Hoy se ha presentado en el Museo Thyssen-Bornemisza la restauración realizada al cuadro ‘Joven caballero en un paisaje‘ de Vittore Carpaccio del siglo XVI. La restauración se ha llevado a cabo de cara al público desde 2020 hasta marzo 2021.
La presentación corrió a cargo de Ubaldo Sedano, jefe del área de Restauración del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Guillermo Solana, director artístico, Susana Pérez y Alejandra Martos, restauradoras del museo y encargadas de este proyecto.
Guillermo Solana contó cómo surgió la oportunidad de realizar esta restauración: ‘en el 2020 se celebró el 5 centenario de la muerte del pintor veneciano Vittore Carpaccio y se iba a celebrar una exposición conmemorativa con dos sedes, una en el palacio ducal de Venecia y otra en la National Gallery de Washington. Era esta la primera vez que el Thyssen iba a prestar ´Joven caballero en un paisaje‘ a un museo fuera de nuestro país, en concreto a la National Gallery, y con ese motivo se pensó en acometer la limpieza del cuadro y realizar un estudio técnico para devolverle su esplendor inicial. Debido a la pandemia todo este proyecto se ha retrasado, aunque si se ha llevado a cabo la restauración y de cara al público.
Este cuadro se incorporó a la colección Thyssen en 1935 junto a otros dos cuadros (un Boticelli que se vendió posteriormente y un retrato de grupo de Hals que está actualmente en el museo) de la colección Otto Kahn que compró el primer barón Thyssen-Bornemisza. En 1957, el último barón Thyssen encargó una restauración a fondo del cuadro.
El cuadro es una antología de enigmas. Muchos han intentado averiguar la identidad del joven representado. Se cree actualmente que se trata de un militar veneciano, Marco Gabriel, que habría muerto decapitado en Istambul tras su caída en manos de los turcos. Sería un retrato póstumo mostrando al joven como modelo del caballero cristiano en contraposición al infiel. Así tendría sentido la ciudad amurallada que vemos en el cuadro y la fortaleza destruída de la que surge un caballero montado sobre un caballo negro (símbolo de la sabiduría interior y de la muerte), acompañado por un perro (alegoría del alma que inicia su camino hacia el renacimiento).
En la restauración anterior aparecieron dos cartelas, una con el nombre del autor y la fecha de realización, y otra con las palabras ‘Malo mori quam foedari’ -Antes morir que ser deshonrado-. Anteriormente el cuadro estuvo atribuído a Durero porque había un falso monograma del artista.
El cuadro está repleto de alegorías, de símbolos, que los estudiosos siguen tratando de desenmarañar.
Las dos restauradoras comentaron las dificultades y técnicas utilizadas en la restauración, sobre todo al tratarse de un cuadro pintado con una capa muy fina de pintura sobre una tela también fina.
La exposición, planificada para el año pasado, finalmente tendrá lugar en noviembre 2022 en Washington y en marzo del 2023 en Venecia.
La obra puede visitarse hasta el 1 de noviembre de este año en la sala 11 del Museo Thyssen-Bornemisza.