El ‘Ecce Homo’ de Caravaggio en el Prado

Hasta el 13 de octubre de 2024 se podrá ver esta obra por primera vez. Se la ha ubicado en una sala individual en el edificio Villanueva.

La obra fue pintada por Caravaggio entre 1605 y 1609 y fue parte de la colección privada de Felipe V y es una de las 60 obras conocidas del artista.

La obra

Según el evangelio de San Juan Jesús fue arrestado y torturado por los soldados romanos antes de ser llevado ante Poncio Pilato, gobernador romano de Judea. Este presentó a Jesús ante su residencia llevando una corona de espinas, una caña como cetro y un manto púrpura para ridiculizarlo presentándolo como ‘Ecce homo‘ (‘Aquí está el hombre’).

En el cuadro hay tres personajes. En primer término está Pilatos que mira indeciso directamente al espectador poniendo el destino de Cristo en manos del pueblo que pide su crucifixion. Jesús está en el centro de la obra al que el soldado le está poniendo el manto rojo. Los gestos dramáticos de los personajes son característicos del estilo de Caravaggio.

©Museo del Prado

Sus dueños

No se sabe exactamente para quién y cuándo se realizó la pintura. Se cree con bastante seguridad que apareció por primera vez entre los bienes de Juan de Lezcano, secretario del virrey de Nápoles. En 1657 estaba en manos del conde de Castrillo, al frente de mencionado virreinato entre 1653 y 1659. Apareció en 1666 en el Alcázar siguiendo desde entonces en la colección real. En 1789 se registro en la Casa de Campo. Estuvo en manos de Godoy. Su pinacoteca pasó a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando a principios del siglo XIX. En 1823 la Real Academia la canjeó por una obra de Alonso Cano al político Evaristo Pérez de Castro. El dueño actual la adquirió a los descendientes de este y ha prestado la obra al Museo del Prado durante nueve meses.

El descubrimiento

El cuadro apareció en una subasta de Ansorena en 2021. A raíz de este hecho el Museo del Prado avisó al Ministerio de Cultura de la importancia de la obra. En un principio se atribuyó a un alumno de José de Ribera. Pero su restauración dieron con el verdadero autor.

Su aparición en la subasta ha supuesto uno de los mayores descubrimientos de la historia del arte y ha logrado un consenso en lo que a su autentificación se refiere.

 

 

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