El Museo Sorolla presenta la exposición ‘Cazando impresiones. Sorolla en pequeño formato‘ hasta finales de Septiembre de este año.
Se trata de pequeños cuadros, generalmente pintados sobre cartón o madera, que permitían a los artistas recoger rápidamente ideas o impresiones. A veces utilizaban estas cuadritos como preparación para obras posteriores, otras para probar distintas técnicas.
Este sistema fue muy utilizado en el siglo XIX y, de considerarse trabajos privados o, a veces, inacabados, pasaron a ser mostrados en exposiciones y vendidos.
Muchas veces los pintores utilizaban el propio color de las tablillas de madera como parte de la obra.

También se usaban como contribución a causas benéficas o alimentaban las colecciones particulares de señoras de la alta sociedad, ya que las tablillas eran consideradas más ‘femeninas’. Era usual que los pintores se regalesen estas pequeñas pinturas entre ellos y las consideraban el germen de una obra posterior. Con el tiempo fueron dando cada vez más importancia a las pequeñas tablas y comenzaron a enmarcarlas realzando así la importancia del estudio de una obra.

Sorolla pintó más de 2000 cuadros pequeños. En su estudio tenía las paredes cubiertas de ellos, muchas veces sujetos con alfileres. Tenemos que tener en cuenta que el taller de los pintores se había convertido para entonces en un lugar de creación y venta, por lo que la mayoría de ellos cubrían todas sus pardes mostrando así su capacidad de trabajo e inspiración. Los utilizaba para ensayar posibles composiciones o como ejercicio. Posteriormente enmarcó muchas de estas tablillas y las utilizó en sus exposiciones.

En 1906 Sorolla realizó su primera exposición monográfica en París, en la galería Georges Petit. Para entonces ya se centraba en los temas que más le llamaban la atención, las variaciones de luz durante el día y las estaciones del año, el color de las sombras, los reflejos en el agua o los contraluces. Por ello se centró cada vez más en los cuadros inspirados en zonas de mar y playa. En esa exposición se pudieron ver ya muchas de sus tablillas, muestra de su inacabable ansia de experimentación. En concreto se expusieron 497 obras, de ellas 300 eran óleos de pequeño formato.

Entre 1907 y 1911 Sorolla realizó varias exposiciones individuales: tres en Alemania, una en Londres y en 1909 la de la Hispanic Society en Nueva York que tanta repercusión tuvo. Además expuso también en Buffalo, Boston, Chicago, St. Louis y en la Exposición Internacional de Roma. La I Guerra Mundial supuso un parón en este tipo de actividades. Al tener que realizar obras para estas exposiciones abandonó poco a poco la pintura en las tablillas al tener que dedicarse más a formatos medianos.

A partir de 1912 Sorolla se centró en el gran encargo de la Hispanic Society y, o pintaba para este encargo, o experimentaba para él mismo. De esta época datan tablillas con escenas de jardín y playa, sobre todo de San Sebastián.

Sorolla perseguía reflejar en sus cuadros la luminosidad, la luz del sol, las sombras y las tablitas le permitían captar los instantes que más le interesaban de una forma casi inmediata teniendo en cuenta la rapidez con que pintaba. Era esencial para él captar la ‘primera impresión’.
En ‘Sorolla en pequeño formato‘ podemos apreciar 230 obras en este formato que nos aportan una magnífica impresión de cómo pintaba Sorolla, de su destreza, su rapidez y seguridad. Es una exposición que bien merece no sólo ser visitada sino visitada con tranquilidad para poder disfrutar de cada una de las obras.
