5.1 Isabel de Borbón

Isabel de Borbón y Médicis nació en Fontainebleau en 1602. Era la segunda hija de los reyes de Francia, Enrique IV y María de Médicis.

París bien vale una misa

Desde 1589 Enrique IV, primero de la dinastía Borbón, reinaba en Francia. Había llegado  al trono  por su victoria en la guerra de los ‘tres Enriques’. El rey de Francia, Enrique III de Valois no tenía descendencia y pretendieron su trono tanto Enrique de Navarra como Enrique de Lorena. Al morir asesinados tanto Enrique de Valois como Enrique de Lorena, ya sólo quedaba Enrique de Navarra como posible rey. Enrique no solo era el rey de Navarra sino también líder de los hugonotes franceses. Para evitar la guerra con las potencias católicas, se convirtió a la fé católica para acceder al trono. Es célebre su frase de ‘París bien vale una misa’ que no se sabe si es cierta, pero desde luego muy acertada. Su primera esposa fue Margarita de Valois, de la cual se divorció para casarse con María de Médici. Con ella tuvo seis hijos. Parece ser que tuvo por lo menos otros once ilegítimos.

Enrique IV de Navarra por Frans Pourbus el Joven; ©Wikipedia

Protestantes, católicos y matrimonios de estado

Europa estaba dividida en dos bloques. Por un lado estaba la Unión Protestante con Inglaterra, Holanda y los príncipes protestantes alemanes. Por el otro, la Liga Católica con España y Austria. Francia estaba entre los dos bandos aunque no quería apoyar la causa católica por miedo a un excesivo poder de los Austrias.

Isabel de Borbón nació en una época en la que los reyes simbolizaban los intereses políticos de sus respectivos países. Eran unos tiempos en los que los acuerdos matrimoniales servían para asegurar pactos de no agresión y de expansión del poder nacional.

Doble matrimonio entre Francia y España

En 1612 España y Francia llegaron al acuerdo de un doble matrimonio: Ana de Austria, hermana de Felipe IV, se casaría con el futuro Luis XIII, hijo de los reyes de Francia, y Felipe IV con Isabel de Borbón y Médici, hermana de Luis XIII.

Isabel de Borbón recibió una esmerada educación cortesana junto a los demás hijos del rey, tanto legítimos como ilegítimos. Era alegre e ingeniosa y le gustaba la vida en el campo, la caza, al equitación tanto como la danza y el teatro. Físicamente era elegante y atractiva, de ojos y pelo castaño.

Ana de Austria por Rubens; ©Wikipedia

El acuerdo matrimonial entre Francia y España estuvo a punto de romperse varias veces. En 1610 Enrique IV murió asesinado y María de Médicis ejerció la regencia durante la infancia de su hijo, el futuro Luis XIII. Ella era favorable a la politica pro-española, lo que impulsó el doble matrimonio entre los descendientes reales. La consumación del matrimonio tuvo que posponerse debido a la juventud de los cuatro príncipes. Tenian  diez y catorce años. Durante los primeros tiempos Isabel de Borbón vivió en el palacio de El Pardo. Al contar, por contrato matrimonial, con una servidumbre numerosa, este acuerdo resultó muy oneroso para las ya casi vacías arcas reales.

 

Mientras tanto la Corte, todavía en tiempos de Felipe III, se encontraba dividida en dos bandos, el del duque de Lerma y el duque de Uceda. Sin embargo, el conde de Olivares había seguido su propia estrategia y consiguió ser nombrado gentilhombre del futuro Felipe IV. Se dedicó a facilitarle sus aficiones preferidas: la caza, el teatro y también las aventuras amorosas.

Felipe IV, heredero del reino de Portugal

En 1619, con un Felipe III deprimido por la mala gestión y el estado deplorable del país, se decidió realizar un viaje a Portugal para que el príncipe de Asturias, Felipe, fuera jurado en Lisboa como príncipe heredero de aquel país.

‘Estatua de Felipe IV’, ©LDiehl

Era el primer viaje de un rey español desde 1583. Los portugueses eran cada vez más reacios al dominio español y preferían el partido de los duques de Braganza. Aun así el recibimiento que se les hizo fue espléndido. El resultado, sin embargo, poco provechoso para los portugueses que invirtieron mucho dinero en agasajar al rey y recibieron poco a cambio.

El nuevo valido del rey

Un año después, estando Felipe III ya muy enfermo, por fin se consumó el matrimonio de los Príncipes de Asturias. Habían pasado cinco años desde su boda. En 1621 murió Felipe III. Inmediatamente el duque de Olivares se ocupó de que Felipe IV cesara al duque de Uceda, hasta entonces primer ministro. Comenzó la época del duque de Olivares como valido de Felipe IV. Las familias Guzmán y Zúñiga sustituirán a los Sandoval y Rojas en los puestos clave del poder.

Isabel de Borbón fue muy popular debido a su carácter virtuoso y honesto. Era cariñosa con su marido, pero desconfiaba del duque de Olivares.

En 1621 nació la primera hija de los ya reyes de España, María Margarita, una niña prematura que murió a las cuarenta horas.

El duque de Olivares era un hombre culto y quiso que el reinado de Felipe IV fuera una edad de oro de las artes. Así podemos encontrar en la corte a Velázquez, Quevedo, Lope de Vega o Calderón. Los grandes festejos artísticos no eran sólo un asunto festivo, sino que tenían que mostrar el poder real. Eran una exaltación de la monarquía y medio de conexión con el pueblo. Sobre todo el teatro centró gran parte de la actividad cortesana. A nivel pictórico la colección real aumentó en unos 2.500 cuadros. Tampoco Isabel de Borbón fue ajena a esto. De hecho encargó en 1623 veinticinco pinturas flamencas de las cuales seis eran de Rubens.

Muerte del conde de Villamediana por Manuel Castellano; ©Wikipedia

El conde de Villamediana. Amores reales y asesinato

No hay corte que se precie en la que no haya rumores y escándalos amorosos. El conde de Villamediana protagonizó quizás el más sonado de la época.

En 1622, para celebrar el cumpleaños de Felipe IV, Isabel de Borbón organizó la representación de la obra ‘La Gloria de Niquea’ escrita por Villamediana e interpretada por ella y otras damas de la corte.

Durante el segundo acto de la representación, la caída de un candil provocó un incendio sobre el escenario. Villamediana rescató a la reina del fuego sacándola en brazos. Este hecho fue muy comentado en la corte, ya que había rumores acerca de los amores de Villamediana por una mujer de palacio. De hecho en sus poemas mencionaba su amor imposible por una tal ‘Francelisa’, posible alusión a Francia y al nombre de la reina. También en una fiesta llevó una divisa bordada con el lema ‘Mis amores son reales’. El rey estaba furioso.

Si el incendio fue el 22 de mayo, el 21 de agosto el conde de Villamediana fue asesinado mientras iba en carroza por Madrid. Nunca se aclaró el asesinato.

El año siguiente Isabel de Borbón estaba de nuevo embarazada. Obsesionada por su muerte redactó su primer testamento. En el propuso la construcción de una catedral frente al Alcázar dedicada a la Virgen de la Almudena. Se comenzó con el proyecto, pero Toledo, a cuya catedral pertenecían las iglesias de Madrid, puso todos los impedimentos posibles. Teniendo en cuenta además la falta de liquidez, el proyecto quedó parado.

En noviembre, prematura también, nació Margarita María Catalina que sobrevivió casi un mes.

María Ana de Austria por Velázquez; ©Wikipedia

Dos visitantes de incógnito y una boda que no se celebra

El príncipe de Gales, hijo de Jacobo I de Inglaterra, y el duque de Buckingham estaban recorriendo España disfrazados de criados. Durante mucho tiempo ya se había estado negociando el matrimonio entre Carlos de Gales y la infanta María, hermana de Felipe IV. Parece ser que Carlos de Gales quiso tomar las riendas del asunto, presentarse en la corte y volver con una esposa a su país.

Pero la solución no era tan sencilla. Para España resultaba imposible que una infanta católica se casara con un príncipe protestante. Carlos de Gales estuvo más de medio año en España. Fue agasajado como se merecía, pero la boda no parecía más cerca. Finalmente el Papa les concedió la dispensa para que se pudieran casar. El conde-duque impuso unas claúsulas durísimas en el contrato matrimonial creyendo que no serían aceptadas, pero Carlos de Gales se sometió. Regresó confiado a Inglaterra, pero el matrimonio nunca llegó a celebrarse desatando una nueva guerra entre católicos y protestantes.

Fernando III por Jan van den Hoecke ©Wikipedia

La infanta María terminó casándose con su primo Fernando III de Habsburgo, rey de Hungría y futuro emperador de Alemania. Durante los 15 años de su matrimonio tuvieron seís hijos. Una de sus hijas, Mariana, fue la segunda mujer de Felipe IV.

Por su parte Carlos de Gales se casó con Enriqueta María de Borbón, hermana de Isabel de Borbón.

Isabel de Borbón gana al conde-duque

En 1624 Inglaterra estaba indignada por el comportamiento de España. En Francia reinaba Luis XIII y su primer ministro, el cardenal Richelieu prefería alinearse con Inglaterra contra España para el dominio de Europa.

Evidentemente España tenía problemos económicos para hacer frente a una guerra. El conde-duque de Olivares intentó poner en marcha su ‘Unión de Armas‘ que consistía en que cada reino de España aportara dinero y soldados para la defensa del pais. Los reinos exigieron que el rey jurara sus constituciones. Fue una situación difícil y convulsa que no terminó en acuerdo. Aun así Felipe IV declaró inaugurada la ‘Unión de Armas‘ en 1626. Mientras Felipe IV marchó a Aragón, Isabel de Borbón quedó en Madrid como regente. Fue una época en que gozó de poder y consideración en la corte al no estar el conde-duque. Los hermanos menores del rey, sin un futuro cierto, se unieron a la reina en oposición al valido. A nivel familiar trató de detener la guerra ante Luis XIII y el cardenal Richelieu. En marzo Francia y España firmaron un armisticio. Fue el éxito de Isabel de Borbón sobre el conde-duque.

Embarazos frustrados y una amante fértil

En 1625 Isabel de Borbón había dado a luz a su tercera hija. Aunque todos pensaban que no iba a sobrevivir, María Eugenia vivió dos años, pero murió poco después de que su madre sufriera un aborto.

En 1627 el rey Felipe IV cayó enfermo y se dispararon las intrigas en palacio, sobre todo al ver el conde-duque de Olivares peligrar su puesto de poder. Tras la recuperación de Felipe IV, Isabel tuvo otro parto prematuro dando a luz a Isabel María Teresa que sólo vivió un día. Mientras Isabel de Borbón estaba constantemente embarazada y dando a luz a hijos que no sobrevivían, Felipe IV vivía un apasionado romance con una actriz, la Calderona que le dió varios hijos. Uno de ellos sería Juan José de Austria, primer ministro de Carlos II.

Juan José de Austria, ©Wikipedia

Francia o Inglaterra: el dilema de siempre

En 1628 Francia había vuelto la política hostil contra España. Ambos países se disputaban el ducado de Mantua. Francia se alió con Venecia y el Papa, España con Saboya y Austria. Francia invadió Saboya y España se vio obligada a firmar el tratado de Casale. Fue un duro golpe a la política del conde-duque de Olivares.

Parecía un buen momento para dirigir la mirada hacia Inglaterra. Para buscar la alianza con Inglaterra acudió a la ayuda de España un diplomático inesperado, sería el pintor Pedro Pablo Rubens. Durante su estancia en Madrid pintó los retratos de la familia real. Inglaterra y España firmaron un tratado de paz en 1630.

Por fin un heredero y construimos palacios

En 1629 Isabel de Borbón tuvo su quinto hijo, esta vez un niño y sano: Baltasar Carlos.

El conde-duque de Olivares por Velázquez, ©Wikipedia

Entre 1630 y 1640 el conde-duque de Olivares realizó un programa de construcción de palacios. En El Pardo se levantó el palacete de la Zarzuela y la torre de la Parada, pabellones de caza y el nuevo real sitio del Buen Retiro. Este palacio se inauguró en 1633.

La situación de Isabel de Borbón no era halagüeña. Quería tener más hijos varones, era desatendida por su marido y llevaba una vida melancólica y triste. Mientras el conde-duque de Olivares acrecentaba su poder día a día de cara al rey. En 1635 Isabel tuvo otra hija, María Antonia Dominica que murió también a los dos años. En 1638 nació su séptima hija, María Teresa que sería la esposa de Luis XIV de Francia.

Retrato del Príncipe Baltasar Carlos por Juan Bautista Martínez del Mazo; ©Wikipedia

El conde-duque y Richelieu: vamos a la guerra

Ese mismo año la situación entre España y Francia se había vuelto insostenible. Era la lucha de los dos grandes validos europeos: el conde-duque de Olivares y Richelieu. Francia declaró la guerra a España. Un conflicto que se pensó sería de rápida solución duró más de diez años con el consiguiente coste de vidas y dinero. España comenzó teniendo diversos éxitos en varias batallas, pero en 1639 perdió los terrenos en Centroeuropa que protegían la ruta hacia los Países Bajos. Flandes quedó aislada.

Desde 1639, Isabel de Borbón venía sufriendo achaques de salud sometiéndose a frecuentes tratamientos de píldoras y brebajes. Le afectó mucho el ambiente anti-francés que se respiraba en el país.

Retrato triple del Cardenal Richelieu por Philippe de Champaigne; ©Wikipedia

Mientras el pueblo sufría cada vez más la escasez provocada por los gastos invertidos en la guerra, el conde-duque de Olivares siguió con su ‘campaña de imagen’ de cara al exterior. Grandes fiestas, espectáculos introduciendo las ultimas novedades escénicas, todo para favorecer la imagen de una España próspera y sin preocupaciones.

Incendio del Buen Retiro, Cataluña se vuelve francesa y perdemos el reino de Portugal

Pero todo cambiaría a partir de 1640. En febrero un incendio destruyó el palacio del Buen Retiro, en junio en Cataluña fue asesinado el virrey, los catalanes renegaron de su lealtad al rey y abrieron las puertas al ejército francés proclamando francesa la ciudad de Barcelona. Durante dos años se mantuvo esta situación. Siguiendo el ejemplo catalán, Portugal proclamó rey al duque de Braganza y Margarita de Saboya, hasta entonces virreina, tuvo que huir a España.

Hijos bastardos y el rey se va a la guerra

En 1642 el conde-duque reconoció a su único hijo bastardo, Enrique Felipe de Guzmán, que ya tenía unos 30 años. Le casó con una dama de la corte y se le concedieron privilegios y títulos indignando a la vieja nobleza por el rápido ascenso. En ese momento también Felipe IV reconoció a su hijo bastardo, hijo de la Calderona. Este jóven fue recibido con recelos por Isabel de Borbón. Temía que los desastres de la guerra con la pérdida de dominios disminuyeran la herencia de su propio hijo, Baltasar Carlos. Convenció a Felipe IV que debía encabezar la lucha contra los catalanes disidentes. Fue la primera vez que el rey hizo algo en contra de la voluntad del conde-duque de Olivares. Pero la lucha se retrasó de forma que el ejército francés pudo organizarse. El rey ordenó atacar Lérida y sufrió una derrota. Los nobles que habían participado junto él estaban enfadados con el conde-duque de Olivares que no les permitió acercarse al rey. El rey regresó a Madrid deprimido por el fracaso.

Felipe IV de castñao y plata por Velázquez;©Wikipedia

Mientras el rey estuvo fuera Isabel de Borbón ejerció como gobernadora asombrando a todos por su energía y eficacia en las decisiones que tomó. Se ocupó de los temas administrativos, financieros y reclutó tropas para la guerra contra Cataluña. Con ello logró la admiración del pueblo, que la veía como una heroína. Se convirtió en el estandarte contra el conde-duque que también había perdido la confianza del rey a raíz de sus fracasos militares y de hacienda.

Isabel de Borbón por Velázquez, ©Wikipedia

La conjura de las mujeres

La nobleza se negó a acompañar al rey tanto en la iglesia como en los almuerzos, tal y como era habitual. Ana de Guevara, antigua nodriza del rey, le pidió que escuchara al pueblo. La llegada de la duquesa de Mantua, virreina de Portugal destapó la culpabilidad del conde-duque en la pérdida de Portugal y su ocultación de los hechos. Contando además con la animadversión de Isabel de Borbón el rey al final se convenció de que tenía que destituir al conde-duque. La influencia de estas tres mujeres sobre el rey se conoció como la ‘conjura de las mujeres‘. Tras veinte años en el poder, el conde-duque de Olivares tuvo que marcharse finalmente de palacio a escondidas. Dos años después murió en Toro.

Margarita de Saboya por Frans Pourbus;©Wikipedia

Una regente capaz. Una muerte repentina

Entre junio y diciembre de 1743 el rey volvió a participar en la guerra en Cataluña yendo a Aragón donde el ejército recuperó la ciudad de Monzón. La reina volvió a actuar de regente. Con casi 40 años era el momento en que el rey tomó las riendas del Estado con responsabilidad. También cambió su actitud de cara a la familia. Parece ser que influenciado por sor María de Ágreda, una religiosa que conoció en el viaje a Aragón, por fin se decidió a llevar una vida ejemplar. De repente una moralidad severa invadió la corte. Al año siguiente volvió a partir hacia Aragón. La reina estaba embarazada otra vez. Tuvo un aborto que le causó un gran daño físico. Casi ni dormía ni comía dedicada a las labores de regente. Enfermó de irisipela con fiebre alta y dolores. Los médicos le practicaron hasta ocho sangrías. Finalmente murió el 6 de octubre tras haber hecho testamento y despedirse de sus hijos. Felipe IV no volvió a verla con vida puesto que estaba en plena lucha armada. Al recibir la noticia de la muerte de Isabel de Borbón regresó de inmediato a la corte, aunque se retiró a El Pardo incapaz de ver el cadaver de su mujer que era enterrada en El Escorial. Felipe IV no quiso volver a casarse, aunque al final tuvo que hacerlo por motivos de estado.

Fuente: Reinas de España. Las Austrias, autor: Rubio, María José; La esfera de los Libros, 2010

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