápidas pinceldas. Destacan sus retratos, donde la importancia radica en el personaje retratado.
Contrario a lo que podría ser un pintor ‘típico’ del siglo XIX, quiso formar su imagen como profesional para poder vivir de la pintura sin ser considerado un ‘artista loco’. En este aspecto coincide con artistas españoles como Fortuny, Madrazo o Sorolla, cuyas obras también veremos en esta exposición. Vivían integrados en la sociedad de su tiempo. Sus obras eran codiciadas por los marchantes de arte y por la burguesía de la época.
Boldini participó en la creación del ‘retrato-icono’ de la Belle Époque convirtiéndose en uno de los retratistas más afamados de su tiempo.
En la exposición podemos relacionar las obras de Boldini con las de otros grandes pintores españoles de la época, mostrando sus influencias recíprocas.
En la muestra se exponen 120 obras divididas en seis apartados.
Boldini en Florencia: la invención del retrato Macchiaiolo (1864-1870): durante estos años en que Boldini estuvo en Florencia coincidió con la alta burguesía y nobleza internacional. En los retratos se da importancia a la naturalidad del modelo que afirma su posición social. Conoció a Cristiano Banti que sería su amigo y mecenas y que era un pintor encuadrado en el grupo de los macchiaioli que perseguían una pintura de ‘lo real’ que diera al modelo grandes cualidades expresivas.
Durante este época Boldini trabaja junto a los macchiaiolo en la renovación del género del retrato.
La primera manera francesa de Boldini (1871-1879): Durante su estancia en París Boldini dejó los retratos de lado para dedicarse a pintar cuadros del gusto de la época. Jardines elegantes, habitaciones lujosas, ambientes exóticos en los que se mueven los personajes de sus cuadros.
En muchos de los casos representados por Berthe, una joven modelo que fue amante de Boldini durante diez años y que llegó a ser un icono de la burguesía francesa mostrando una mezcla de picardía y recato al mismo tiempo. En sus cuadros muestra cuantiosos detalles que nos permiten imaginar la realidad de la vida diaria de esos años.
Ecos de Boldini en la pintura española de fin de siglo: En la segunda mitad del siglo XIX muchos pintores se trasladaron a París para completar su formación y vivir la experiencia parisina artística. Pintaban pequeños cuadros muy apreciados por la burguesía que mostraban escenas costumbristas ambientadas en los siglos XVII y XVIII. Pronto comenzaron a ganar popularidad los paisajes y escenas al aire libre.
Boldini, pintor de la vida moderna (1880-1890): A partir de 1870 Boldini se convertiría en uno de los más afamados pintores. Muestra la ciudad de París, sus calles y plazas, en todo su esplendor, al tiempo que retrata a mujeres de medio cuerpo llenas de color. Todo ello conforma un retrato del París de fin de siglo. Sus pinturas muestran una fuerte relación con los pintores españoles afincados en París. Destacan sus retratos de damas de la burguesía.
Los pintores españoles y el retrato: El espíritu de una época: A finales del siglo XIX el retrato muestra la imagen de la clase social del retratado. Zuloaga y Sorolla se especializaron en retratos ‘elegantes’, siendo junto a otros como Singer Sargent, Whistler, y el mismo Boldini entre otros, los retratistas más destacados de la época. Modernizaron un género que estaba ligado al pasado transmitiendo el espíritu de la época, de una sociedad mundana ya decadente que finalizaría con la Primera Guerra Mundial.
Boldini, retratista de la Belle Époche (1890-1920): En 1897 Boldini viajó a Nueva York siendo ya un maestro del retrato europeo. Pintó numerosos retratos, naturalezas muertas y estudios de manos femeninas. De esta época data su retrato de James Abbott McNeill Whistler.
El horario de la exposición es los lunes de 14:00 a 20:00 horas (entrada gratuita), de martes a sábado de 10:00 a 20:00 horas y domingos y festivos de 11:00 a 19:00 horas. La entrada cuesta €3. Hay visitas guiadas los lunes a las 17:30, de martes a jueves a las 11;30, 12:30 y 17:30 horas (€5).