Las fuentes de Madrid

El agua en Madrid

Hasta el siglo XVI Madrid era un pueblo más bien pequeño, con pocos habitantes y sin mayores problemas en cuanto a infraestructuras, por ejemplo en cuanto al suministro de agua para la población. Sin embargo, cuando Felipe II decidió establecer la corte en la ciudad convirtiéndola en la capital del país, inmediatamente el número de habitantes creció y, por tanto, también sus necesidades.

Aunque Madrid también tiene un río, el Manzanares, no nos podemos engañar. Su nivel de agua es muy bajo, especialmente en el verano y no puede utilizarse para proveer de agua a la ciudad.

Un afluente del Manzanares es el Abroñigal, un río subterráneo que fluía bajo el Paseo de la Castellana. Actualmente su curso pasa por debajo de la M-30.

Hoy en día su caudal no es suficiente para cubrir las necesidades de Madrid, pero en los siglos XVI y XVII sus fuentes daban a los madrileños su agua.

Para que este agua fuera accesible, se hicieron fuentes y caños donde la gente podía ir a coger el agua.

aguadorEl aguador

Es en aquella época en la que aparece la figura del «aguador«, persona que coge agua de las fuentes y la vende a los transeúntes para calmar su sed. Había dos tipos de aguadores: aquellos que vendía el agua por las calles, los aguadores de cuba, y aquellos que subían barriles de agua a las casas, los aguadores de barril. Estos últimos no tenían muy buena fama entre los maridos madrileños, aparte de ser muchachotes fuertes y aguerridos, parece ser que más de uno se entretanía en la casa de la clienta más tiempo del necesario. Tenían su lugar de reunión en la Plaza del Alamillo.

El precio del agua que vendían los aguadores dependía de la fuente de la que provenía; no todas tenían el mismo sabor y eso incidía en su precio.

Uso de las fuentes

La mayoría de las fuentes construídas en el siglo XVII tenían un uso práctico. Fueron diseñadas por los más famosos arquitectos del momento, casi siempre en estilo barroco.

una de las 4 fuentesCuando la dinastía de los Borbones llegó  a España, el estilo artístico cambió. Las fuentes eran más decoradas y las viejas existentes sufrieron cambios para adaptarse al nuevo estilo. Sería sobre todo Carlos III, en el siglo XVIII, el que cambiaría el aspecto de Madrid. Las fuentes se convirtieron en un objeto ornamental, muchas de ellas inspiradas en las que había en Roma.

No fue hasta el reinado de Isabel II cuando se volvería a dar importancia a las fuentes. Sería también Isabel II la que promovería las construcción de un canal que trajese el agua del río Lozoya a Madrid. Este canal se conocería como el Canal de Isabel II y todavía suministra el agua a la capital.

En el siglo XX la mayoría de las fuentes construídas tuvieron carácter memorial y en los últimos años del siglo se les añadiría movimiento y luz.

Fotografías: Rafael Castañeda

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