3.4 Ana de Austria

No hay tres sin cuatro

Cuando Isabel de Valois murió, la situación política española era complicada. En los Países Bajos avanzaba la religión protestante y no querían seguir perteneciendo a España.

El gobernador de Flandes era entonces el duque de Alba que, con diezmil soldados sofocó la rebelión en los Países Bajos. La dureza de los métodos empleados estuvieron a punto de romper las relaciones entre los Habsburgo, Felipe II por un lado y el emperador Maximiliano II, por el otro.

‘Maximiliano II’ por Nicolás de Neufchâtet, hacia 1566, ©Wikipedia

Ofrecieron a Felipe II la mano de Ana de Austria como cuarta esposa. Al mismo tiempo Catalina de Médicis también le ofreció la mano de su hija, Margarita de Valois, hermana de su anterior esposa. Pero prevaleció la opción de Ana de Austria que aseguraba el apoyo del imperio germánico a la soberanía española sobre Flandes e Italia.

‘Fernando Alvarez de Toledo y Pimentel, el duque de Alba’ por Antonio <moro, ©Wikipedia

Ana de Austria era hija del emperador Maximiliano II y de María de Austria, hermana de Felipe II.

Educación «a la española»

Durante la época de Carlos I , Maximiliano y María de Austria fueron regentes de España durante los viajes del rey Carlos I y su hijo Felipe II por Alemania y Flandes. En esos años, en 1549, nació Ana de Austria en Cigales, Valladolid. Por aquel entonces Felipe II tenía ya 22 años. Con dos años de edad Ana pasó ya a vivir en Alemania. Sus padres fueron primero reyes de Hungría y Bohemia y ya a partir de 1564 emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico.

 

‘María de Austria’, anónimo, ©Wikipedia

Su infancia siguió los dictados de la corte española, siendo discreta y austera. Desde siempre se le había inculcado que lo importante era la dinastía de los Habsburgo.

Ana era de modales elegantes y refinandos, de tez muy blanca, ojos azules y rubia. Le gustaban las labores de aguja, era callada y aunque también le gustaba la caza, sobre todo destacó por su devoción religiosa.

Era completamente diferente a su antecesora, Isabel de Valois, pero conectó rápidamente con Felipe II. Tenía muy claro que su obligación era traer herederos al mundo.

Vivió en Praga y Viena. Fue la mayor de los 15 hijos que tuvieron sus padres. Siempre estuvo muy unida a su madre.

Dos de sus hermanos, Rodolfo y Ernesto, fueron educados en la corte de Felipe II.

Felipe II le vuelve a quitar la novia a su hijo

En un primer momento se propuso a Ana de Austria como esposa para el príncipe heredero, Carlos, pero el rey Felipe II parecía tener bastante claros los problemas que tenía su hijo e iba dando largas. Ana amenazó con meterse en un convento si era rechazada como esposa del heredero. Cuando ya parecía que el problema quedaría resuelto, el heredero murió.

Catalina de Médicis intentó que Ana de Austria se casara con su hijo Carlos IX, pero no consiguió la aprobación de Felipe II.

Ana veía que ya tenía 19 años y seguía sin novio a la vista. Sin embargo la prematura muerte de Isabel de Valois volvió a ponerla en la carrera por el trono español.

En 1570 se llegó por fin al acuerdo de casarla con Felipe II, pero las negociaciones fueron muy lentas. España tenía otros problemas.

En 1568 se produjo un levantamiento morisco en las Alpujarras. El hermano bastardo de Felipe II, Juan de Austria, fue el encargado de acabar con el mismo. Durante todo el año 1569 estuvieron luchando contra los moriscos hasta que los vencieron y fueron expulsados y sus bienes confiscados. Felipe II aprovechó esta ocasión para visitar Andalucía y la boda, por poderes, no se hizo realidad hasta mayo de 1570.

Corte y religión

Tras los problemas vividos con la corte de Isabel de Valois, Felipe II no quería que se repitiese lo mismo e impuso su criterio a la hora de designar los cargos más importantes.

Durante el viaje de Alemania a España, Ana de Austria recibió numerosos regalos, sobre todo reliquias de santos, que llegaron a ser una obsesión para ella. La numerosa colección que reunió a lo largo de su existencia se encuentra ahora en el Convento de las Descalzas Reales.

Ana no llegó a España hasta octubre. Fue primero a Valladolid, donde conoció a su tía Juana de Austria, hermana de su madre y de Felipe II. Ella sería una especie de segunda madre para ella, al igual que lo fue para Isabel de Valois.

‘Juana de Austria’ por Sofonisba Anguissola, ©Wikipedia

Ana de Austria se adaptó rápidamente a la corte española. Tengamos en cuenta que las formas no le eran desconocidas, ya que las conoció a través de su madre.

Un tema que la inquietaba era el trato con las dos hijas de Isabel de Valois, Isabel Clara Eugenia y Catalina Micalea. Tenían entonces cuatro y tres años y Ana temía el rechazo. Siempre las trató como hijas propias.

Poderío militar

En 1571 se creó la Santa Liga formada por Venecia, Génova, el Papado y otros príncipes italianos. Felipe II se unió a la Santa Liga que tenía como fin luchar contra el imperio otomano. Don Juan de Austria fue nombrado jefe supremo. La victoria de Lepanto en octubre de ese mismo año fue el momento culminante que demostró al poder militar de España.

‘Juan de Austria’ por Sánchez Coello, ©Wikipedia

Vienen los herederos

Dos meses después Ana de Austria dió a luz a su primer hijo, Fernando.

En 1573 nació el segundo hijo, Carlos Lorenzo. La alegría por este nacimiento se vió empañada por la muerte de la princesa Juana de Austria, hermana de Felipe II, que tan bien había acogido a Ana de Austria. Tenía sólo 38 años.

Flandes, otra vez

La sitación política en los Países Bajos volvió a complicarse. El duque de Alba que regía con mano dura tuvo que ver cómo cada día la idea de independizarse de España era más fuerte entre el pueblo.

Además recibían la ayuda de los protestantes de Inglaterra, Francia y Alemania. Esta larga lucha religiosa fue acabando con las reservas del estado y España se encontraba prácticamente en la bancarrota.

Al mismo tiempo se estaba finalizando la obra del monasterio de El Escorial. Se fueron trayendo los restos mortales de generaciones anteriores de reyes para que ocuparan el panteón preparado para ellos.

‘Guillermo de Orange’ por Antonio Moro, ©Wikipedia

Muerte y nacimiento

En 1575 murió de repente el infante Carlos Lorenzo. Tres días después nació el tercer hijo del matrimonio real, Diego.

Ese mismo año Felipe II aprobó las «Ordenanzas y etiquetas de la casa de la reina«, la primera regulación oficial de los cargos, etiquetas y protocolo que debía regir el comportamiento diario de la reina y su servidumbre. Era una forma de controlar a las damas y criados de la reina que iban a vivir casi como en un convento.

En 1576, ya sin recursos, Felipe II se vio obligado a firmar una tregua con Guillermo de Orange, la Pacificación de Gante, admitiendo que había sido derrotado. Juan de Austria fue nombrado gobernador de Flandes.

Un personaje siniestro

El duque de Alba había caído en desgracia por haber permitido que su hijo se casara sin haber obtenido antes el beneplácito real.

‘Felipe II ofreciendo a su hijo Fernando a la Victoria’ por Tiziano, ©Wikipedia

Llegó así a la corte un personaje siniestro y vengativo que escribió una de las páginas más negras de la historia, Antonio Pérez. Sólo dos años después se vió involucrado en la muerte de Juan de Escobedo junto a la princesa de Éboli.

En 1578 nació el cuarto hijo de Ana de Austria, Felipe, el único que llegaría a la edad adulta y a ser rey de España.

El reino de Portugal

Ese mismo año llegó la noticia de la muerte del rey Sebastián I de Portugal. Era hijo de la difunta princesa Juana, es decir, sobrino de Felipe II y primo de Ana de Austria. Desapareció durante la batalla de Alcazarquivir, en el norte de África, contra los moros. Tenía 24 años.

‘Sebastián I de Portugal’ por Cristobal de Morais, ©Wikipedia

Ahora el trono de Portugal estaba libre y surgió la posibilidad para Felipe II de asumir la corona portuguesa. En un primer momento el sucesor de Sebastián I fue su tío el cardenal Enrique I que ya tenía 67 años por aquel entonces.

‘Enrique I de Portugal¡, anónimo, ©Wikipedia

Muertes, un nacimiento y Portugal es nuestro

Mientras tanto Ana de Austria pasó por una época muy difícil. Murió su hermano el archiduque Wenceslao que estaba siendo educado en España y que tenía sólo 17 años.

Diez días después murió Don Juan de Austria en Flandes y dos semanas después el príncipe Fernando, primogénito de los reyes.

El nuevo rey de Portugal murió en 1580 y había llegado el momento de tomar posiciones. Aunque Felipe II tenía derecho al trono de Portugal, había otro pretendiente, Don Antonio, prior de Crato y parecía que el enfrentamiento bélico iba a ser ineludible.

‘Antonio, prior de Crato’, anónimo, ©Wikipedia

Mientras tanto Ana de Austria dió a luz a su única hija, María.

Felipe II volvió a llamar al duque de Alba para que se pusiera al frente de su ejército. Vencieron al ejército portugués en la batalla de Alcántara y el prior de Crato salió huyendo hacia Inglaterra. A partir del 12 de septiembre Felipe II sería rey de Portugal.

Durante estos meses de incertidumbre, la familia real estuvo alojada en Badajoz. Una epidemia de gripe afectó primero a Felipe II justo después de la victoria del duque de Alba. Incluso se temió por su vida, pero se recuperó. Sin embargo contagió a Ana de Austria que murió a consecuencia de la enfermedad en octubre de 1580. Tenía 31 años. No llegó a ver la unión de Portugal y España.

Un rey viudo y solitario

Felipe II viajó a Lisboa donde vivió los siguientes tres años.

Dos años después murió el pequeño Diego, de siete años. Su muerte obligó a un rápido regreso de Felipe II a España. El problema de los herederos se estaba haciendo acuciante. El año siguiente murió su hija María con tres años. Para Felipe II ya sólo había un objetivo y era preparar a su hijo Felipe como su sucesor.

Felipe II no volvió a casarse. Sobrevivió a Ana de Austria 18 años. El rey se dedicó en exclusiva a las tareas de gobierno. Era un ser solitario muy religioso.

A pesar de ello se planificó otro matrimonio. Esta vez con Margarita de Austria, hermana de su última mujer, Ana de Austria. Margarita de Austria llegó a España en 1582 acompañada de su madre, la emperatriz María, hermana de Felipe II. Sin embargo Margarita quiso ser monja en el Monasterio de las Descalzas, por lo que la boda no llegó a celebrarse.

‘Margarita de Austria’ por Andrés López Polanco, ©Wikipedia

Cuentan que el rey vivió sus últimos años echando de menos a Ana de Austria, convertida en un doloroso recuerdo.

Fuente: Rubio, María Jo´se: ‘Reinas de España. Las Austrias’; La esfera de los Libros, 2010

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