Primer rey borbón
Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV fue nombrado rey de España tal y como especificaba el testamento de Carlos II. Este nombramiento no agradó a todas las monarquías, como era de esperar, ya que aumentaba potencialmente el poder francés, aunque se había establecido que ambas dinastías no podrían unirse en el futuro.
Un rey francés bipolar
Felipe V nació en Versailles en 1683. Se convirtió en rey de España en 1700.
Parece ser que era de personalidad complicada. Hoy en día se cree que era bipolar. A veces estaba eufórico y mostraba gran actividad, a veces estaba melancólico y deprimido.
Durante las épocas de melancolía, solía confundir el día con la noche y hacía trabajar a toda la corte durante la noche, mientras que durante el día dormía.
Cuando llegó a España organizó la corte al ‘gusto francés’ y, evidentemente, las personas clave eran francesas aunque si que se intentó hacer coexistir los dos tipos de costumbres.
Al año siguiente de subir al trono tuvo un primer episodio depresivo. Era muy tímido y con poca auto-estima.
Una reina acompañada
Evidentemente el que quería llevar las riendas de España era Luis XIV. El propio rey había concertado la boda de Felipe V con María Luisa Gabriela de Saboya que vendría acompañada por la princesa de los Ursinos como camarera mayor y ‘apoyo’ del rey francés.
La boda tuvo lugar cuando Felipe tenía 17 años, poco después de haberse convertido en rey. María Luisa Gabriela de Saboya fue la primera italiana en convertirse en reina de España. Sólo tenía 13 años cuando se casó. Aunque tenía apariencia de chiquilla, parece ser que era bastante espabilada para su edad, además de inteligente. De hecho, durante la Guerra de Sucesión, fue ella quién motivaba al rey a luchar contra Carlos III, el aspirante austríaco, haciéndole superar su apatía.
La boda se celebró el 11 de septiembre de 1701.
Un reino goloso
En aquel momento España incluía dentro de sus posesiones el reino de Castilla con varios reinos autónomos, como por ejemplo Navarra, que aceptaban la autoridad última del rey pero también tenían el control sobre asuntos propios de sus regiones, leyes propias, monedas, etc. Además estaba la corona de Aragón que incluía Aragón, Cataluña, Valencia y las Islas Baleares. En Europa estaban las posesiones del ducado de Milán, el reino de Nápoles y Sicilia, las isla de Cerdeña, las provincias del sur de los Países Bajos, las Islas Canarias y en América todo el centro y el sur, las islas Filipinas y algunas ciudades en la costa norte de África. Seguía siendo un país poderoso y cuyo control era ambicionado.
Algunos cambios
El Consejo de Estado fue sustituído por el ‘Despacho‘ en el que las decisiones eran controladas por el embajador francés, aunque la princesa de los Ursinos también quería su parte del pastel, lo que provocaba no pocas discusiones entre ambos. De hecho, la princesa de los Ursinos estaba en contacto directo con Luis XIV y su aprobación era necesaria para cualquier decisión. Estuvo en este puesto de primer ministro en la sombra durante 13 años. Luis XIV estaba encantado.
En el primer año del reinado de Felipe V, su abuelo, Luis XIV, había ocupado en su nombre las posesiones españolas en el norte de Italia.
La Guerra de Sucesión
La Guerra de Sucesión tenía dos aspectos. Por un lado el gobierno de España y, por el otro, el poder sobre grandes territorios en Europa y los mercados de ultramar.
Leopoldo I reclamaba el trono español para la disnastía Habsburgo. Austria no tenía flota naval dependiendo de los ingleses y holandeses en ese aspecto.
Los holandeses llevaban 30 años luchando contra Francia y no querían ninguna unión entre Francia y España. Los ingleses, por su parte, querían asegurarse los privilegios y territorios en América. La unión entre Francia y España era una amenaza tanto para Gran Bretaña como Holanda.
Mientras tanto en España, entre los que apoyaban a Felipe V estaba el cardenal Portocarrero, la nobleza y la Iglesia. Pero la gran cantidad de franceses en la corte trajo consigo el malestar de los nobles castellanos que veían sus privilegios en peligro.
Muchos de ellos empezaron a decantarse por el otro pretendiente al trono, Carlos de Austria. El apoyo al heredero austríaco venía determinado tanto por interéses económicos perjudicados por el comercio francés, como por el sentimiento anti-frances, sobre todo en el reino de Aragón. De 1640 a 1652 Cataluña había pertenecido a Francia y esa época no se recordaba precisamente con agrado.
A repartirse el pastel
Ya en 1698 se había firmado el Primer Tratado de Partición o Tratado de la Haya entre Luis XIV y Guillermo III de Inglaterra, sin contar con España, por supuesto. Se buscaba un sólo rey para para España (José Fernando de Baviera), las Indias y los demás territorios españoles se repartirían entre los demás países.
En 1700 se firmó el Segundo Tratado de Partición por la repentina muerte del sucesor elegido. Había ahora dos aspirantes (no primogénitos), Felipe de Anjou por parte de Francia y el archiduque Carlos por parte de Austria. Carlos obtendría el reino de España, menos Guipúzcoa y las colonias americanas. Felipe conseguiría Nápoles, Sicilia, Milán y Guipúzcoa. Este tratado pareció no satisfacer a nadie.
Ante el temor de que se pudiera formar un reino que aunara Francia y España, en 1702 (aunque ya había habido algunas batallas antes) Gran Bretaña, Holanda, Prusia, Austria entre otros declararon la guerra a Francia. La unión de Portugal a la liga anti-francesa se produciría en un momento clave.
Viaje a Italia
Lo primero que le encomendó Luis XIV a Felipe V era un viaje a Italia. Había que asegurarse la lealtad de estos territorios que, de momento, no estaban muy entusiasmados con el nuevo rey.
Durante su estancia en Italia tuvo varios episodios depresivos que le mantenían aislado durante días. Sin embargo, las primeras batallas(provocadas por el envío de tropas por parte Leopoldo I a Italia antes de declararse la Guerra de Sucesión) habían comenzado y Felipe V se lanzó a ellas como si no hubiera un mañana. Su arrojo le granjó las simpatías de los italianos.
Mientras Felipe estaba en Nápoles, Inglaterra , Austria, las Provincias Unidas de los Países Bajos, Prusia y varios estados alemanes declararon la guerra a Luis XIV (15 de mayo de 1702). Comenzaba la Guerra de Sucesión que duraría hasta 1713.
Felipe V regresó a España en 1703. El cardenal Portocarrero dejó el gobierno y el rey tomó el control del gobierno. Solía apoyarse en Jean Orry que había llegado un año antes con el encargo de revisar las finanzas del estado. El rey mantuvo el control de forma activa durante los años de la guerra, mostrando interés en el trabajo a pesar de su inexperiencia.
¿Carlos III?
En 1704 el archiduque Carlos llegó a Lisboa dispuesto a entrar en territorio español. También Gibraltar, punto estrategico, fue tomado ese año.
En 1705 el archiduque Carlos desembarcó en Barcelona. El Consejo de Aragón le reconoció como rey Carlos III de España. Felipe V intento recuperar Barcelona, pero los aliados habían tomado Ciudad Rodrigo y Salamanca y Felipe V tuvo que trasladar la corte a Burgos. Carlos III entró en Madrid como nuevo rey, pero el pueblo le fue hostíl y el avance del ejército francés con el duque de Berwick al mando hizo que tuviera que irse a Valencia. Sin embargo las tropas borbónicas siguieron avanzando obligándo al nuevo rey establecerse en Barcelona.
El abuelo abandona al nieto
En 1707 Carlos III había vuelto a entrar en Madrid mientras que Felipe V se había refugiado en Valladolid. Tras tantos años de lucha Francia estaba al borde del desastre y Luis XIV decidió poner fin a la misma. Quiso firmar un tratado de paz, pero Felipe V no estaba dispuesto a dejar el trono. Se produjo asi un distanciamiento entre abuelo y nieto que no se resolvería hasta 1709 cuando Luis XIV volvió a ayudar a Felipe V para que pudiera regresar a Madrid triunfalmente.
Tratados de Utrecht
En 1710 las batallas de esta Guerra de Sucesión ya sólo se libraban en territorio españo.
En 1711 murió el emperador José I de Habsburgo con lo que el archiduque Carlos se convirtió en su sucesor. Ahora el problema ya no era una union entre España y Francia, sino entre España y Austria que volvería a crear un imperio demasiado poderoso. Con este temor volvieron las negociaciones.
En 1713 se firmó el primer Tratado de Utrecht entre los aliados y Francia. Se repartieron los estados de la monarquia española. Los Países Bajos, Nápoles, Cerdeña y Milán serían para Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico (el anteriormente conocido como Carlos III de España). Estas conversaciones comenzaron si contar con España. Además se decidió que las coronas española y francesa no podrían estar bajo el mismo rey.
Unos meses más tarde se firmó el segundo Tratado de Utrecht entre Gran Bretaña y España. Menorca y Gibraltar serían para Gran Bretaña, aparte de numerosos territorios en América y ventajas comerciales. El emperador Carlos VI no firmó este Tratado porque no quería renunciar al trono español. De hecho su esposa, Isabel Cristina de Brunswick, seguía en Barcelona, pero no le quedó más remedio que abandonar la ciudad dejandola en manos del príncipe de Starhemberg como virrey. Tras meses de conflictos también él abandonó Cataluña a su suerte. Pero Barcelona no se rendía. Tras meses de asedio, finalmente en septiembre de 1714, las tropas borbónicas entraron en la ciudad. Siguiendo órdenes de Felipe V se eliminaron las Cortes Catalanes y sus instituciones propias, imponiendose la organización borbónica.
Se acabaron las diferencias
Al terminar la guerra el reino de Aragon y Valencia tuvieron que someterse a las leyes de Casilla perdiendo sus propias instituciones. Vascongadas y el reino de Navarra pudieron mantener las suyas. Es lo que pasa cuando no apoyas al vencedor. La imposición de Los Decretos de Nueva planta fueron el principio de la centralización del país. Se abolieron los fueros y se impusieron, en todo el país, las leyes castellanas. El idioma oficial era el castellano. España se convirtió en un país con un rey y las mismas leyes para todos.
Sin embargo esta decisión real traería consigo constantes desacuerdos. Aragón quería mantener sus fueros.
Por otro lado, el arrojo de Felipe V en los campos batalla, su interés por identificarse con los deseos españoles hicieron que tuviera una imagen muy positiva entre el pueblo, a excepción de la zona aragonesa. La represión que tuvo lugar allí le granjeó numerosos enemigos.
Como puntos distintivos de esta guerra podemos señalar que muchos de los soldados que lucharon dentro del territorio español eran extranjeros. Fue una guerra de batallas. Evidentemente un estado de guerra siempre favorece otros desastres, como epidemias, migraciones, aunque parece que económicamente no fue tan dramático.
Durante las ausencias de Felipe V del reino debido a la Guerra de Sucesión, María Gabriela de Saboya ejerció como gobernadora del país. Diplomáticos y políticos no estaban de acuerdo con el rumbo que tomaban las cosas ya que su influencia sobre el rey dificultaba sus propias intenciones de dominarle, aunque para ello tuviera que utilizar todos sus encantos.
Al principio la enfermedad bipolar del rey se solía manifestarse únicamente en episodios depresivos. A partir de la época en Milán, donde su participación en la guerra fue un momento álgido, estos cambios se irían sucediendo. A sobreponerse le ayudaba, en parte, su sentimiento religioso, aunque su principal apoyo venía de María Luisa de Saboya.
A nivel polítco consideraba que los temas relacionado con la guerra y la política exterior le correspondían exclusivamente a él.
Los reyes tuvieron cuatro hijos, pero sólo dos llegaron a la edad adulta y ambos serían reyes, Luis I y Fernando VI.
Durante su matrimonio, Felipe V fue un gran seguidor de la cultura francesa y esta influencia se hizo notar también en la cultura española. Felipe V fundó la Biblioteca Nacional, la Real Academia de la Lengua Española y la Real Academia de Bellas Artes, todas a imitación de las academia francesas.
María Luisa de Saboya murió a los 24 años enferma de tuberculósis y recibiendo un tratamiento nefasto por parte de los médicos.
Otra reina italiana
Tras la muerte de su primera esposa, Felipe V se casó con Isabel de Farnesio en 1714. Era la princesa de Parma italiana. Tuvieron siete hijos.
Aunque los hijos del primer matrimonio eran los herederos del trono, su primogénito, Carlos, finalmente llegaría también a rey de España. Así Felipe V tuvo tres hijos reyes de España.
Isabel de Farnesio persiguió siempre que sus hijos consiguieran puestos de poder, así buscó reinos en Italia u otros altos puestos en la corte española.
Nada más llegar a España tuvo una fuerte discusión con la princesa de los Ursimos, su camarera mayor, e hizo que la llevaran inmediatamente a la frontera francesa. La salida de la princesa de los Ursinos fue el comienzo de una nueva época. El cardenal Alberoni sería ahora uno de los hombres fuertes. Se reinstauró el sistema de Consejos y personajes italianos empezaron a ocupar importantes puestos en la corte. Alberoni era una especie de ‘valido’. Teniendo en cuenta que este puesto ya de por sí atraía sentimientos negativos, siendo extranjero, estos se multiplicaban. A partir de 1717 se estableció que el sistema gubernamental español dependería de tres ministeros: de guerra y armada, de estado y de justicia y finanzas. Los ministros al cargo podían tomar decisiones sin depender de los consejos, despachar con el rey u otro ministros ahora era suficiente.
Pero ahí no acababa todo. Ahora había varios grupos en la corte, los pro-franceses, contrarios a la política inspirada por Isabel de Farnesio, y los pro-castellanos, en su mayoría nobles y religiosos que no querían aceptar ningún cambio. A estas dos facciones había que añadir el grupo de los ‘favoritos’, en su mayor parte italianos y que, de hecho, estaban en los puestos clave a nivel político.
Vuelta a empezar
Para echar más leña al fuego, en 1715 murió Luis XIV. Le sucedió en el trono Luis XV, sobrino de Felipe V. Cómo sólo tenía seis años se nombró al duque Felipe II de Orleáns regente de Francia. Aparentemente el duque de Orleáns tenía mucho interés en hacerse con el trono de España. Así Felipe V fue teniendo un sentimiento anti-francés cada vez más grande. Además estaba molesto porque en el tratado de Rastatt, parte de la Paz de Utrecht, Francia había cedido todos los territorios españoles de Italia. Además al final de la Guerra de Sucesión no se había firmado nada entre España y Austria. La situación política era complicada. Para Felipe V cualquier aliado del emperador austríaco se convertía en su enemigo. Así, a pesar de estar satisfecho con este arreglo, no le quedó más remedio que contar con el apoyo de Gran Bretaña, aun sintiendo que su apoyo natural era Francia. Pero esta ‘amistad’ no duraría mucho. Ya en 1716 se firmó un tratado entre Gran Bretaña y Austria asegurando las posesiones itaianas a los austríacos. Felipe V enfureció.
A pesar de la complicada situación en Cataluña, ésta siguió siendo el principal centro naval y militar del país.
Hacia 1725 se decretó que la lengua oficial administrativa que sería el castellano, único idioma que hablaban tanto castellanos como franceses e italianos. El uso de una lengua común ya se había establecido en Francia e Inglaterra doscientos años antes.
Tras la Guerra de Sucesión se creó una nuevo ejército y armada permanente. Hasta entonces sólo se había reclutado gente en caso de conflicto.
Italia en el horizonte
Debido a la influencia italiana en la corte, Felipe V quiso recobrar los territorios italianos perdidos, Menorca y Gibraltar.
Durante la Guerra de Sucesión la isla de Cerdeña había sido ocupada por las tropas aliadas. En 1717 las tropas españolas recuperaron la isla y Sicilia.
El ataque a Cerdeña hizo que se formara una Cuadruple Alianza contra España formada por Inglaterra, Francia, Austria y Saboya.Se produjeron incursiones y se destruyó la armada española. De estos conflictos se acusaba a Alberoni que con su política sólo había conseguido más pérdidas para el país. En 1719 se estableció un período de paz. Jorge I escribió a Felipe V una carta en la que le prometía la devolución de Gibraltar. El parlamento no estuvo de acuerdo y el hecho no se consumó. España fue obligada a unirse a la Cuadruple Alianza en 1720. Fuenterrabia y San Sebastián, entonces en manos francesas, fueron devueltas a España. Se devolvió Cerdeña.
Precisamente en esta época la enfermedad de Felipe V se agravó. A veces lograba controlarse por la influencia de Isabel de Farnesio, pero aun así dejaba de asistir a los actos oficiales. Había días en que su actividad era normal, otros en los que no se levantaba de la cama. No se podía concentrar, tenía pensamientos suicidas… La reina intentaba animarle por todos los medios, organizando veladas teatrales, pero nada parecía levantar su ánimo. Durante lo años 1722 y 1723 pasó una época más tranquila en la que asistió con interés a la construcción de su nuevo palacio en la Granja de San Ildefonso.
¿Un rey que abdica?
Felipe V llevaba ya tiempo jugando con la idea de retirarse junto a su esposa a la Granja de San Ildefonso. Probablemente los episodios depresivos de su enfermedad tuvieron algo que ver con esta decisión, aunque también es verdad que tenía un profundo sentido religioso. Sus pensamientos sobre la muerte le hicieron querer ‘arreglar’ las cosas en vida para procurarse una eternidad gloriosa. Así decidió abdicar en su hijo Luis en 1724. Parece ser que el único que era feliz en el La Granja era el rey. Había poco personal y el día a día era aburrido. Los reyes oían misa por la mañana, por las tardes cazaban o iban a visitar conventos e iglesias y por las noches se reunían con sus confesores y realizaban alguna consulta política. Los días de mal tiempo los pasaban jugando al billar.
Otra vez en el trono
Por desgracia Luis I murió a los siete meses de ocupar el trono, el 31 de agosto. Aunque el siguiente en la línea sucesoria era Fernando, éste sólo contaba once años lo que habría obligado a Felipe V a actuar como regente. A pesar de sus múltiples negativas, al final lograron convencerle para volver al trono. Esto sucedió el 6 de septiembre.
Su vuelta al trono produjo la división en dos facciones de la corte. Por un lado estaban los que apoyaban a Felipe V en su regreso al trono y que eran considerados como seguidores de Isabel de Farnesio y, por tanto, de Italia. Por el otro, encontramos a nobles y religiosos que se oponían a esta vuelta y a la influencia italiana y apoyaban el nombramiento de Fernando.
Durante los siguientes años la enfermedad de Felipe V siguió con altibajos. Cuando estaba bien se ocupaba de los temas de estado sin ningún problema; cuando volvía la enfermedad convertía el día en noche y viceversa descontrolando la vida en palacio.
Volvió a jugar con la idea de abdicar otra vez. Intentó escapar varias veces del palacio medio desnudo. La reina hizo cambiar las cerraduras repetidamente y dió instrucciones para que el rey fuera vigilado. Sufría de insomnio, miedos incontrolables, halucinaciones. Creía que sería envenado a través del tejido de una camisa por lo que sólo utilizaba camisas que había usado su esposa antes. Un día creyó que era una rana. En otra ocasión que estaba ya muerto. Durante todos estos ataques Isabel de Farnesio estuvo siempre a su lado ocupándose personalmente de su salud.
Debido a rumores que corrían por la corte referentes a una grave enfermedad de Luis XV, el rey francés, Felipe V incluso pensó a reclamar el trono de Francia para él como el heredero legítimo.
¡Vamos a Andalucía!
En 1729 la reina decidió que un cambio de aires sentaría bien al rey y la corte se trasladó a Sevilla por unos meses. Estos meses se convirtieron en cuatro años en los que vivieron diferentes lugares.
Durante mucho tiempo, en las reuniones oficiales, era Isabel de Farnesio quien hablaba, pero siempre con el rey presente que asi controlaba lo que se decía.
El gobierno en Madrid estaba ahora en manos del ministro José Patiño. Se le considera el creador de la armada española permanente bajo el control real. Desde 1726 controlaba los ministerios de la Armada, de las Indias y de Finanzas. A partir de 1730 también el ministerio de la Guerra. Contaba con la total confianza de los reyes. Reformó la administración de la Armada y también el comercio y las finanzas. Lamentablemente, tras mostrar su eficacia en el gobierno, murió repentinamente en 1736, obligando a Felipe V a ocuparse personalmente del gobierno y buscar otro ministro.
Buscando un puesto para Carlos
En ese mismo año se firmó el Tratado de Sevilla entre España, Francia e Inglaterra que se comprometían a ayudarse mutuamente a nivel militar en caso necesario. Además los españoles podían posicionarse en Livorno, Parma y Piacenza para asegurar el gobierno del infante Carlos en esas posesiones. Pero como siempre, una cosa es lo que se firma y otra lo que se hace. En 1731 murió el gran duque de Parma abriendo la discusión sobre la sucesión. Evidentemente España contaba con que el infante Carlos ocuparía el ducado, pero el emperador había enviado tropas para ocupar Parma y Piacenza. Para evitar una nueva guerra los países lograron por fin ponerse de acuerdo. Se permitió a España realizar lo firmado en el Tratado de Sevilla, es decir, validar la reclamación sobre estas posesiones. Inglaterra también salió benediciada ya que consiguió proteger sus privilegios comerciales y mantener Gibraltar.
En 1731 el príncipe Carlos viajó a Parma para ocupar el ducado. Los reyes , aun satisfechos con esto, lamentaron mucho la salida de Carlos. La correspondencia entre ambas partes era frecuente.
Conquistamos un poco de África
En 1732 Felipe V estaba en uno de los momentos álgidos de su enfermedd y, por tanto, lleno de energía. Llevaba ya tiempo pensando en recuperar Orán, perdido durante la Guerra de Sucesión. Tanto Orán como la ciudad colindante de Mazalquivivir fueron conquistada en seis días. Teniendo ahora a Ceuta y Orán se complía uno de los deseos españoles que era mentener el imperio en el norte de África. Una vez realizada esta conquista Felipe V volvió a sumirse en la oscuridad. No salía de la cama, no dejaba que le cambiaran la ropa, ni ser afeitado, ni cortarse el pelo o las uñas. Prácticamente no hablaba con nadie porque decía que estaba muerto o que no tenía derecho a reinar después de haber abdicado. Ante su impasividd la reina nombró un consejo de siete personas incluidos el infante Fernando y Patiño. Su estado continuó igual hasta febrero de 1733.
Guerra de Sucesión polaca
Había llegado la noticia de la muerte de Augusto II de Polonia. El monarca en Polonia no era un puesto hereditario, sino que era elegido por el parlamento. Nada más oir esto, Felipe V volvió a los quehaceres reales como si nada hubiera pasado queriendo negociar que el infante Felipe o incluso Carlos fueran los futuros monarcas de Polonia. De un día para otro decidió regresar con la corte a Madrid.
Tan pronto como llegaron a Madrid, Felipe V ordenó que el príncipe de Asturias, Fernando, y su esposa fueran aislados. No podían recibir visitas, ni salir. Era su reacción ante la actitud de Fernando durante su enfermedad.
Y encima se nos quema el palacio….
En Nochebuena de 1734 el Alcazar sufrió un incendio que se llevó por delante el archivo con todos los documentos que contenía sobre los consejos de guerra, la armada, las Indias, las finanzas, una pérdida inestimable para cualquier historiador. Al final todo lo que quedó del Alcázar fue la fachada de la esquina y de la Torre del Príncipe y la parte de Carlos V. El resto estaba destruído. Más de 500 obras de arte se quemaron, entre ellas obras de Velázquez y Rubens.
Ahora había que construir un nuevo palacio. En principio se encargó el proyecto al sacerdote Filippo Juvarra, pero este falleció en 1736 y el nuevo encargado sería Giovanni Battista Saccheti. Asi es que gracias a Felipe V y su esposa Isabel de Farnesio hoy en día podemos admirar el Palacio Real de Madrid, uno de los edificios más grandiosos de la ciudad.
Guerra de Sucesión en Polonia.2
Tal y como había pasado con España antes, ahora se ‘subastaba’ el trono polaco. Por un lado estaba el candidato de los Habsburgo,
Federico Augusto II, elector de Sajonia, quien reinaría en Polonia con el nombre de Augusto III y por otro el de los Borbones, Estanislao Leszczynski, quien a su vez había ya reinado (y reinaría de nuevo) en Polonia con el nombre de Estanislao I.
Ante la perspectiva de una posible guerra con Polonia, Felipe V era todo actividad. La posiblidad de que uno de sus hijos ocupara el trono no fue realmente muy alta. El candidato francés, el suegro de Luis XV, Estanislao Leszczynski, parecía mejor candidato. Felipe V decidió apoyar al candidato frances. Esto sería el primer ‘Pacto de Familia‘ entre borbones.
Finalmente Francia declaró la guerra al emperador. A España se le prometió como compensación apoyo en las campañas de Nápoles y Sicilia y recuperar Gibraltar. La campaña para recuperar Nápoles fue rápida. Los habitantes nunca habían estado contentos con el gobierno austríaco y estaban contentos de estar bajo mando español. Poco tiempo después seguirían Palermo y las islas de Sicilia. España poseía ahora el sur de Italia y la Toscana, pero por poco tiempo. Francia y Austria llegaron a un acuerdo sin incluir a España. Polonia sería para el candidato frances. Austria dejaba Nápoles y Sicilia en manos de Carlos, pero recibiría Parma y la Toscana. Estos acuerdos se fimaron finalmente entre los años 1738 y 1739.
La música amansa las fieras
El ‘castrato’ Farinelli nació en Nápoles en 1705.
Su auténtico nombre era Carlo Broschi. Fue invitado a Madrid por
Isabel de Farnesio en 1737. Parece ser que a su llegada Felipe V se encontraba otra vez en una época de fuerte depresión sin salir de la cama. Farinelli cantó ante la familia real y cuando su voz llegó al dormitorio de Felipe V, este se levantó de la cama y volvió a la rutina normal de trabajo. Farinelli se convirtió asi en la mejor medicina para el rey. Fue nombrado Musico de Cámara del rey. Cantaba todos los dias ante los reyes, no podía actuar en ningún otro sitio, se encargaba de los espectáculos en la corte y del entretenimeinto privado de la familia real. Su influencia hizo que en la corte se despertara el interés por la música. Aumentaron las relaciones culturales entre España e Italia.
Se nos escapa América…. por una oreja
El comercio con América era un monopolio en manos, principalmente, de Castilla. Sin embardo muchos comerciantes, tanto españoles como extranjeros lograron ‘colarse’ en este monopolio, de manera que para finales del siglo una tercera parte del comercio estaba en manos extranjeras. De toda la plata que llegaba, solo el 10% era para la corona. En 1717 Patiño pasó el control del comercio americano, la Casa de la Contratación y del Consulado de Cargadores, de Sevilla a Cádiz. El control sobre el comercio con las Indias pasó de estar en manos del Consejo de Indias a las del ministro de Marina. El problema, sin embargo, era la superioridad naval de Inglaterra y Francia. Cuando los barcos españoles llegaban a América se encontraban con que los barcos extranjeros ya habían llegado antes desembarcando sus productos. Uno de estos ‘productos’ eran los esclavos llevados a América desde África, sobre todo por ingleses.
A pesar de los diversos acuerdos entre España e Ingaterra los británicos declararcon otra vez la guerra a España en 1739. Se conoció como la ‘Guerra de Asiento’ o ‘Guerra de la oreja de Jenkins’ya que su discurso en la Casa de los Comunes acerca de la pérdida de su oreja en un supuesto pillaje a su barco por parte de los españoles fue la disculpa para comenzar el conflicto. Según los ingleses España impedía su comercio legítimo y sus barcos eran molestados por los guardacostas. Por su parte España estaba resentida por el comercio ilegal de Inglaterra hacia América y el eterno problema de Gibraltar. Ya antes de la declaración de guerra los ingleses habían tomado posiciones. Atacaron Portobelo, punto central del comercio español y base de los guardacostas. La pérdida de Portobelo aniquiló el sistema comercial español. Esta guerra formó parte de la Guerra de Sucesión austríaca.
Nos volvemos a pelear por un trono
En 1740 falleció el emperador Carlos VI dejando el trono a su hija mayor, María Teresa. Los demás países europeos tenían sus propios candidatos. Así empezó la Guerra de Sucesión austríaca. Este conflicto obligó a España a luchar en dos frentes, tanto en el Mediterráneo como en el Atlántico. España necesitaba defender su comercio contra Inlagaterra y mantener su presencia en Italia. En 1743 Gran Bretaña y Austria formaron una alianza. Los Bobones por su parte establecieron un segundo ‘Pacto de Familia‘. Felipe V reclamaba para su hijo , el infante Felipe, Parma, Piacenza y Milán. También se quería recuperar Menorca y Gibraltar. La guerra supuso un enorme gasto para un país que ya estaba en dificultades económcas. A partir de 1745 Francia intentaba firmar la paz con España, pero Felipe V no estaba dispuesto.
En los últimos tiempos la inestabilidd mental de Felipe V había vuelto a aparecer con largos períodos de depresión y comportamientos extraños. Aunque su muerte era esperada desde hace tiempo, el fallecimiento fue repentino. Tras una noche trabajando con sus ministros durmió hasta mediodía. Empezó a sentirse mal poco después y murió el 10 de julio de 1746, práctiamente minutos después.
Felipe V fue enterrado en La Granja y no en el Escorial.
Fuente: Kamen, Henry ‘Philip V of Spain. The king who reigned twice’, Yale University Press, 2001
García Verdejo, Eloisa: Apuntes Historia