La Princesa de Éboli

Un parche sexy

Ana de Mendoza y de la Cerda, nació en 1540. Era hija única de los condes de Mélito. Sus padres eran Diego Hurtado de Mendoza y Catalina de Silva. Parece ser que sus padres no mantenían buena relación y su padre tampoco tuvo mucho afecto por esta hija.
De hecho, al enviudar bastantes años después, se volvió a casar inmediatamente con el propósito de tener otro heredero, un varón. Sin embargo murió antes de que su segunda mujer diera a luz. No nacería un niño, sino otra hija que, además murió al poco de nacer. Ana de Mendoza vio así asegurada su herencia que habría perdido en caso de tener un hermanastro. Fue un duro golpe para ella ver cómo su padre intentaba desheredarla como fuera.
Parece ser que en su infancia intentó suplir al hijo que su padre habría deseado y participó en muchas actividades masculinas que, además, le gustaban más que aquellas destinadas a las mujeres.
Aún así su madre procuró que aprendiera también a coser y bordar, aparte de saber montar a caballo y ser, sobre todo, gran aficionada a la cetrería.
Se cuenta que de niña sufrió un accidente con una espada, cuya punta se le clavó en el ojo al tropezar. Desde entonces llevaba el parche que tan famosa la hizo en la toda la corte. Para ella el parche era un adorno más y, como tal, lo lucía de distintas maneras incluso como una joya más.
Según algunas malas lenguas no era tuerta, sino bizca y disimulaba este defecto con el parche.

Ruy Gómez de Silva, un buen hombre

Su futuro marido, Ruy Gómez da Silva (1516-1573) era un noble portugués que había venidoRuy Gomez a España acompañando a Isabel de Portugal que se casaría con Carlos I. Así Ruy conoció a Felipe II desde su nacimiento, ya que estaba la servicio de la reina.
En 1548 fue nombrado gentilhombre de Felipe II. El rey quiso que Ruy se casara con una dama de la nobleza y finalmente eligió a Ana de Mendoza para él. Como ella era todavía muy joven siguió en casa de sus padres hasta la consumación del matrimonio que sería en 1557. La pareja se vió poco durante este tiempo, ya que primero Ruy acompañó a Felipe II a Inglaterra para su matrimonio con María Tudor en 1554 y, posteriormente estuvo a su lado cuando se casó con Isabel de Valois en 1559.
Aun así Ana y Ruy tuvieron su primer hijo en 1558. En total nacerían 10 hijos de este matrimonio que, a pesar de la diferencia de edad, parece fue bastante feliz.
Durante el matrimonio de Felipe II con Isabel de Valois, Ana participó mucho en la vida de la corte, ya que la reina y ella se hicieron buenas amigas.
Ruy logró grandes honores durante su época al servicio de la corona. De hecho en 1559 Felipe II nombró al matrimonio Príncipes de Éboli, ciudad de Nápoles. Posteriormente nombraría a Ruy también Duque de Pastrana.
Tras ser hombre de confianza y secretario del rey Felipe II, Ruy pasó a ser primer mayordomo del príncipe Carlos (hijo de Felipe II y su primera mujer María de Portugal). Sin embargo el carácter inestable y violento del príncipe,  como su conspiración contra su padre, hicieron que éste le recluyera en el Castillo de Arévalo. Allí el príncipe se negó a comer y murió totalmente desequilibrado en 1568.
Muerto el príncipe, Ruy pierde su puesto y comienza una época de declive en la que se aleja de la corte. Aunque se llegó a murmurar que Ana tenía una relación amorosa con Felipe II este hecho nunca ha podido ser probado. Además habría coincidido en el tiempo con su matrimonio con Isabel de Valois a la que, al parecer, quiso realmente. Lamentablemente, tras darle dos hijas – Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela, la reina murió en 1568.
Ambas muertes relegaron al matrimonio a un segundo plano. Este es el momento en que entraría en el juego Antonio Pérez.

Pacifistas vs. belicistas

los príncipes de ÉboliDesde hacía tiempo en la Corte había dos facciones, los ‘pacifistas‘ liderados por Ruy y los ‘belicistas‘ liderados por el duque de Alba.
Los Países Bajos se habían sublevado en 1567 contra España que quería anexionarse el país aparte de imponer la religión católica. Ruy proponía una solución basada en el respeto a las leyes y costumbres de cada uno de los reinos. El Duque de Alba era partidario de la solución armada.
Por otro lado, de cara a Inglaterra, el Duque de Alba era partidario de evitar el enfrentamiento, mientras que Ruy apoyaba la guerra. Esta enemistad entre ambos duques parece ser tenía su orígen en la pertenencia a dos linajes de la nobleza que se disputaban el favor de la corona.
El grupo liderado por Ruy contaba con el apoyo de la poderosa familia de su mujer, los Mendoza, además de ser apoyado por una serie de importantes funcionarios entre los que se encontrada Antonio Pérez.

Sublevación de las Alpujarras, Santa Teresa y el Duque de Pastrana

Los moriscos que vivían en Granada fueron obligados a cambiar de costumbres adaptándose a la religión católica. Esto provocó una rebelión.
Juan de AustriaEn 1568 la solución a la sublevación de las Alpujarras, la represión con las armas, fue la preconizada por el Duque de Alba con el apoyo de la Inquisición, aunque el conflicto duraría hasta 1570. Felipe II siguió el consejo del de Alba y envió a su hermanastro, Don Juan de Austria a sofocar la rebelión. Así fueron dispersados los moriscos por España.
Perdido el favor real, aunque Ruy siempre mantuvo una buena relación con el rey, se dedicó a comprar bienes para sus hijos, entre ellos la villa de Pastrana. En 1572 el rey le nombraría Duque de Pastrana, Grande de España. Se ocupó especialmente de esta ciudad, ampliando las zonas cultivables contando para ello con los moriscos, que estaban por España tras la sublevación de las Alpujarras y que se establecieron en esas tierras. Muchos de estos moriscos eran expertos de el trabajo de la seda.
Además fundó dos conventos de las Carmelitas de Santa Teresa de Jesús tras lograr convencer a la Santa, que había tenido algún desencuentro con Ana de Mendoza. De hecho, tras la muerte de Ruy, la princesa de Éboli en un ataque de teatralidad, decidió abandonar las veleidades del mundo e ingresar en uno de estos conventos. Sin embargo pretendía mantener todos sus privilegios, sus doncellas, su poder como cabeza del convento, su horario de visitas, etc. de forma que, al final, las monjas salieron a escondidas del convento abandonándolo.
Ruy murió repentinamente en 1573. En aquel momento la política apoyada por el Duque de Alba en los Países Bajos no conseguía la victoria.

Un póquer de Ases y una reina de corazones

Antonio Pérez, Felipe II, Juan de Escobedo, Juan de Austria y la Princesa de Eboli

Antonio PérezAntonio Pérez, hijo del secretario de Felipe II, Gonzalo Pérez y Juana Escobar, nació en 1534. Tuvo una fuerte educación humanística.
Con el apoyo de su padre y del propio Príncipe de Éboli fue nombrado secretario del rey en 1566. Se rumoreó que era en realidad hijo del príncipe de Éboli, pero no hay pruebas de ello. Lo que si parece cierto es que éste le trató como a un hijo.
Una vez fallecido el príncipe de Éboli, Antonio Pérez se puso al frente de los ‘liberales’ que seguían sus tendencias.
Juan de Austria era hijo natural de Carlos I y Bárbara Blomberg, nació en Alemania hacia 1545 y era, por tanto, hermanastro de Felipe II. Juan de Austria, de niño conocido como Jeromín, se crió en España. Fue reconocido como hijo por su padre y tratado como un hermano por Felipe II.
A su éxito en la solución del problema de las Alpujarras añadiría después su victoria en la Batalla de Lepanto, venciendo a los turcos y obteniendo además un botín de numerosas galeras.
Juan de Austria se convirtió así en un héroe admirado en los territorios de España y su ambición aumentó. Parece ser que pretendía un reino propio, petición que no le fue concedida por su hermano. Quizás Felipe II no confiaba plenamente en la lealtad de su hermanastro o le envidiaba por su fama de héroe. Se cuenta que finalmente una de las aspiraciones de Juan de Austria era la invasión de Inglaterra, casarse con María Estuardo y llegar así a ser rey. Sin embargo, otra vez, Felipe II se negó.
Se cuenta que Antonio Pérez mantenía informado a Felipe II de las intenciones de su hermanastro pero, como es natural, su propia ambición posiblemente influyó en el tipo de información que pasaba. Con posterioridad se nombró a Juan de Escobedo secretario de Juan de Austria. Escobedo pertenecía al grupo de Ruy Gómez y fue recomendado por Antonio Pérez, posiblemente con la intención de que le pasara éste información acerca de Juan de Austria. Pero tras pasar algún tiempo al lado del hermanastro del rey, Juan de Escobedo se puso del lado de éste y se enemistó con Antonio Pérez.
Todavía con el tema de un posible reinado en Inglaterra en mente, Juan de Austria es Juan de Escobedoenviado a pacificar los Países Bajos. Tras una primera victoria, la situación se va complicando. En 1578 Juan de Austria pidió refuerzos al rey de España, pero no llegaton. Además su salud empeoró y fue asesinado su secretario Escobedo.
Se cuenta que Escobedo había venido a Madrid para convencer al rey de que diera su permiso a la boda de Juan de Austria con la María Estuardo. Felipe II receloso de la ambición de su hermanstro y de la influencia que Escobedo tenía sobre éste habría ordenado a Antonio Pérez que eliminase a Escobedo, que murió asesinado en la calle del Camarín de la Almudena. Hoy en día podemos ver una placa conmemorativa en el lugar. Con anterioridad parece que habían intentado envenenarle sin éxito.
Sin embargo parece ser que el motivo de la venida de Escobedo era pedir ayuda para superar la crisis en los Países Bajos y que jamás Juan de Austria pensó en serle desleal a su hermanastro.
Ese mismo año moriría Juan de Austria a consecuencia del tifus. Tras su fallecimiento todos sus documentos pasaron a manos del rey que pudo darse cuenta de la lealtad de su hermanastro y descubrir la trama insidiosa de Antonio Pérez para desprestigiarle ante él.

placa en recuerdo del asesinato de Juan de EscobedoCon esto Pérez ya no era un hombre bien visto por el rey que prefirió alejarle de su lado.
Aunque no hay pruebas de qué sucedió en realidad, se ha mantenido la teoría de la implicación del rey en esta conjura. Con posterioridad el rey haría encarcelar a Antonio Pérez y a la Princesa de Éboli como complices de la conjura, aunque oficialmente los motivos serían otros.
Se cree también que Pérez, en su afán de poder, no sólo intrigaba entre Felipe II y Juan de Austria, sino que vendía secretos de Estado a Flandes, dificultando el éxito de Juan de Austria ll.
A la Princesa de Eboli se la acusó de llevar una vida poco decorosa y no saber administrar sus bienes. Fue encarcelada en varios palacios hasta terminar en el suyo de Pastrana, donde moriría en 1592.
Antonio Pérez fue condenado por tráfico de secretos y encarcelado. Cuenta la leyenda que su esposa, Juana Coello, fue a visitarle a la prisión. Se intercambiaron las ropas y Pérez logró huir a Zaragoza poniéndose bajo la protección del fuero.
casa del Duque de pastrana según el plano de Texeira

Felipe II le acusaría del asesinato de Escobedo, pero por problemas legales de cara a los fueros no podía conseguir el encarcelamiento de Pérez, acudiendo a la Inquisición a la que los fueros no podían oponerse. Tras varios avatares, rebeliones, encarcelamientos, Antonio Pérez se trasladó a Inglaterra desde donde fomentaría la leyenda negra de Felipe II. Murió en 1611 en París.
Es difícil saber a estas alturas la implicación real de la princesa de Éboli en los hechos mencionados. Sí parece cierto que mantuvo una relación amorosa con Antonio Pérez y que entre ambos intrigaban para perseguir sus propios fines de poder. Era una mujer poco común para su época que no quiso quedarse al margen de la vida política y ocuparse sólamente de criar a sus hijos. Adoraba las fiestas, el lujo, sentirse admirada e influir en los demás.
escultura que indica localización restos iglesia Santa MaríaDe estar en una posición privilegiada en la corte en la época de la reina Isabel de Valois, a pasar a un segundo discreto plano no parece que le sentara muy bien. Aunque en un principio su relación con Antonio Pérez se mantenía de forma discreta, después ya se mostraban en público sin tapujos lo que no fue bien visto por la corte.
Podríamos decir que la vida de la princesa de Éboli se divide en dos etapas, en la primera, que corresponde a su matrimonio con Ruy Gómez, posiblemente éste contendría la ambición de su mujer y evitaría males mayores. Ya sin el apoyo y consejo de su marido, comienza una segunda etapa, en la que nada ni nadie la contiene y, además, se une a otro personaje igual de ambicioso que ella, con lo que el final era previsible.
Su influencia y su ambición la llevaron a la perdición. Quizás no estuviese al tanto del plan de Pérez para matar a Escobedo, pero tampoco es descabellado pensar que sí lo sabía. El hecho es que al final murió sola y encerrada en su casa de Pastrana, pasando a ser una leyenda más de la historia de España.
En la reproducción de una parte de uno de los planos de Texeira podemos ver la Iglesia derestos iglesia Santa María Santa María, cuyos pocos restos pueden verse actualmente en la calle de la Almudena, una bocacalle de la calle Mayor, con una escultura que nos indica su ubicación. Detrás de la torre de la iglesia vemos la casa del Duque de Pastrana con un jardín en la parte trasera. En la calle delante de la iglesia es donde moriría asesinado Escobedo.
Los príncipes de Éboli esta ambos están enterrados en la cripta de la Colegiata de Pastrana por intervención de su hijo que sería obispo, fray Pedro González de Mendoza.

 

Fuentes:
Fernández Álvarez, Manuel: La princesa de Éboli. Espasa, 2009
Arteaga, Almudena de: La princesa de Éboli. Ediciones Martínez Roca, 2006

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