Hoy vamos a hablar con otro ‘trotamundos’ que hace unos años se lió la manta a la cabeza y dió la vuelta al mundo.
MVyC: A ver Nacho, tú estabas trabajando en una empresa de informática cuando de repente decidiste hacer el viaje de tu vida ¿por qué?
NGS: Si, yo estaba trabajando en Madrid y la verdad es que estaba muy a gusto. Varios meses antes de iniciar el viaje ya había sentido la curiosidad de visitar otros países del mundo. Descubrí que Iberia tenía un departamento de ‘Vuelta al Mundo’ y vi que no era tan caro el viaje. Empecé a sentir el gusanillo y cuanto más lo pensaba más me apetecía, aunque también aumentaba mi miedo. Pensé que lo peor que me podía pasar era que no me gustase y tuviera que volver. Al final fue más un tema de curiosidad por conocer cómo viven otras culturas, cómo son otros países, en definitiva: conocer mundo. No quería tener sólo la versión ‘oficial’ que tenemos aquí.
MVyC: ¿Cuánto tiempo estuviste en total?
NGS: Me fui un 23 de abril y volví el 12 de abril del año siguiente.
MVyC: ¿Cuántos países visitaste?
NGS: Empecé la ruta en Londres y estuve en la India, Hong Kong, Vietnam, Camboya, China, Japón, Macao que aunque forma parte de China es un país diferente, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Chile, Perú, Bolivia, Uruguay, Brasil y Argentina. Me queda Africa, porque los países europeos ya los he visitado.
MVyC: De todos los países que has visitado ¿cuál te ha impresionado más?
NGS: La India, que fue el primer país que visité, supuso un contraste impresionante. Es como si estuvieras en otra galaxia y, sin embargo, estas a cuatro o cinco horas de Londres. Es un mundo tan diferente. Me impactó mucho. Ahí te dicen que hay gente pobre y que hay gente mísera. Gente que sólo tiene un trocito de cartón en la calle, rodeados de animales que hacen sus necesiades ahí mismo…. los niños corriendo descalzos por toda esa porquería. Era alucinante. Y a pesar de eso la gente sonríe. No sé si decirte que es gente feliz con lo que nosotros entendemos por felicidad. Son personas que aceptan sus circunstancias y llevan la situación con una sonrisa. Te planteas que tú mismo no serias capaz de llevar una situación asi con tanta dignidad. Es un viaje que le recomiendo a todo el mundo. Un viaje a La India te quita todas las tonterías rápidamente.
Además tiene lugares espectaculares. El Taj Mahal era uno de los sitios a los que quería ir y si ya me gustaba viéndolo en fotos, cuando estás ahí te impresiona aun mucho más.
MVyC: Si tuvieras que elegir un país de los que visitaste para quedarte a vivir ¿cuál escogerías?
NGS: Me gustó mucho Nueva Zelanda. Tiene mar, montañas, todos los climas posibles. Hay unas cascadas y unos lagos espectaculares. Además la gente es muy amable. Se preocupan mucho por el medio ambiente. La naturaleza y los animales son parte inherente a su entorno. Como curiosidad te diré que hay más ovejas que habitantes. Me encantó, de verdad, y eso que no he visto ‘El señor de los anillos’.
MVyC: ¿A cuál no volverías?
NGS: Iría a todos. Gracias a ellos estoy donde estoy y aprendí de todos. Tuve algunas experiencias desagradables, claro. Por ejemplo en Vietnam una noche me encontré un señor en moto que iba con una niña. Resulta que era el padre y que me ofrecía a su hija como prostituta. Eso me impactó muchísimo. Pero ahora lo ves con filosofía y de todos los sitios me quedo con cosas positivas. La verdad es que no tengo nada malo que decir de ninguno.
MVyC: ¿Qué tal la seguridad?
NGS: Quizás en Brasil pasé los momentos más tensos. En algunos sitios no se andan con chiquitas. Me avisaron que fuera siempre con algo de dinero, porque si te atracan y no llevas nada se enfadan y puedes acabar mal. Aun así Brasil es un país alucinante.
MVyC: ¿La experiencia que más te gustó?
NGS: Para mi, más que un experiencia, fue un sentimiento. Viajando y estando solo tanto tiempo empecé a disfrutar del ahora, del presente. Llegó un momento en el viaje en el que no me preocupaba el futuro, simplemente vivía el presente. No tienes ningún condicionante, no tienes prisa, no tienes que cumplir con nada y con nadie, eres tú contigo mismo. Fue una sensación mágica para mi. A mitad del viaje, estando en Nueva Zelanda, me encontré como nunca me había encontrado conmigo mismo. Aquí, en nuestro mundo con la vida tan atareada que llevamos, es complicado llegar a sentir esa sensación. Piensas en todo menos en el ‘ahora’. Pero en un viaje como el que hice tienes la mente expuesta a lo que pueda venir y si llega algo que no es bueno, pues sería que tenía que venir por algún motivo.
En un año viví lo que en cinco. Y cuando vuelves te choca que la gente siga igual cuando tu has vivido tantas cosas.
MVyC: Y ¿cuál fue la peor experiencia?
NGS: Te voy a contar dos casos totalmente diferentes. En Salvador de Bahía quedé con una chica brasileña en el centro. Después de verla tenía que volver a mi hostal que estaba dentro de la zona más turística. Coincidió con que había un concierto y tenía que pasar justo por esa zona que estaba repleta de gente. Algunos se me quedaron mirando y se dieron cuenta que era turista. Tuve que pasar por enmedio del concierto donde había muy poca policía y me puse una cajetilla de tabaco en el bolsillo trasero del pantalón a propósito esperando que si me la cogían se quedarían satisfechos con eso y no querrían nada más. Cual no fue mi sorpresa cuando al pasar empecé a sentir un montón de manos metidas dentro de mis bolsillos. Fue una sensación de lo más desagradable y sólo pensaba ‘por favor, por favor, que no me pase nada’. Yo seguí caminando como si no me enterase de nada y de repente alguien me arrancó un reloj de pulsera que llevaba, pero seguí adelante. Todo esto por la noche. Al salir ya de la zona del concierto me metí en un callejón y me fui corriendo al hostal. Al llegar me dí por satisfecho con lo que me había pasado porque conocí a otros a los que les habían agredido físicamente.
La otra experienca fue cuando volé a Vietnam. Yo pensaba que te podías sacar el visado directamente a la llegada. En la aduana me hicieron las preguntas de rigor y al contestarles que viajaba solo me hicieron esperar hasta que vino un militar y me dijo que no podía entrar porque no reunía las condiciones necesarias. Que me iban a meter en un vuelo de regreso a Hong Kong. Mi preocupación era mi maleta, pero voló conmigo. El problema fue que al llegar a Hong Kong eran las dos de la mañana y no tenía reserva en ningún hostal. Entre las 2 y las 4 de la mañana estuve caminando por las calles vacías de la ciudad y no había ni un alma. Por suerte encontré a un grupo de chicos jóvenes que me acompañaron hasta un hotel. Pero la sensación de que estás solo a esas horas en una ciudad superinmensa es muy intranquilizadora. En estos viajes al final siempre te encuentras con ‘ángeles de la guarda’ que sin pedirte nada a cambio te echan a una mano.
MVyC: ¿Volviste después a Vietnam?
NGS: Si, después de estar unos días en Hong Kong me saqué el visado y sin problemas.
MVyC: ¿Te gustaría repetir el viaje?
NGS: Ahora es más complicado porque ya tengo una familia, aunque tengo que reconocer que es lo mejor que he hecho en mi vida. Cuando mi hijo me diga ‘Quiero dar la vuelta al mundo’ no le voy a poder decir que no…. aunque igual en ese momento no le apetece que le acompañe…
MVyC: ¿Qué otro viaje te gustaría hacer?
NGS: Haría lo que me comentó una chica que conocí durate el viaje: iría a una estación de tren, pensaría un número y cogería el tren que coincidiese con ese número. Iría a donde me llevara el destino. Después del primer viaje ya no tienes ese miedo, ahora me lanzaría más. Empezaría por Europa y me gustaría también ir a África o a la Antárdida. También es verdad que ahora es diferente. Con internet es todo más fácil y está más normalizado que cuando viajé yo.
MVyC: Económicamente ¿cómo te las arreglaste? ¿Habías ahorrado?
NGS: Mira, el billete que yo compré era para 16 trayectos. Tienes que elegir qué sentido seguir, este u oeste. Me costó €3.500. No digo que fuera barato, pero teniendo en cuenta todos los sitios que visité…. Además tenía unos ahorros y eso me ayudó. Excepto Australia, Nueva Zelanda y Japón que son muy caros, el resto eran muy baratos. Por ejemplo en La India por €4 dormías en una habitación con aire acondicionado y una cama king-size.
MVyC: ¿Sigues en contacto con gente que conociste en el viaje?
NGS: Como cada dos o tres días cambiabas de lugar hacías una relación digamos que ‘cuasi-familiar’ con algunas personas, pero enseguida cada uno seguía su camino. Así es la vida. Mantengo contacto con algunos, no con muchos, por redes sociales o correo electrónico. En Argentina, concretamente, conocí a una familia a través de una tía mía que me alojó en su casa en la época navideña lo que fue un lujo total para mi. Fui a verles varias veces y el año pasado se vinieron a vivir a Barcelona.
Tendremos que esperar un poco, pero seguro que Nacho antes o después emprende otra aventura por nuestro mundo. Hasta entonces nos quedamos con su primera vuelta al globo.