Hace unos meses hablamos con Camilo Cela del trabajo de los controladores aéreos y también del conflicto entre ellos y el Gobierno del país (o mejor dicho, viceversa). Ahora, tras doce años, la Audiencia de Madrid ha absuelto a los controladores. Aún así en los medios de comunicación se sigue hablando de huelga cuando no la hubo.
Hoy charlaremos con Antonio E. Berrocal, también controlador y autor del libro ‘Todo fue una farsa‘ – La otra historia del caos aéreo de 2010 y de la privatización de Aena.
MVyC: ¿Siempre quisiste ser controlador aéreo?
AEB: No, no, yo soy geólogo. En 2º de BUP tuve un profesor muy bueno de Ciencias Naturales y me encantó el tema de la Geología. Al final, y contra el criterio familiar, estudié Ciencias Geológicas en la Complutense. Después me di cuenta que la vida del geólogo aquí en España está en el campo, en malas condiciones, no reconocido…. Estuve haciendo prácticas en un par de minas. Pero tengo un hermano piloto que me dijo ‘Mira, esto de controlador parece interesante. Échale un vistazo’. En aquella época era una profesión muy desconocida. Me presenté, aprobé e hice el curso. Al final me fue gustando y ahora es para mi una profesión superapasionante y soy un enamorado de mi profesión.
MVyC: ¿Cuánto tiempo llevas ya en esta profesión?
AEB: Entré en la Escuela en el año 1986, 36 años ya.
MVyC: ¿Has vivido alguna experiencia complicada?
AEB: Después de tantos años, pues como todo el mundo, siempre te encuentras algún momento complicado. Como decimos nosotros siempre, un zapatero se pincha zurciendo un zapato. No hay que darle tanta importancia. Son gajes del oficio de los que siempre se aprende. Tanto de los errores propios como de los errores ajenos. No he pasado muchos momentos difíciles, te diría que unos tres como mucho, lo que en 36 años tampoco es tanto.
MVyC: Se ha publicado la sentencia de vuestro conflicto del 2010. Se le ha dado muy poca publicidad y, de hecho, siguen hablando de la ‘huelga de los controladores’…..
AEB: Acabo de sacar la segunda edición del libro ‘Todo fue una farsa‘ con una ampliación que hace referencia a esta sentencia, que viene a confirmar que los controladores aéreos no cerramos el espacio aéreo el 3 de diciembre de 2010, sino que el responsable de aquel cierre fue quien tenía capacidad para ejecutarlo: AENA y el Ministerio de Fomento.
Efectivamente, no ha tenido la repercusión que tuvo en su momento cuando fuimos portada de periódicos y estábamos todos los días en los telediarios y en las tertulias. Es un tema que ya está pasado y del que nadie se acuerda. Es muy fácil demonizar a un colectivo y utilizarlo como chivo expiatorio. Ahora ya no interesa la resolución. Pero con eso también contábamos. No me ha sorprendido en lo absoluto.
MVyC: Tu libro contiene infinidad de datos…..
AEB: He intentado hacer un trabajo riguroso. Todo lo que expongo está soportado por datos. Durante la pandemia estuvimos cinco meses encerrados y yo me dediqué en cuerpo y alma a buscar información y a intentar hilvanar entre sí los muchos artículos que había escrito en los últimos cuatro años para nuestra revista profesional. Internet es un pozo sin fondo. Hay que tener mucha paciencia, saber enlazar, buscar…. no vale con poner un término y coger las cinco primeras opciones que salgan. Son muchas horas de ordenador. Pero sobre todo, gracias a la pandemia lo pude hacer y darle un impulso al libro.
MVyC: ¿Cuál fue la conclusión que tu sacaste de todo este conflicto?
AEB: Realmente los controladores eramos un colectivo que no encajábamos en el puzzle de la privatización de AENA. Es decir, ya se había decidido en el año 2006 que se iba a privatizar parcialmente, una de las empresas más potentes del país y nosotros, con nuestro convenio y como trabajadores de la misma, teníamos demasiado poder en lo relativo al desarrollo y gestión de la empresa. Para sacar la empresa a Bolsa había que neutralizarnos y ‘segar la hierba a nuestro pies’. Era muy difícil que un fondo, o varios, de inversiones estuvieran interesados en meter dinero en una empresa en la que un colectivo minoritario de trabajadores podía modular el desarrollo que ellos quisieran. Molestábamos, eramos incómodos. Siempre se dice que el dinero huye de la incertidumbre y tener un grupo como nosotros en una empresa, creaba incertidumbre. Fueron a por nosotros sin compasión alguna.
MVyC: La impresión que me quedó a mi es que, al final, no te puedes fiar de ningún político…
AEB: Hombre, eso está claro, cada uno actúa según su conveniencia. En nuestro caso prácticamente ningún político nos ofreció ningún tipo de apoyo. Los interéses económicos eran muy importantes. Había bancos y fondos de inversión importantes interesados en AENA y nadie se iba a enfrentar a ellos.
MVyC: ¿De dónde crees tu que parte esa animadversión hacia los controladores?
AEB: Mientras fuimos una profesion que estaba en el ‘backstage’, apartados, sin gran impacto, sin ‘luz ni taquígrafos’ estuvimos muy cómodos. Llegó el momento en que ya se vió que era imperativo la privatización de la empresa porque el agujero económico era impresionante debido a toda suerte de inversiones en infraestructuras poco rentables. Por ejemplo, la ampliación de Barajas iba a costar €3.200 millones y al final costó €6.400. Hubo inversiones para mantener la actividad económica a golpe de ladrillo y hormigón y es cuando se inició una campaña de desprestigio de más de año y medio contra nuestro colectivo. Eramos la diana de toda suerte de críticas. Se decía que ganábamos cifras inimaginables y era una forma de promover un sentimiento tan intrínsicamente humano como la envidia. Es verdad que teníamos sueldos muy buenos, pero se hizo una campaña de desprestigio feroz desde el Gobierno y acompañada por los medios de comunicación. Un detalle curioso, el dia antes del cierre del espacio aéreo, en la serie ‘Cuéntame’ ya es casualidad que la familia Alcántara no pudiese viajar a Palma de Mallorca porque había una huelga de controladores. Las casualidades no existen. Se dijeron muchas medio-verdades y muchas mentiras.
MVyC: ¿Crees que esto tiene arreglo, que ha mejorado la imagen que se tiene de vosotros?
AEB: Yo creo que el daño ya está hecho. Ahora tenemos un gabinete de comunicación no profesional, que trabaja pero que muy bien, que se dedica a transmitir nuestros mensajes. Cuando me preguntan por mi profesión siempre digo en broma ‘Controlador y con perdón’. Desde el 2010 se identifica la profesión con ser un huelguista salvaje que ha dejado sin vacaciones a miles de españoles. Parece que poco a poco va cambiando esa impresión. Ya veremos.
MVyC: ¿Habéis notado un incremento en la gente que quiere dedicarse a vuestra profesión?
AEB: No tengo los datos, pero ahora para ser controlador hace falta dinero. Antes te presentabas a una oposición, si aprobabas hacías el curso gratis. Incluso si eras de fuera de Madrid te becaban con un dinero para que te pudieras mantener. Ahora lo primero que hay que tener son 70.000 euros. Así se presenta menos gente, aunque los requisitos son muchos menores. Antes tenías que ser diplomado universitario, ahora con 2º de bachiller basta. Antes realmente se valoraba la capacidad, ahora hay una barrera muy importante que es la económica. Sigue siendo una profesión interesante, por supuesto, tan apasionante como lo era antes, pero las tornas han cambiado. Los sueldos siguen siendo buenos, las condiciones laborales no tanto, pero además ahora tienes el handicap de la barrera económica.
MVyC: ¿Cómo ves el futuro de los controladores?
AEB: Irá como todo. Mira los pilotos. Hace treinta años tenían unas condiciones magníficas, hoy en día algunos siguen con buenas condiciones y otros muchos trabajan en precario. Ha pasado en muchas profesiones. ¿Qué va a pasar con nosotros? Pues no lo sé. Pero a mejor no va a ir. De aquí a veinte años seremos meros operarios, con sueldos que no sabemos si serán mejores, iguales o peores que los de ahora. Se ha impuesto la competencia y hay recortes en las condiciones laborales en todas las profesiones. Realmente el mundo del control aéreo no va a ser diferente. Ahora ya hay empresas privadas de control que están rebajando las condiciones. No vamos a ser una excepción. Igual dentro de 30 años ni siquieran harán falta los controladores tal como los conocemos ahora. Ahí está la inteligencia artificial.
Ya veremos lo que nos depara el futuro, ¿quién lo sabe? De momento os podemos recomendar que leáis el libro de Antonio E. Berrocal ‘Todo fue una farsa’ (venta: www.libreriacarrera.com). Resulta interesante entrar en situaciones desconocidas y oir versiones distintas a las óficiales.
También disponible en versión Kindle .