Al final de la calle del Arenal encontramos la Plaza de Isabel II. Al otro lado está el Teatro Real, probablemente el edificio más relevante de la plaza.
En la mitad de la plaza hay una estatua de Isabel II, hija de Fernando VII.
Una plaza con agua y teatro
Esta plaza fue conocida con anterioridad como plaza de los Caños del Peral, conocidos también como Fuentes del Arrabal, plaza de Prim o plaza del Barranco, debido al gran desnivel que presentaba.
Donde se encuentra actualmente el edificio de lo que fue el Real Cinema, estuvo en su día la imprenta Ducazcal.
Los Caños del Peral tenían los lavaderos de la ciudad con 57 pilas.
En 1708, Francisco Bartoli, empresario de una compañía de teatro italiana, construyó un teatro en los Caños del Peral. Sin embargo sólo 5 años después la compañía había quebrado.
En 1719, durante el reinado de Felipe V, vino a Madrid el marqués Scotti y fue nombrado por el rey director y protector de las óperas italianas que se representaban en los Caños. En 1737 se plantea la construcción de un nuevo teatro, idea apoyada por el rey, gran aficionado a la ópera.
En 1799 se ordena que todas las obras representadas en España lo han ser en español y por actrices y actores españoles.
A partir de 1810 el teatro se cierra, porque se teme su derrumbe, aunque posteriormente es abierto para celebrar bailes de máscaras. Finalmente es demolido en 1817 y se comienza la construcción del actual Teatro Real.
Estatua de Isabel II
Un reinado difícil
Para que pudiera suceder a su padre, que no tuvo hijos varones, Fernando VII abolió la Ley Sálica que sólo permitía a los hijos varones heredar el trono. Su hermano Carlos estuvo en contra de esto y se autoproclamó Carlos V. Este sería el comienzo de las guerras carlistas.
Isabel fue proclamada reina a los 13 años y uno de los primeros problemas fue encontrarle marido. Finalmente se eligió a Francisco de Asís de Borbón y Borbón. Tuvieron 11 hijos aunque no todos sobrevivieron. Se dice, algunos lo aseguran, que Francisco de Asís no fue el padre de ninguno de sus hijos. De hecho el pueblo le llamaba Doña Paquita…….
El reinado de Isabel II estuvo repleto de cambios. En 1845 una nueva Constitución entró en vigor y las luchas entre los distintos grupos políticos para conseguir el poder estuvieron apunto de costarle el trono más de una vez.
Aunque fue un tiempo de crisis, también fue una época de desarrollo. Los ferrocarriles cambiarían el sentido de la comunicaión, las distancias eran más cortas. Entró en vigor también la ley acerca del mercado de valores y el código penal. Se creó la guardia civil. Se inauguró el canal de Isabel II que dotaría a Madrid del agua necesaria.
En los reinados de Carlos IV y Fernando VII había comenzado la decadencia de España en el mundo, que con Isabel II llegaría a su punto final.
En 1868 Isabel II fue al exilio a Francia. Se divorció de su marido y abdicó en favor de su hijo Alfonso XII. Seis años después volvería a España, pero problemas tanto con su hijo como con su segunda nuera, María Cristina de Habsburgo-Lorena, hicieron que volviera a irse. Finalmente falleció en Paris en 1904.
Fue muy popular entre el pueblo llano debido a su carácter abierto.
Tuvo muchos amantes con los cuales solía quedar en Lhardy, donde frecuentemente cenaba en un apartado.
La estatua
La estatua de Isabel II data de 1850 y es obra de José Piquer. Es de bronce. Un año después la estatua se quitó de la plaza y se colocó en el Teatro Real, siendo sustituída en 1862 por otra dedicada a la Comedia, obra de Francisco Elías. En 1905 volvió la estatua de la reina a su ubicación primera.
La estatua de Isabel II fue pagada por Santaella, y al día siguiente de su inauguración apareció el siguiente verso:
«Santaella, de Isabel
costeó la estatua bella,
y del vulgo el eco fiel
dice que no es Santo él,
ni tampoco Santa ella.»
Queda claro, una vez más, que es superior al pueblo de Madrid, no sacarle punta a todo.
Fotografías: Rafael Castañeda