10. Carlos III (1716 – 1788) y María Amalia de Sajonia (1724-1760)

El reino de Nápoles

El futuro Carlos III de España nació en 1716 en Madrid. Era el tercer hijo de Felipe V, pero el primero que tuvo éste con su segunda mujer, Isabel de Farnesio. Por parte de madre heredó el título de duque de Parma y Plasencia o Piacenza.

En 1731 la familia real española estaba viviendo en Sevilla. En enero de ese mismo año murió el duque de Parma, Antonio Farnesio. España aprovechó la circunstancia para firmar el Segundo Tratado de Viena (Austria, Holanda, Gran Bretaña y España) que nombraba al infante Carlos como sucesor inmediato.

Antonio Farnesio por pintor desconocido, hacia 1710, ©Wikipedia

El infante Carlos, de quince años, partió hacia Italia para tomar posesión de los ducados de Toscana, Parma y Piacenza.

Buscando novia

Felipe V y, sobre todo, Isabel de Farnesio persiguían que su hijo Carlos se casara con una heredera del imperio austríaco. Al no avanzar en las gestiones, finalmente se decidieron por María Amalia de Sajonia. Isabel logró así que Carlos emparentase con una poderosa dinastía europea.
María Amalia de Sajonia era la cuarta de los catorce hijos del matrimonio entre María Josefa de Habsburgo, hija de los emperadores de Austria, y el rey Augusto III de Polonia que, además, era duque de Sajonia, de Lituania, de Westfalia y otros dominios alemanes.  Nació en 1724.

Augusto III por Nicolás de Largillière,1715,  ©Wikipedia

La familia de María Amalia vivía en Dresden, conocida entonces como la «Florencia del norte» por su activa vida artística. Allí crearon sus obras genios como Johann Sebastian Bach, cuya música acompañó a la joven María Amalia. Además Dresden era reconocida por su famosa porcelana de Meissen, la única que conocía el secreto de la fabricación de la porcelana china.

María Josefa de Habsburgo por Pietro Rotari, 1755, ©Wikipedia

María Amalia recibió la educación clásica del momento, es decir, arte, religión, etiqueta y, aparte del alemán, también hablaba francés. Era alta, rubia y de ojos azules.
La boda se celebró por poderes en 1738. Tras un mes de viaje, la novia llegó por fin a Nápoles. Ambos se gustaron inmediatamente y gracias a una detallada carta que Carlos escribió a sus padres, conocemos hasta los más íntimos detalles de la noche de bodas. Cabe señalar, que cuando consumaron el matrimonio, María Amalia todavía no había tenido su primera menstruación.

A los pocos meses de la boda, María Amalia contrajo la viruela que le dejó feas marcas en la cara.

María Amalia de Sajonia por Guiseppe Bonito,1740,  ©Wikipedia

¿Austria o Francia?

En 1733 comenzó la guerra de Sucesión por el trono polaco entre Francia y Austria, presentando cada uno su candidato. España se alió con Francia mediante un Pacto de Familia.Pero tras seis años de guerra y para  asegurar la estabilidad del reino, España necesitaba la paz con Austria y se adhirió al Tratado de Viena en 1739. Se cedieron a Austria los ducados de Toscana, Parma y Plasencia a cambio de que se reconociera como soberano de Nápoles y Sicilia al infante Carlos.

Aunque Francia no consiguió colocar a su candidato, el infante Carlos al frente de las tropas españolas y francesas logró conquistar Nápoles y Sicilia. Reinó con el nombre de Carlos VII de Nápoles. Con él comenzó la dinastía de los Borbónes de Nápoles.

En 1740 murió el emperador austríaco Carlos VI. Quería que le sucediera su hija, María Teresa. Para ello era necesario que los demás países reconocieran la Pragmática Sanción. Sin embargo, los demás reinos no aceptaron esta decisión y dió comienzo la Guerra de Sucesión austríaca. Uno de los candidatos al trono era el padre de María Amalia. El otro candidato con más posibilidades era Carlos de Baviera, apoyado por Francia.

Carlos III como rey de Nápoles y Sicilia por Guiseppe Bonito, 1740, ©Wikipedia

Aunque España era partidaria del duque de Sajonia, el deseo de arrebatar a Austria Parma y Plasencia hizo que los reyes se aliasen con Francia, Baviera y Prusia contra Austria e Inglaterra. Los reyes de Nápoles se vieron obligados a apoyar a España en su decisión, aunque tenemos que tener en cuenta que esta decisión enfrentó a María Amelia con su propio padre.

En 1743 Carlos se enteró de un pacto entre Austria e Inglaterra que pretendía quitarle el reino de Nápoles. Así se unió al Segundo Pacto de Familia firmado entre los Borbones de Francia, España y Nápoles con la finalidad de defender sus interéses. Más allá, el rey decidió ponerse al mando de un ejército napolitano de veinte mil soldados y partió hacia el norte de Italia. En la batalla de Vetelli su actitud valerosa le dió prestigio a nivel internacional.

La guerra de Sucesión austríaca terminó en 1748 con la firma del Tratado de Aquisgrán.

Felices en Nápoles a pesar de la suegra

El ambiente en Nápoles era favorable a los nuevos monarcas que, por fin, representaban una monarquía propia. Carlos se dedicó con empeño a una serie de obras de remodelación y ampliación del palacio real al que aportó la colección de arte de los Farnesio que trajo de Parma. Además fundó residencias, sitios reales e instituciones artísticas como la real fábrica de porcelana de Capodimonte en 1743 que fabricaba una porcelana como la de Meissen.

Felipe V e Isabel Farnesio por van Loo, 1743, ©Wikipedia

Sin embargo, Isabel de Farnesio seguía estando presente en las decisiones del joven monarca. El primer ministro de estado era el conde Santisteban que organizó la corte napolitana siguiendo el ejemplo de la española y según los designios de la ambiciosa reina madre. Pasado algún tiempo, Santisteban perdió el apoyo de Isabel de Farnesio y como además no gozaba tampoco del favor de María Amalia fue cesado. Rápidamente quedó claro que María Amalia no iba a ser una marioneta en las manos de nadie. No le gustaba que su suegra se entrometiera en su vida. Por otro lado, el rey Carlos confiaba mucho en la opinión de su mujer.
María Amalia se dedicaba a la música, a las labores de aguja y a fumar tabaco cubano que le era enviado desde España.

En 1740 nació el primero de sus trece hijos. Los tuvo en dieciocho años. Cinco de ellos murieron a los pocos años. María Amalia fue una buena madre. Se ocupaba de la educación y crianza de sus hijos y la muerte de cada uno de ellos era un duro golpe para ella.

 

María Amalia por Guiseppe Bonito, 1745, ©Wikipedia

Mientras tanto…

En 1747 nació el sexto hijo de los reyes y fue el primer varón, Felipe. Aunque la sucesión parecía asegurada pronto quedó claro que el pequeño tenía fuertes deficiencias mentales. Tras este nacimiento, el rey hizo que María Amalia participase en los consejos de estado y que estuviese al tanto de las decisiones que se tomaban.

En España, Felipe V había muerto y le sucedió en el trono su hijo Fernando VI, casado con Bárbara de Braganza.

Reyes de España

Al morir también Fernando VI, el rey de Nápoles heredó el trono de España a los cuarenta y tres años, después de llevar veintisiete años en Nápoles. Entonces a los reyes se les planteó el dilema de tener que nombrar a uno de sus hijos heredero del trono napolitano. Estaba ya claro que el primogénito de los varones no sería capaz. El siguiente, Carlos, debería ser el heredero del trono español, por lo que finalmente fue elegido el tercer hijo varón, Fernando para que ocupase el trono. El talante de los reyes quedó patente al abandonar Nápoles. No se llevaron nada del patrimonio que ellos mismo habían conseguido para el reino.

Fernando VI rey de Nápoles y Sicilia por Anton Raphael Mengs, hacia 1773, ©Wikipedia

María Amalia introdujo en España la costumbre de poner un belén en Navidad.

En 1759 Carlos III y María Amalia de Sajonia desembarcaron en Barcelona con su familia. Como gran parte de la familia cayó enferma del sarampión el viaje a Madrid se retrasó un mes. Allí vivieron en el palacio del Buen Retiro ya que el nuevo Palacio Real todavía no estaba terminado.

Al llegar a España uno de los primero problemas a los que tuvo que hacer frente el nuevo rey fue la Guerra de los Siete Años, en los que luchó contra la expansión británica en América.

También luchó con los franceses contra los británicos en la Guerra de Independencia americana.

Aún así su política exterior no tuvo mucho éxito. Donde sí fue muy popular fue en España.

Carlos III por Anton Raphael Mengs, hacia 1775, ©Wikipedia

Reina por un año

María Amalia echaba de menos Nápoles. No le gustaba España, ni el clima, ni el país en sí. Trajo consigo la mayor parte de su servidumbre napolitana, lo que produjo grandes problemas en la corte ya que hubo cargos duplicados y problemas a nivel de los distintos rangos. Una de las personas más conflictivas era la duquesa de Castropignano, confidente y consejera de la reina. Esta utilizó la confianza que tenía la reina en ella para aumentar su poder y su patrimonio. Además María Amalia e Isabel de Farnesio no congeniaban.

María Amalia como reina de Nápoles por Louis de Silvestre, 1738, ©Wikipedia

Los reyes crearon en 1760 la Real Fábrica del Buen Retiro que, a semejanza de la fábrica de Capodimonte, también se dedicó a la fabricación de porcelana.

Unos años antes María Amalia había sufrido una caída al montar un caballo. Desde entonces su salud se vió resentida. Sumando a ello que no se encontraba a gusto en España y echaba de menos Nápoles, esto tampoco ayudó a que mejorara.

Durante el verano de 1760 su salud empeoró. Tenía problemas respiratorios, tos y debilidad. Murió en septiembre de ese mismo año. Tenía treinta y cinco años. Se dice que el rey comento: «Es el primer disgusto que me ha dado».

María Amalia por Anton Raphael Mengs, retrato póstumo, ©Wikipedia

Un rey ilustrado

Carlos III, aun siendo un rey absolutista, estaba muy influído por la Ilustración, una nueva forma de pensar que hizo que los reyes intentaran mejorar la forma de vida de sus súbditos con el fin de hacerse ellos mismos más poderosos.

Hubo más tolerancia religiosa y los monarcas favorecían las bellas artes, la ciencia y la educación.

El motín de Esquilache

El Marqués de Esquilache era el Ministro de Hacienda. Debido a las guerras, la corona necesitaba más dinero, lo que se consiguió incrementando los impuestos y también a través de la creación de la Lotería Nacional.

En marzo de 1766 tuvo lugar el famoso motín de Esquilache. El rey había ordenado a las gentes que llevaran capas cortas y los nuevos sombreros al estilo francés. Hasta entonces las capas eran largas y los sombreros tapaban la cara, de forma era que fácil esconderse bajo el sombrero y llevar armas bajo la capa.

Marqués de Esquilache por Guiseppe Bonito, 1759, ©Wikipedia

Evidentemente los motivos para el cambio fueron, sobre todo, de seguridad. Sin  embargo, debido a la liberalización del comercio, el precio de la comida se había incrementado y esta orden del rey fue la gota que colmó el vaso y trajo consigo una rebelión. Finalmente los amotinados consiguieron lo que querían: alimentos más baratos, sólo ministros españoles y una amnistía general.

Estos ministros españoles convencieron al rey que la rebelión había sido organizada por los jesuitas, así que éstos fueron echados de España y sus propiedades confiscadas. Como los jesuitas tenían muchos colegios bajo su poder, fue ésta una oportunidad de cambiar el sistema educativo que ahora se basaría en la ciencia y la investigación.

Un buen alcalde para Madrid

Entre las más importantes innovaciones apoyadas por Carlos III estaba la edificación de obras públicas y una red de carreteras partiendo de Madrid a Valencia, Andalucía, Cataluña y Galicia.

Construyó muchos hospitales, ordenó  la instalación de farolas en las calles y la recogida de basuras. También le debemos a él monumentos como la Cibeles, Neptuno, la Puerta de Alcalá, el Jardín Botánico y el Museo del Prado.

Carlos III, cazador por Goya, 1786, ©Wikipedia

Quizás no fuera el mejor rey de España, pero siempre se le ha conocido como el mejor alcalde de Madrid. Quiso que la ciudad se convirtiera en una auténtica capital y cambió sus calles y, en fin, su carácter.

Carlos III sobrevivió a su mujer veintiocho años. Tras la muerte de María Amalia hizo voto de castidad, por lo que no volvió a casarse. Sufrió la muerte de tres de sus hijos, rompió las relaciones con su hijo Fernando IV de Nápoles y tuvo que ver el comportamiento conflictivo de su nuera, María Luisa de Parma, casada con el futuro rey de españa, Carlos IV.

Carlos III murió en 1788 a los setenta y dos años.

Fuente: Reinas de España, autora: María José Rubio, La esfera de los libros, 2009

Deja una respuesta