Se ha inaugurado ayer la ambiciosa exposición ‘Miradas afines‘ presentada por el Museo del Prado y la Fundación AXA que reune pinturas holandesas y españolas de finales del siglo XVI y del siglo XVII.
A la presentación asistieron Miguel Falomir, Director del Museo del Prado, Olga Sánchez, Presidenta de la Fundación AXA y Alejandro Vergara, Jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo del Prado y comisario de la exposición.
Miguel Falomir comentó que esta exposición era, aparte de la dedicada a Fra Angelico, la más relevante en esta etapa central dedicada al bicentenario del Museo del Prado. En esta muestra ha colaborado el Rijksmuseum de Amsterdam.
Alejandro Vergara realizó a continuación una espléndida presentación en la que expuso la idea de que ‘el nacionalismo ha contagiado y contaminado el relato de la Historia del Arte‘. En este caso la exposición se centra en el caso español-holandés, pero podría extrapolarse a otros muchos.
Se ha hablado mucho de las diferencias entre estos dos artes, pero muchas veces estas diferencias son, en realidad, similitudes.
Una de las muestras de estas similitudes son los cuadros ‘Vista del jardín de la Villa Medici en Roma’ de Velázquez (h. 1630) y ‘Vista de casa en Delft (La callejuela) de Johannes Vermeer (h. 1658).
Son similares en tamaño y muestran objetos similares que, curiosamente, a ambos pintores les llamaron la atención como para pintarlos, mostrando una porción de la realidad que estaban viendo, enfatizando los aspectos geométricos al tiempo que creaban una asimetría desplazando el centro de los cuadros. Esto muestra una sensibilidad parecida en pintores que no se conocían y posiblemente muestra que son pintores que sienten y pintan de la misma manera porque comparten un espacio cultural común.
Esta ha sido la idea de esta exposición: que el relato impuesto desde el siglo XIX ha sido un relato muy nacionalista que creía mucho en las diferencias esenciales entre las personas que se definían, sobre todo, por los lugares de los que procedían. Evidentemente estas teorías tienen mucho de cierto si pensamos en cómo nos afecta el clima y la geografía de los lugares. Lo que es menos cierto es que clima y geografía hayan afectado a los pintores en su forma de pintar.
Hay que pensar en Europa como una red a través de la cual fluye información que afecta a distintos aspectos de la vida. Tomemos como ejemplo el vestir. Vemos que los personajes retratados, aun siendo de lugares diferentes, muestran una forma parecida de vestir e, incluso, de posar. El negro, aun no siendo el unico color utilizado, era el preferido para las ocasiones especiales. Viene de la influencia de la corte borgoña que Carlos I trajo a España y después, con Felipe II, se impuso en el resto de Europa. Fue una forma de vestir que se llevó, sobre todo, en España y en los Países Bajos.
Influye también la tipología. Cuando se realizan retratos, los personajes suelen ser presentados de form a muy parecida. Hay que tener en cuenta la influencia de Antonio Moro y Tiziano. Ese sustrato italiano/flamenco influye a los pintores posteriores. También hubo un importate traspaso de conocimientos a través de los viajes que propiciaban el conocimiento de otros pintores.
Igual como siempre se ha considerado a Zurbarán un pintor eminentemente español o a Rembrandt como representante de la pintura holandesa, queda patente aquí que parten de formas de ver similares y que hay muchos puntos en común.
Con la exposición no se quiere negar que haya diferencias entre los distintos países y su cultura, sino que no es tan profunda esa diferencia.
Es importante dejar de pensar en lo que nos separa para ver todo lo que nos une. Seamos conscientes que la sombra del nacionalismo es alargada (y oscura).
La exposición podrá visitarse gasta el 29 de septiembre 2019. El horario es de lunes a sábado, de 10.00 a 20.00h., y domingos o festivos, de 10.00 a 19.00h