Se ha presentado en el Museo del Prado la exposición ‘Historia de dos pintoras: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana‘. Podrá visitarse hasta el 2 de febrero en el edificio de Jerónimos.
A la presentación acudieron Miguel Falomir, director del Museo del Prado, Marta Rivera de la Cruz, consejera de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid y Leticia Ruiz, jefa del Departamento de Pintura Española hasta 1500 y comisaria de la exposición.
La muestra consta de 65 obras, de ellas 56 pinturas procedentes de más de 20 colecciones europeas y americanas.
Sofonisba Anguissola nació en Cremona en 1535 en el ámbito de una familia noble. Su padre consideró que la formación artística debía formar parte de la educación humanística de sus hijos e hijas. Sofonisba pintó, sobre todo, retratos, tanto de su familia como autorretratos. En estos últimos reflejó el ideal femenino de la época mostrando la discreción, el pudor o la modestia. También realizó bustos o pinturas de media figura consiguiendo fama como dama pintora. Se convirtió en un mito que quisieron imitar otras mujeres.
Realizó muchos retratos de personajes importantes de la época, en su mayoría sedentes. Gracias a su fama de mujer virtuosa y a sus orígenes aristocráticos llegó a la corte de Felipe II como dama de de la reina Isabel de Valois y profesora de dibujo y pintura de la misma. Los cuadros que pintó en la corte de Felipe II no están firmados por ella, ya que no era pintora de corte, sino dama de la reina.
Estos cuadros fueron recompensados con joyas o telas. En aquel momento el pintor más relevante de la corte era Alfonso Sánchez Coello que fijo las pautas a seguir en los retratos cortesanos. Había que enseñar, no sólo el aspecto físico, sino tambien la importancia del personaje y sus virtudes. Sofonisba siguió estás convenciones añadiendo su gusto por el detalle, una perspicaz visión psicológica del retratado y una atmósfera que suavizaba el contorno de las figuras.
Sofonisba realizó pocas obras religiosas y se trata de pinturas pequeñas para ámbitos privados de rezo. Para ello se inspiraba en obras de otros pintores.
Lavinia Fontana nació en Bolonia en 1552. En su autorretrato de 1577 utilizó el modelo de Sofonisba para mostrar su condición de mujer culta y artista. También se inspiró en ella para retratar a personajes ilustres mostrando su autoridad, su prestigio moral o cívico. Lavinia realizó sus obras sobre todo en Bolonia y Roma destacando por la variedad de personajes retratados. Fue una pintora preferida por las mujeres ya que mostraba en sus obras la riqueza del vestuario, la textura de las telas y los encajes y las joyas. También realizó múltiples retratos de los niños de las familias prominentes en obras religiosas destinadas acapillas privadas. Realizó obras religiosas a nivel realmente profesional, tanto obras de pequeño formato sobre cobre, tela o tablas como lienzos de altar.
Fue la primera pintora en realizar composiciones mitológicas, incluso con desnudos femeninos hasta entonces vetados a las mujeres pintoras. A pesar de las rígidas normas de la Contrarreforma hubo incluso personajes ligados al papado que le encargaron obras de este tipo. Sus desnudos presentan detalles más allá de la pintura mitológica del momento, con joyas o velos y transpariencias que refuerzan la sensualidad de los cuerpos mostrando la gran capacidad creadora de Lavinia. Se la puede considerar como la primera pintora a nivel profesional.
Para Miguel Falomir esta exposición demuestra que no todas las mujeres sienten y pintan igual aunque provengan de una misma zona geográfica y sean, incluso, contemporáneas. Ambas entienden la pintura desde puntos de vista distintos.
La comisaria de la exposición, Leticia Ruiz comentó que gracias a pintoras como Anguissola y Fontana se empieza a considerar la pintura hecha por mujeres como algo honorable. Ambas ‘abrieron compuertas’. Evidentemente había más mujeres pintoras, pero muchas escondidas en conventos, pintando en silencio o escondidas tras nombres masculinos. En el siglo XVI hubo un cierto avance en lo que respecta a las actividades permitidas a las mujeres, posteriormente, la Contrarreforma supuso un retroceso. En esta exposición se muestra como las obras de estas dos mujeres son comparables a las de cualquier artista masculino de la época.
Sofonisba Anguissola procede de familia noble, mientras que Lavinia Fontana sigue más un perfil profesional. Ambas se vinculan a través de los autorretratos. En ellos reflejan las virtudes que se presuponen a las mujeres ampliando poco a poco este espectro. En sus primeros autorretratos Lavinia practicamente copia los de Sofonisba (hemos de tener en cuenta que les separan 20 años), para ella era la forma de vincularse a un mito.
La exposición termina con la muestra de varios objetos que muestran la fama que alcanzaron ambas pintoras, como la página del diario de Antonio van Dyck en que relata su visita a Sofonisba ya anciana.
Como es habitual habrá actividades complementarias como son una instalación de María Gimeno, Habitando ausencias, conferencias, jornadas, etc.
El horario de la exposición es de lunes a sábado de 10:00 a 20:00 horas y los domingos de 10:00 a 19:00 horas.