María Guerrero

El teatro y la burguesía

El teatro alcanzó en el siglo XIX una de sus máximas épocas de esplendor. Se pasó del teatro de corralas a edificios construídos expresamente para la función teatral. Era un lugar destinado a ofrecer esparcimiento a la burguesía que se lucía en los palcos sin ningún pudor.

Teodora Lamadrid

Grupo de actores con Teodora Lamadrid
Autor: Godínez y Jalón, Enrique,
1854-1858
Museo del Romanticismo

Fotografía: Rafael Castañeda Fotografía

 

La representación teatral se hacía ‘a la italiana‘, es decir, en un escenario o caja con los espectadores sentados delante de la misma.

Los actores eran ya considerados unos profesionales. Se desarrollo la escenografía gracias al concepto de ‘caja’ que permitía cambios de decorados. La burguesía exigía ya obras con escenografías más complejas que satisfacieran sus deseos. Esto se refiere no sólo al teatro como tal, sino también a la zarzuela o la ópera. Lo que más gustaba era el drama romántico, la gran comedia, el drama burgués y la zarzuela.

Un importante avance fue la luz de gas que permitía dejar toda la sala a oscuras concentrando la luz en el escenario. Esto no fue del gusto de todos, puesto que las damas, luciendo sus mejores galas, no podían enseñarlas en la oscuridad.

El teatro era el lugar de reunión de los burgueses y la arquitectura de los mismos facilitaba estos quehaceres. Un amplio foyer, los palcos o los pasillos eran lugares de encuentro.

El teatro apasionaba. Y apasionaban los actores. La obras cambiaban con frecuencia y nadie se perdía las nuevas funciones que después había que comentar en las tertulias decidiéndo qué actriz o actor era el mejor en cada momento.

En aquel ambiente teatral, tanto dentro como fuera del teatro, una mujer dejaría su huellas en la escena española: María Guerrero.

María Guerrero y ‘el padre de la artista’

María Ana de Jesús Guerrero y Torija nació en Madrid el 17 de abril de 1867 en la calle del Caballero de Gracia, 23 duplicado. El edificio ya no existe ya que fue derribado para construir la Gran Vía.

Teodora Lamadrid en Adriana Lecouvreur por Manuel Cabral y Aguado Bejarano, 1853
Museo del Romanticismo

Fotografía: Rafael Castañeda Fotografía

 

Su padre, Ramón Guerrero, era ebanista decorador. Provenía de una acomodada familia granadina, pero su abuelo se había alistado en el ejército carlista abandonando a la familia, por lo que hubo que buscar rápidamente un trabajo. Ramón Guerrero se marchó a Francia donde destacó por su habilidad y rapidez trabajando en las casas más importantes de París. Fue protegido de Napoleón III y la emperatriz Eugenia de Montijo.

Regresó a Madrid donde se casó con Casilda Torija, famosa por su belleza. Tuvieron tres hijos, María, Ramón y Ana.

María fue al colegio de San Luis de los Franceses en la calle de las Tres Cruces. Aprendió a leer antes en francés que en español. Le gustaba tocar el arpa. Era muy aficionada a la lectura y a los estudios. No sólo dominaba ya el francés sino que se puso a estudiar el alemán.

Con el tiempo la familia se trasladó a la calle del Clavel, 21, donde Ramón Guerrero alquiló todo el edificio. En la planta baja instaló su taller y tenía una amplia vivienda. La parte alta la distribuyó en estudios donde se instalaron artistas como Emilio Sala, Antonio Gomar y Gomar o Raimundo de Madrazo o científicos como Luis Simarro.

En 1879 Ramón Guerrero restauró junto a Emilio Sala y Antonio Gomar, el café de Fornos, el más lujoso de Madrid. Después llevó a cabo la restauración del café La Iberia en la Carrera de San Jerónimo famoso por haber sido lugar de reunión de los progresistas. Guerrero además surtía a los más importantes teatros de Madrid de muebles y atrezzo. Esto facilitó que María viese ya desde jovencita a los mejores actores y se despertara su pasión por el teatro. Así Ramón Guerrero llevó a su hija a estudiar con la famosa actriz Teodora Lamadrid que se percató enseguida de las habilidades de la joven. Mientras daba clases particulares con ella, asistió también a clases en el Conservatorio.

José Zorrilla

José Zorrilla por Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina, 1900
Museo del Romanticismo

Fotografía: Rafael Castañeda Fotorafía

 

A través de la intervención de Teodora Lamadrid, el más prestigioso director del momento, Emilio Mario, incluyó a María Guerrero en la lista de la compañía que iba a inaugurar el teatro de la Princesa en 1885.

Teatro de la Princesa

El teatro de la Princesa (hoy María Guerrero) fue construído por el arquitecto Agustín Ortiz de Villajos y era de la Duquesa de Medina de las Torres y el Marqués de Monasterio. Su nombre era un homenaje a la Princesa de Asturias, María de las Mercedes, primera hija de Alfonso XII y la reina María Cristina. Iba a ser el lugar predilecto de la aristocracia madrileña. Por ello se eligió a Emilio Mario como director, puesto que había cosechado grandes éxitos en el teatro de la Comedia inaugurado también por él diez años antes. Como anécdota podemos contar que en una de las funciones dirigidas por él, la comida que se servía durante una obra era traída directamente de Lhardy. Real como la vida misma.

La inauguración del teatro de la Princesa tuvo lugar el 15 de octubre de 1885 con la función ‘Muérete y verás…’ de Bretón de los Herreros y el sainete ‘El corral de las comedias‘ de Tomás Luceño. Alfonso XII ya se encontraba muy enfermo en aquel momento por lo que ni él ni la reina acudieron al estreno. Sí asistieron la reina madre, Isabel II, y las infantas Isabel y Eulalia.

Pocos días después, el 28 de octubre, Emilio Mario quiso darle la primera oportunidad a María Guerrero y le dió el papel de Gabriela en la obra ‘Sin familia‘ de Miguel Echegaray.

En un primer momento la crítica vió en María Guerrero a una joven guapa y atractiva, con una buena voz y que debía buscar su futuro en obras donde pudiera lucir su gracejo cantando cuplés. De hecho, su primera aparición fue un gran éxito.

María Guerrero por Emilio Sala

María Guerrero a los diez años por Emilio Sala

Fotografía: Wikipedia

 

A pesar de que tanto su padre como su profesora, Teodora Lamadrid, opinaban que estaba destinada a otro tipo de teatro, la propia María Guerrero decidió seguir durante algún tiempo en este estilo, posiblemente porque no le costaba ningún esfuerzo.

La temporada se estropea

Las siguientes obras que se ofrecieron a ritmo semanal en la Princesa no lograron cautivar al público. Además la muerte de Alfonso XII hizo que los teatros se vieran vacíos puesto que la Corte estaba de luto.

A pesar de todo María Guerrero siguió haciendo pequeños papeles y parecía destinada a especializarse en la zarzuela. Ganaba entonces dos duros diarios. Pero el exceso de trabajo hizo que enfermara y su padre la apartó momentáneamente del teatro, por lo que no salió a provincias con la compañia de Emilio Mario.

Unas buenas inversiones y temporada de descanso

Ramón Guerrero compró algunos terrenos al actor Francisco Arderíus. Estaban ubicados en lo que son hoy las calles de Zurbano y Almagro, aunque por aquel entonces eran zonas despobladas. Posteriormente las vendería ganando considerablemente con estas transacciones.

Entre los años 1886 y 1889 María Guerrero no trabajó en ninguna obra, que se sepa. Parece ser que dedicó estos años a seguir formándose. No volvió a reaparecer hasta la temporada 1889/1890, esta vez en el teatro de la Comedia como dama joven. Es descrita como equilibrada, reflexiva y de una férrea voluntad.

El mayor éxito de la temporada lo consiguió con un vodevil, ‘Mam’zelle Nitouche‘ de Meilhac y Millaud, que se estrenó el 20 de marzo de 1890.

José Echegaray

José Echegaray por Antonio Sala
Real Academia de Ciencias

Fotografía: Rafael Castañeda Fotografía

 

José Echegaray

En marzo de 1890 María Guerrero interpretó el papel de doña Mariquita en ‘La comedia nueva‘ de Moratín. José Echegaray no solía asistir a las funciones del teatro de la Comedia, pero aquél día hizo una excepción y quedó muy impresionado por la actriz. Echegaray ya tenía cerca de 60 años en aquel entonces. Fue a felicitar a María y desde aquel momento se inició una amistad que duró hasta la muerte del escritor.

Etapa de formación (1890 – 1894)

Teatro Español

En el verano de 1890 María Guerrero dejó la compañía de Emilio Mario y pasó a formar como primera actriz de la compañía de Ricardo Calvo y Donato Jiménez en el Teatro Español. El 25 de octubre apareció por primera vez en su nuevo teatro con la obra ‘El vergonzoso en palacio‘ de Tirso de Molina. Fue su primer gran triunfo. Sin embargo, sólo una semana después, llegaría otro más importante todavía. Representó el papel de Doña Inés en la obra ‘Don Juan Tenorio‘ de José Zorilla. Al finalizar la obra tanto la actriz como el autor tuvieron que saludar al público y José Zorrilla abrazó y besó a María Guerrero. Fue su consagracción. La crítica la comparó con grandes actrices ya desaparecidas de la escena.

Siguieron otras obras con mayor o menor suerte. De hecho, cualquier fracaso pesaba en el ánimo de María Guerrero que seguía buscando afianzarse en la escena española.

Vuelve Echegaray

Echegaray pensó en un primer momento que María Guerrero era apta, sobre todo, para papeles de joven dama, sin aportaciones dramáticas.

Emilio Mario

Emilio Mario, 1868

Fotografía: Wikipedia

Era conocido Echegaray por escribir sus obras pensando en los actores que habrían de interpretar los diferentes papeles. Así escribió ‘Un crítico incipiente‘ para la actriz que fue un éxito, pero María quería interpetar ya obras de más calado.

Tras la temporada madrileña María Guerrero partió con la compañía a provincias, siempre acompañada por su padre. Parece ser que por algún problema de éste con Donato Jiménez, estando en Barcelona la actriz abandonó la compañía. Inmediatamente padre e hija se trasladaron a París para que María completara su formación. Allí recibió clases de Constant Coquelin y parece ser, aunque no está confirmado, de Sarah Bernhardt.

Vuelta al teatro de la Comedia

En 1892 María Guerrero, contando con varias proposiciones, decidió volver junto a su primer director al teatro de la Comedia. Sin embargo el rápido éxito obtenido en el Español no se iba a repetir, de momento. El público sospechaba de su viaje a París, corrían rumores, su rápido ascenso provocó muchas envidias y que José Echegaray la protegiera fueron puntos negativos en su carrera.

Al poco tiempo de comenzar la temporada como primera actriz en la Comedia, María Guerrero entró en contacto con tres personas que serían definitivas en su vida. Por un lado conoció a Fernando Díaz de Mendoza, el periodista y escritor José Feliu y Codina y Benito Pérez Galdós. Unía así lo que sería el nuevo teatro con el antiguo representado por sus mentores Echegaray, Lamadrid y Mario.

Pérez Galdós había comenzado a teatralizar sus obras comenzando por ‘Realidad’ que fue un gran éxito tanto para él como para la Guerrero y que se estrenó el 15 de marzo de 1892 .

Amores

Se llegó a rumorear que José Echegaray y María Guerrero eran más que amigos. Nunca lo sabremos, pero por su actividad sí parece claro que ella anteponía su trabajo como actriz a cualquier amorío.

Fernando Díaz de Mendoza

Fernando Díaz de Mendoza

Fotografía: Wikipedia

Tuvo muchos pretendientes, pero ninguno le llamó la atención. De cara a Echegaray no es dificil imaginar al maduro escritor prendado de una jovencita. De hecho escribió varias obras en las que trató el tema del enamoramiento de un ‘viejo’ por una chica joven como en ‘Sic vos non vobis‘ que se estrenó el 6 de abril de 1892.

Fernando Díaz de Mendoza

Fernando Díaz de Mendoza Aguado Uribe y Flórez nació en Murcia el 7 de junio de 1862. Era heredero de los títulos de Conde de Lalaing, Conde de Balazote y Marqués de Fontanar. Tenía un hermano mayor, Mariano, que fue también actor como él.

En su juventud Fernando Díaz de Mendoza viajó mucho y llegó a ser agregado de embajada aunque lo que realmente le gustaba era la diversión y con el tiempo se gastó toda su fortuna.

En 1886, en la casa de la Duquesa viuda de la Torre, se realizaban pequeñas funciones de salón. Actuaba en ellas la hija de la duquesa, Ventura Serrano Domínguez. Fernando Díaz de Mendoza acudía y participaba en estas funciones mostrando su afición por el teatro. Con el tiempo se casó con Ventura Serrano, pero ésta falleció pronto, dejándole viudo con un hijo y arruinado.

Mariana

El gran éxito de María Guerrero iba a ser la obra ‘Mariana‘ de Echegaray que se estrenó el 5 de diciembre de 1892.

Benito Pérez Galdos, 1890

Fotografía: Wikipedia

La obra recibió el premio Cortina de la Academia Española. Fue también la primera obra en que María Guerrero y Fernado Díaz de Mendoza actuaron juntos, siendo él todavía actor aficionado. Los críticos destacaron el buenhacer de María Guerrero, su intensa interpretación llena de matices. Un detalle innovador fue, por otro lado, el vestuario de la obra. La actriz llevó cinco trajes diferentes lo que llamó muchísimo la atención del público.

Varios estrenos de gran éxito hicieron que en el año 1893 María Guerrero fuera ya la primera actriz absoluta de las tablas españolas. Entre otras obras estrenó ‘La loca de la casa‘ de Galdós y ‘La Dolores‘ de Feliu y Codina que posteriormente vería también su versión en zarzuela. Presentando las obras de Echegaray, María mantenía la tradición teatral, con Galdós contribuyó a renovar la escena y con Feliu y Codina se acercó al teatro popular.

En 1984 estrenó ‘La de San Quintín’ primera obra de Galdós pensada directamente para el teatro. Como anécdota podemos decir que para la decoración del primer y tercer acto el propio Galdós trajo tres marinas pintadas por él. La obra estuvo en cartel 50 días.

Etapa clásica (1895 – 1900)

Obras en el Español y en la Princesa

El teatro Español fue clausurado por ruinoso en plena temporada del año 1887 por el Ayuntamiento. Al año siguiente se permitió su reapertura con unos pequeños cambios realizados por el arquitecto Mariano Monasterio. Pero el local no tenía las mínimas condiciones y las temporadas teatrales resultaban un fracaso.

En 1894 el teatro volvió a salir a concurso. Era alcalde de Madrid por aquel entonces el Conde de Romanones.

María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza hacia 1896

Fotografía: Wikipedia

María Guerrero había terminado tres temporadas en la Comedia de gran éxito y decidió pasar a otro nivel solicitando el teatro. Le fue concedido para 10 temporadas. Lo primero era arreglar el teatro y Ramón Guerrero tuvo que deshacerse de sus propiedades en el paseo del Obelisco para hacer frente a los gastos de renovación.

Mientras vigilaban las obras del teatro, María y su padre confeccionaron al mismo tiempo el nuevo elenco de la compañía. Contaron para ello con Ricardo Calvo, primer actor y director artístico. Para los papeles de galán joven se eligió a Fernando Díaz de Mendoza.

Como el teatro no estaba terminado y para no perder tiempo, Ramón Guerrero alquiló el teatro de la Princesa y en éste empezaron las funciones de la compañía.

Para que nos hagamos una idea de lo que era el teatro en aquel momento en Madrid: en el teatro de la Princesa María Guerrero y Ricardo Calvo representaban ‘Don Juan Tenorio‘, la misma obra estaba en cartel en el teatro de la Comedia con Carmen Cobeña y Emilio Thuillier y en el Novedades con Julia Cirera y José González. Es fácil imaginar la rivalidad que habría entre las diferentes compañias para ser los preferidos del público.

En noviembre de 1894 María Guerrero estrenó ‘María Rosa‘ de Angel Guimerá, escrita en catalán y traducida por José Echegaray. En la obra Fernando Díaz de Mendoza hacía el papel de un jornalero lo que provocó gran curiosidad entre lo más granado de la sociedad madrileña, ya que – no lo olvidemos – él era también Marqués de Fontanar entre otros títulos. Fue un grandísimo éxito.

Por fin en el Español

Una vez terminadas las obras después de Navidad, el teatro pudo reabrir sus puertas. La reforma había sido total.

María Guerrero y fernando Díaz de Mendoza

María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza en ‘La malquerida’ de Benavente

Fotografía: Wikipedia

Había ahora cómodas butacas de cuero, el vestíbulo y la sala estaban iluminados, también se renovaron los camerinos de los actores. Las obras costaron 150.000 pesetas.

La inauguración tuvo lugar el 12 de enero de 1895 con ‘El desdén con el desdén‘ de Moreto y ‘El Retablo de las maravillas‘ de Cervantes. El éxito fue total. El periodista Mariano de Cavia le dió entonces a María Guerrero el sobrenombre de ‘María la Brava‘ y dijo de ella: ‘Llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las actrices y bendito es el fruto de tu padre, Ramón…’.

Poco tiempo después, María Guerrero cayó enferma. Pero había otro problema mayor. Las obras habían sido tan caras que o el próximo estreno era un éxito o iban a tener problemas económicos.

Dudaron entre dos obras de Echegaray, ‘El estigma’ o ‘Mancha que limpia‘. María Guerrero se decidió por esta última. Los principales intérpretes eran María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza. Llevaban estos ya tres meses de convivencia teatral y sus relaciones amorosas en el escenario habían pasado a su vida real. Para ella sería un primer amor, para él el final de su vida llena de amoríos.

Desde un principio María Guerrero quiso dedicar determinados días de la semana a la representación de los clásicos, así los lunes y viernes clásicos eran visitados por muchísimo público.

María Guerrero

María Guerrero en ‘La flor de la vida’ de los hermanos Alvarez Quintero

Fotografía: Wikipedia

Sin embargo parece ser que muchas asistentes se preocupaban más del vestuario de la actriz que de las obras representadas.

El 20 de marzo de 1895, queriendo llevar también a los autores actuales a los escenarios, María Guerrero estrenó ‘Teresa‘ de Clarín que resultó un sonado fracaso. Tan sonado que el autor no volvió a repetir la experiencia.

En octubre vino a Madrid Sarah Bernhardt que representó varias obras de su repertorio. Era una de las actrices predilectas de la Guerrero que la invitó a hacer una gala benéfica en el teatro Español con las dos compañías. Actuó junto a ella en la escena final de ‘La Esfinge‘ de Octavio Feuillet en francés. Por su parte cada una interpretó una obra, ‘La dama boba‘ de Lope de Vega la compañía de María Guerrero y ‘Jean Marie‘ de André Theuriet la compañía francesa. Al final el telón se levantó unas veinte veces y Sarah Bernhardt abrazó y besó a María Guerrero.

Matrimonio de actores

No queriendo retrasar su relación, María Guerrro y Fernando Díaz de Mendoza se casaron el 10 de enero de 1896 en la iglesia de Santa María, parroquia que correspondía a la novia por vivir entonces en la calle Mayor esquina a Bailén. Ella llevaban un sencillo traje sastre y un elegante sombrero, él americana y capa. De la iglesia fueron directamente al teatro a seguir ensayando. No hubo ni banquete, ni fiesta, ni viaje de novios.

Poco tiempo después, en abril, moría la mentora de María Guerrero, Teodora Lamadrid.

hermanos Alvarez Quintero

Serafín y Joaquín Alvarez Quintero

Fotografía: Wikipedia

María estaba entonces en provincias realizando la gira habitual con su compañía.

En abril de 1897 María tuvo su primer hijo, Luis Fernando. Al mes ya estaba otra vez en el escenario. Era hora de la gira habitual, pero esta vez no iba a ser por España, María Guerrero se fue a la República Argentina para trabajar en el teatro Odeón de Buenos Aires. Obtuvo un gran éxito no sólo personal sino también económico. Con el tiempo el matrimonio y su compañía trabajaron casi tanto en América como en España.

En la nueva temporada del teatro Español María Guerrero estrenó ‘Cleopatra‘, un arreglo de ‘Antonio y Cleopatra’ de Shakespeare realizado por Eugenio Sellés. Fue la única vez que interpretó al autor inglés.

A partir de este momento el matrimonio Guerrero-Díaz de Mendoza tomó las riendas totales de la compañía considerándose capacitados para dirigir su teatro sin ayudas externas.

En 1898 nació el segundo hijo del matrimonio, Carlos Fernando y por primera vez fueron con su compañía a Francia. Se presentaron en el teatro de la Renaissance de París con ‘La dama boba‘ de Lope de Vega. Durante la Exposición Universal de 1900 actuaron en ese mismo teatro y en el Athénée aparte de ir también a Bruselas, Milán y Roma.

Pérdida del Español

En la temporada 1899-1900 la compañía de María Guerrero se encontraba en Latinoamérica de gira y no pudo volver a Madrid con el tiempo suficiente. Al estar obligada a ello por la concesión, el Ayuntamiento no quiso aceptar las soluciones que le proponía Ramón Guerrero y se incautó del teatro. Acabó así el prestigio que había ganado el local durante las temporadas en que estuvo en manos de María Guerrero.

Al regresar a España, el Ayuntamiento le dejó otra vez el teatro hasta enero de 1901.

Fernando Díaz de Mendoza y María Guerrero

Fernando Díaz de Mendoza y María Guerrero en ‘La flor de la vida’ de los hermanos Alvarez Quintero

Fotografía: Wikipedia

Presentaron ‘El loco Dios‘ de Echegaray que ya no sólo escribía para la Guerrero, sino también reservaba importantes papeles para Fernando Díaz de Mendoza que se estaba convirtiendo en una primera figura de la escena.

A finales del siglo XIX se hablaba de la decadencia del teatro español. Sin embargo había signos de renovación con Galdós (drama moderno), Benavente (buscando nuevas formas teatrales) y los hermanos Alvarez Quintero (comedia clásica renovada). Comenzaba también Carlos Arniches y Echegaray mantenía el espíritu clásico. En general la Zarzuela no gustaba.

En cuanto a los actores, con María Guerrero en primer término, contaba también con nombres como María Tubau, Carmen Cobeña, Rosario Pino, Antonio Vico, Díaz de Mendoza, Thuillier o Ricardo Calvo.

Política y teatro

Cuando María Guerrero dejó el teatro Español al terminar la temporada, se representó en el mismo la obra ‘Electra‘ de Pérez Galdós bajo dirección de Federico Balart e interpretada por Matilde Moreno y Francisco Fuentes. Fue un éxito sin precedentes y, de hecho, se formaron compañías para llevar la obra por provincias. Sin embargo el éxito no se debió sólo a la obra en sí, sino al carácter político que quiso dársele. La izquierda estaba en contra del matrimonio de la infanta Mercedes con Carlos de Borbón – Dos Sicilias, príncipe de la Casa de Caserta. Así las palabras de la obra se interpretaron como convenía a la propaganda. La obra formó parte de una campaña de agitación que incluso provocó el estado de guerra en Madrid a los pocos días de su estreno.

Siguió la temporada, pero no había forma de lograr el éxito. Quedaba claro que sin María Guerrero el teatro Español no mantendría su puesto de honor.

Etapa de renovación (1901 – 1908)

María Guerrero regresó al Español en 1902 y durante las temporadas hasta 1909 presentó obras de los mejores autores del momento.

María Guerrero

María Guerrero en ‘La dama boba’ por Joaquín Sorolla, 1906

Fotografía: Wikipedia

Sus viajes por el extranjero le habían abierto la visión hacia nuevas formas de teatro y quiso aportar su talento para la renovación del teatro.

En 1904 José de Echegaray obtuvo el premio Nobel de Literatura. Recibió un homenaje que duró tres días, del 18 al 20 de marzo. No volvió a escribir, al parecer, porque una vez obtenido el premio no quería exponerse a la crítica.

Tras el homenaje a Echegaray siguieron las celebraciones. Esta vez por el tricentenario de ‘Don Quijote‘.

María Guerrero y Díaz de Menoza vivían entonces en la calle Zurbano 42. Echegaray se hizo una casa al lado. Consideraba al matrimonio de actores como si fueran de su propia familia.

En cuanto a las puestas en escena, María Guerrero gustaba de presentar las obras con todo lujo de detalles, preciosos muebles, tapices, obras de arte y un espléndido vestuario. Para ello acudían no sólo a las tiendas del Rastro en busca de mobiliario, sino que sus amistades más aristocráticas les cedían aquello que necesitasen de sus propias casas. Fueron además temporadas con representaciones muy variadas.

En 1906 María Guerrero estrenó la obra ‘Verdad‘ de Emilia Pardo Bazán que fue un fracaso completo. Y eso que la obra había despertado mucha expectación porque la Academia Española se había negado a admitir a la Pardo Bazán en su seno por el mero hecho de ser mujer, lo que hizo que muchos quisieran conocer sus méritos y otros estuvieran dispuestos a negarlos desde un principio.

Una vida de lujo

Aunque prácticamente gastaban todo lo que tenían en el teatro, el matrimonio de actores ampoco se privaba de nada.

María Guerrero

María Guerrero en ‘Doña María la Brava’ de Eduardo Marquina, 1909

Fotografía: Wikipedia

En su casa de la calle Zurbano, en el garaje, tenían tres coches: un 75 Charron, un 20-30 Renault y un Columbia eléctrico. Contaban con una servidumbre de más de doce personas. Tenían una instritutriz inglesa para sus hijos. María Guerrero tenía una doncella alemana que la acompañaba al teatro, otra para las labores de la casa, una cocinera, una pinche, una criada, antigua nodriza de los niños, una irlandesa que había criado al hijo mayor de Díaz de Mendoza, un ayuda de cámara, un lacayo, un mozo de comedor, un portero de librea y dos mecánicos.

El edificio tenía tres plantas con un gran salón, biblioteca y una galería en la planta baja. Arriba estaban los dormitorios y algunos pequeños salones.

En cuanto a su estilo de vida, tampoco podían disfrutar demasiado de todo lo que tenían. Fernando Díaz de Mendoza se solía levantar a las nueve de la mañana, trabajaba con su secretario hasta las once, hora en que almorzaba.

María Guerrero solía despachar asuntos relacionados con el teatro desde la cama en la que almorzaba. Después ambos iban en coche al teatro. Fernando algunos días iba al Conservatorio donde tenía una cátedra de declamación.

En el teatro ensayaban hasta las seis de la tarde. Regresaban a casa para la comida. Volvían inmediatamente al teatro para la representación. Después solía haber tertulia o se ensayaba la nueva obra. El matrimonio volvía a su casa ya de madrugada donde seguían ensayando sus papeles hasta las tres o cuatro de la mañana.

En cuanto a las comidas solían ser bastante frugales ya que querían evitar el sobrepeso característico de los actores por su horarios sin normas. No desayunaban. Almorzaban un plato generalmente de ave y para comer tomaban dos platos. A la vuelta del teatro, si tenían hambre, tomaban un vaso de vino dulce. Por lo demás, ni alcohol, ni golosinas.

Se comentaba que María Guerrero era muy autoritaria en los ensayos y dominante con los demás actores lo que le traía no pocos disgustos.

Etapa poética y de sucesión (1909 – 1928)

Teatro de la Princesa

Aunque no había vuelto a tener grandes problemas con el Ayuntamiento, María Guerrero no se sentía cómoda en el Español.

María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza

María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza hacia 1920

Fotografía: Wikipedia

Encontraba limitaba su libertad a la hora de escoger el repertorio y también en cuanto a sus campañas por provincias o el extranjero.

Había llegado el momento de dar un paso más. Gracias a los beneficios obtenidos de sus giras por Latinoamérica pudieron comprar el teatro de la Princesa en 1909.

Durante sus temporadas en el teatro de la Princesa mostró su gusto por el resurgimiento poético que nació en contra de las corrientes anteriores de las escuelas naturalistas, más prosaicas. Además tanto María Guerrero como su marido quisieron preparar a sus hijos para que fueran dignos sucesores en el ámbito teatral.

Para el estreno de la temporada en el nuevo teatro, ya de su propiedad, eligieron ‘Doña María la Brava‘ de Enrique Marquina. María Guerrero volvía así al teatro en que había hecho sus primeras interpretaciones 24 años antes.

Los dos éxitos más importantes de esta etapa poética fueron, sin embargo, dos obras en prosa, ‘Malvaloca‘ de los hermanos Alvarez Quintero y ‘La Malquerida‘ de Benavente.

Coincide esta época con lo que pareció fue una relación amorosa de Fernando Díaz de Mendoza con la actriz Catalina Bárcena que tuvo un hijo con él.

Durante sus campañas en América, la compañía solía representar las mismas obras que habia estrenado en Madrid. A veces era justo al revés, estrenaban la obra en América y después la representaban aquí. Durante sus giras no dejaban de aprovechar el tiempo también para algún descanso o contactar con artistas de otros países, sobre todo franceses. Fueron los primeros artistas extranjeros que trabajaron en el teatro francés representando obras en español. Para entonces María Guerrero contaban con dos espléndidas alumnas, María Fernanda Ladrón de Guevara y Carmen Ruiz Moragas.

Mientras que el teatro Español volvió a la decadencia anterior a su etapa Guerrero, el teatro de la Princesa se convirtió en el centro de reunión de la sociedad madrileña.

María Guerrero

María Guerrero, 1927

Fotografía: Wikipedia

Contaba con calefacción y mullidas alfombras, un saloncito de damasco rojo con muebles dorados dándole aires de salón aristocrático. Entre los asiduos estaban Marquina, Benavente, los Alvarez Quintero, Valle Inclán y, de vez en cuando, Echegaray y Pérez Galdós.

En 1914, cuando estalló la Guerra Mundial, el matrimonio se encontraba de gira en América. Los bancos paralizaron sus operaciones y pasaron dificultades económicas, aunque consiguieron hacer más de cien representaciones y que la guerra no afectara a la compañía. Al regresar a Madrid hubo de retrasar el estreno previsto ya que las maletas con el vestuario llegó después de lo planeado.

Los hijos

El hijo mayor de Fernando Díaz de Mendoza, de su primer matrimonio, se inclinó primero por la carrera militar. Después fue profesor en una academia oficial de idiomas y llegó a ser catedrático de Lengua Inglesa en la Escuela de Comercio de Sevilla. Los dos menores, Fernando y Carlos, se dedicaron también al teatro. El primero prefería los papeles dramáticos, el segundo los cómicos.

Fernando Diaz de Mendoza y Guerrero hizo su aparición en escena en Murcia con la obra ‘La leona de Castilla‘ de Francisco Villaespesa en 1915. A partir de ese momento Fernando colaboró en las obras de sus padres. Se estaba creando la familia de actores.

Durante su gira americana, en 1916, Carlos Díaz de Mendoza y Guerrero , el segundo hijo empezó a trabajar en el teatro.

Pronto se les unió María Guerrero López, hija del hermano de María Guerrero y Soledad López. Con el tiempo se casaría con su primo Fernando.

Luis Fernando Díaz de Mendoza y María Guerrero López

Fernando Díaz de Mendoza y Guerrero con María Guerrero López, su segundo mujer

Fotografía: Wikipedia

 

En septiembre de 1916 murió José Echegaray. María Guerrero lamentó mucho no poder acudir a su entierro, pero estaba de gira en Argentina. Durante la temporada 1916-1917 la compañía Guerrero-Mendoza no actuó en Madrid. Cedieron el teatro de la Princesa para que se presentase en la Corte la actriz catalana Margarita Xirgu. Entre las obras que representó estaba ‘Marianela‘ basada en la obra de Galdós y adaptada para el teatro por lo Alvarez Quintero. Provocó un pequeño escándalo, ya que la Xirgú salía a la escena ‘completamente descalza’.

Vivienda en el teatro

Al regresar de la gira, María Guerrero decidió trasladar su vivienda al teatro de la Princesa. El hotelito de la calle Zurbano, vecino al del pintor Sorolla, fue adquirido por el Marqués de Castelar. Siguiendo los planos realizados por la propia María Guerrero la parte superior del teatro, almacenes y desvanes, se convirtieron en su nueva vivienda. Se instaló un ascensor revestido de damasco rojo. Las habitaciones estaban decoradas con cuadros, tapices, alfombras, etc. María Guerrero tenía ya cincuenta años y llevaba prácticamente treinta como primera figura de la escena española. Pero el mundo estaba cambiando. Por un lado los efectos de la Guerra Mundial, por el otro el éxito cada vez mayor del cinematógrafo, estaba afectando profundamente al teatro.

A pesar de que un teatro más frívolo estaba llegando a los escenarios, María Guerrero mantuvo su empeño en defender el teatro español.

Carlos Díaz de Mendoza y Guerrero

Carlos Díaz de Mendoza y Guerrero

Fotografía: Wikipedia

Por otro lado, María Guerrero, que ya dominaba el francés y el alemán, amplió sus conocimientos de inglés con el fin de llevar a su compañía a países de habla inglesa.

Benito Pérez Galdós murió en 1920, quedándose María Guerrero sin uno de sus principales autores. Buscando nuevos valores se fijó en Pedro Muñoz Seca y Luis Fernández Ardavín.

La compañía Guerrero-Mendoza realizó más de 25 giras por el extranjero. Finalmente, teniendo en cuenta que alguna de estas giras los mantenían fuera de España más de un año, decidieron construir un teatro en Buenos Aires. Sería el teatro Cervantes y fue realizado por el arquitecto Fernando Aranda. Contaba con cuatro plantas, 1.750 asientos, un café para 500 personas y además la vivienda de la familia. Se inauguró el 19 de septiembre de 1921.

Homenaje en Madrid

Al año siguiente, el matrimonio recibió un grandioso homenaje en Madrid los días 9 a 11 de abril. José Francos Rodríguez presidía la comisión organizadora. El día 9 hubo una manifestación popular en el Paseo de la Castellana. Donde estaba el monumento a Isabel la Católica se levantó una tribuna. El desfile duró más de una hora. El alcalde, Conde del Valle de Suchil comunicó al matrimonio que el Ayuntamiento los había declarado hijos predilectos de Madrid.

Al día siguiente se celebró una sesión solemne en el Paraninfo de la Universidad Central con asistencia del Jefe del Gobierno, Sanchez Guerra. Se les impusieron las insignias de la Gran Cruz de Alfonso XII a María Guerrero y la Gran Cruz de Isabel la Católica a Fernando Díaz de Mendoza.

El día 11 hubo una gala especial en el teatro Real con asistencia de Alfonso XIII y la infanta Isabel. Se representaron actos de diversas obras tanto de teatro como de zarzuela y la orquesta sinfónica dió un concierto de música nacional.

Finalmente, y como broche de oro, la calle de la Victoria se convertiría en la calle de María Guerrero y la calle del Pozo en la de Fernando Díaz de Mendoza. Este cambio de nombres nunca se llegó a realizar aunque nadie sabe por qué. Sin embargo se les han adjudicado dos pequeñas calles entre las calles de Antonio López e Islas Baleares en el barrio de Comillas, distrito Carabanchel.

En 1922 Jacinto Benavente recibió el premio Nobel de Literatura.

Ruina

La construcción del teatro Cervantes de Buenos Aires traería graves consecuencias económicas.

Carmen Larrabeiti

Carmen Larrabeiti

Fotografía: Wikipedia

Del presupuesto inicial de un millón de pesos se llegó a mas de tres millones, lo que le supuso al matrimonio Guerrero-Díaz de Mendoza la ruina. Perdieron el teatro que pasó a ser propiedad del Banco Nacional Argentino. A partir de 1923 trabajaron más en América que en España. En 1926 fueron a Estados Unidos, conde actuaron en el Manhattan Opera House interpretando a ‘Doña María la Brava‘. A los asistentes se les facilitó la traducción inglesa del argumento. Dieron once representaciones a teatro lleno. No pudieron hacer más porque tenían compromisos en Puerto Rico.

A finales de 1927 volvieron a Madrid, a su casa en el teatro de la Princesa que tampoco era ya suyo. Actuaron en el teatro Calderón. Pero María Guerrero ya estaba muy enferma a pesar de haber ocultado sus molestias a todos. Tenía esclerosis de riñón. Sufrió un desvanecimiento el 13 de enero y diez días después moría en su casa en el teatro de la Princesa. El escultor Juan Cristóbal Ruiz realizó su mascarilla mortuoria y un vaciado de sus manos. Está enterrada en el cementerio de la Almudena.

Fernando Díaz de Mendoza trabajó dos años más. Rosario Pino sustituyó a María Guerrero durante esos dos años en las funciones teatrales. Díaz de Mendoza está enterrado junto a su mujer.

Descendencia

El hijo mayor de Fernando y María, Fernando se casó con su prima María de la Concepción O´Donnell y Díaz de Mendoza. Enviudó pronto y se caso entonces con su prima María Guerrero López, actriz también. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial el matrimonio se encontraba de gira en América. Fernando tuvo que volver a España y embarcó en el buque Monte-Gorbea. El buque fue bombardeado frente a la Martinica el 19 de septiembre de 1942 pereciendo Fernando Díaz de Mendoza y Guerrero en el naufragio.

María Guerrero

María Guerrero

Fotografía: Wikipedia

Parece ser que Fernando Díaz de Mendoza y Guerrero mantuvo una relación con la actriz Carola Fernán-Gómez. María Guerrero no era partidiaria de esta relación y se opuso a cualquier posibilidad de boda. Carola Fernán-Gómez tuvo un hijo de esta relación, Fernando Fernán Gómez.

El hijo menor, Carlos, tuvo una exitosa carrera cinematográfica. Se casó con la también actriz Carmen Larrabeiti y la hija de ambos, Mari-Carmen Díaz de Mendoza y Larrabeiti hizo su debut en el teatro de la Princesa, ya llamado María Guerrero, en 1942 con la obra ‘La herida del tiempo‘ de J.B. Priestley traducida por Luis Escobar.

María Guerrero tenía un repertorio de más de 200 obras. Llevó el teatro español a otros países. Fue la primera actriz indiscutible de la escena española durante muchos años cautivando al público con sus interpretaciones. Lamentablemente no ha quedado ningún docuemento de alguna de sus actuaciones.

Noticia de EFE sobre el 125 aniversario del debut de María Guerrero.

Fuente: María Guerrero, autor: Sánchez Estevan, Ismael. Iberia-Joaquín Gil, Editores, S.A., Barcelona, 1946.

Hemeroteca ABC

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