‘INVITADAS’ – nueva exposición en el Museo del Prado

La nueva exposición del Museo del Prado podrá visitarse hasta el 14 de marzo 2021. Está comisariada por Carlos G. Navarro, conservador del área de Pintura de siglo XIX y ha contado con el apoyo de la Fundación AXA. Se presentan más de 130 obras de las que muchas participaron en exposiciones internacionales u obtuvieron premios. Las obras proceden del propio Museo del Prado y de colecciones públicas o privadas.
Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931)‘ pretende reflexionar sobre el papel de la mujer y los roles que desempeñó en el arte desde el reinado de Isabel II hasta Alfonso XIII. La muestra se ha dividido en dos partes con diferentes secciones. La primera parte nos deja ver cómo el arte oficial (a través de encargos, premios) apoyó aquellas obras que mostraban a la mujer ideal burguesa. La segunda muestra obras de mujeres artistas. Pocas son las mujeres protagonistas que aparecen en ellas, son el reflejo del arte oficial de su época, expresión de un tiempo y una sociedad concreta.

Sección 1. Reinas intrusas

En 1847 José de Madrazo, director del Prado, presentó un proyecto para cuatro de las nuevas salas del Museo, avalado por la reina Isabel II. Era una serie cronológica de los reyes de España que la habían precedido y, debido al enfrentamiento con los Carlistas, se hizo especial hincapié en las reinas de España para legitimar su propio reinado. De los reyes medievales no había retratos, por lo que se hicieron encargos expresos a algunos pintores.
Tras el exilio de Isabel II, los pintores de historia eligieron a Juana I de Castilla como objeto a representar destacando, sin rigor histórico, su locura e incapacidad para gobernar.

‘La reina doña Juana la Loca, recluída en Tordesillas con su hija, la infanta Catalina; Francisco Pradilla y Ortiz (1848-1921); 1906
©Museo del Prado

Sección 2. El molde patriarcal

A finales del siglo XIX el Estado prefirió mostrar obras que reflejaran una denuncia social o costumbres y usos sociales. Así encontramos a niñas en las escuelas aprendiendo cosas intrascentes o en casa aprendiendo valores morales de padres y abuelos.
La imagen anterior de la mujer como ‘angel del hogar paso a reflejarla como supeditada a su marido.

‘El consejo del padre’; Plácido Francés y Pascual (1834-1902); 1892;
©Museo del Prado

Seccion 3. El arte de adoctrinar

La idea generalizada acerca de la mujer era que sus emociones incontrolables debían ser controladas por el hombre. Para los artistas las mujeres mostraban su encanto a través de esta emotividad, pero también su debilidad de carácter. Vemos así representaciónes de la locura o brujería asociando a la mujer al desequilibrio mental o con una extraña relación con lo oculto. Otros artistas las mostraron en momentos de ocio y solo unos pocos presentaron su situación real en una sociedad paternalista e injusta.

‘Soberbia’; Baldomero Gili y Roig (siglo XIX); hacia 1908;
©Museo del Prado

Sección 4. Brújula para extraviadas

En la Exposición Nacional de 1895 triunfó un subgénero influído por los folletines que mostraba a las hijas pródigas que volvían arrepentidas al hogar pidiendo perdón tras haber caído en desgracia. Estas obras pretendían ser advertencias para las jóvenes.
Posteriormente una serie de obras denunciaron la cruda realidad de la prostitución y la degradación que sufrían las mujeres provocando el rechazo tanto de crítica como público. Solo se aceptaban obras que, con esta temática, tuvieran un fin moralizante.

‘La bestia humana’; Antonio Fillol Granell (1870-1930); 1897
©Museo del Prado

Sección 5. Madres a juicio

La maternidad, considerada como expresión máxima de la realización personal femenina, se muestra de dos formas. Por un lado se presenta las consecuencias de los malos hábitos en los niños (enfermedades venereas) y aunque la mujer resultara generalmente la más culpable, algunos artistas también denuciaron la paternidad irresponsable. Por el otro se mostraba el mundo de las nodrizas que tenían que abandonar a sus propios hijos para alimentar a hijos de familias pudientes.

‘El precio de una madre, a mejorar la raza’; Marceliano Santa María Sedano (1866-1952); 1893;
©Museo del Prado

Sección 4. Desnudas

Hasta el siglo XIX el desnudo femenino era una exaltación del ideal de belleza. Los desnudos seguían vinculados a episodios históricos o literarios que los justificaban.
Algunos pintores reflejaron ahora en sus obras el posado artístico.

‘Crisálida’; Pedro Sáenz Sáenz (1863-1927); 1897;
©Museo del Prado

Sección 7. Censuradas

Los jurados de las Exposiciones Nacioneles podían rechazar obras por motivos morales que amenazaran el decoro y la decencia reflejando así la sociedad hipócrita basada en falsas apariencias. Proliferaron en esta época cuadros de prostitutas que trataban de concienciar al público.

‘El sátiro’; Antonio Fillol (1870-1930); 1908
©Museo del Prado

Sección 8. La reconstrucción de la mujer castiza

A principios del siglo XX comenzó a imponerse uan imagen de la mujer más moderna y liberada. En contra de esa visión estaba la Sociedad Española de Amigos del Arte que quería fomentar el gusto de las artes e industrias tradicionales ensalzando el ámbito doméstico y tradicional de la mujer. Así mostró a la mujer española del siglo XVIII apoyando una ideología conservadora y popularizando retratos de mujeres vestidas con objetos antiguos.

‘Una manola’; Ignacio Zuloaga (1870-1949); hacia 1913
©Museo del Prado

Maniquíes de lujo

Raimundo de Madrazo y Garreta fue uno de los retratistas más famosos tanto en España como en Francia. Reflejó en sus retratos a mujeres españolas castizas o francesas disfrazadas de Pierrette o coquette que mostraban el ideal conservador que quería regresar al siglo XVIII representando a mujeres vacías como maniquíes.

‘Aline Masson con mantilla blanca’; Raimundo de Madrazo (1841-1920); hacia 1875
©Museo del Prado

Sección 9. Náufragas

La palabra náufragas hace referencia a textos de Emilia Pardo Bazán y Segunda Martínez de Robles que mostraban la marginalidad de muchas mujeres en el mundo patriarcal del siglo XIX en España. Por ejemplo, las mujeres pintoras, a veces hijas o esposas de pintores, aun recibiendo una educación específica realizaban tareas secundarias. Otras mujeres se ocupaban de tareas en el hogar que siempre se consideraron inferiores o artesanales.

 

Sección 10. Modelos en el atelier

Como muestra de la belleza femenina durante el siglo XIX encontramos a las modelos que se convirtieron en un producto de consumo para el público, siendo personajes pasivos y subordinados al talento creador del artista.

Sección 11. Pintoras en miniatura

Las jóvenes de familias adineradas del siglo XIX, aparte del piano, la costura y poco más, aprendían también a pintar, pero siempre fuera del ámbito de la enseñanza oficial de las Academias de Bellas Artes. Algunas llegaron a exponer sus obras, preferentemente miniaturas o copias de obras y siempre fueron consideradas de segunda fila.

Sección 12. Las primeras fotógrafas

Al considerarse la fotografía como un arte menor permitió el acceso al mismo a las mujeres. Algunas realizaron trabajos sobre el terreno, otras trabajaron en estudios fotográficos o negocios familiares. Cabe señalar aquí al matrimonio formado por el fotógrafo Charles Clifford y su mujer, Jane Clifford. Tras el fallecimiento de éste, su mujer continuó con el negocio fotográfico, pero obras suyas fueron atribuídas a su marido hasta hace poco.

Copa alta con emperadores, virtudes y la Fama
Jane Clifford
Papel albúmina
hacia 1863
©Museo del Prado

Sección 13. Señoras ‘copiantas’

La copia de obras artísticas de los grandes maestros fue una actividad artística esencial de las mujeres pintoras. Muchas acudieron con sus obras a exposiciones. Se registraban en los libros del Museo del Prado y algunas llegaron a puestos destacados como Emiliana Carmena, pintora honoraria de Isabel II.

‘Las hilanderas’; Alejandrina Gessler de la Cruz, Madame Anselma (1831-1907); 1872
©Museo del Prado

Sección 14. Reinas y pintoras

María Cristina de Borbón y su hija, Isabel II, entraron en el círculo de ‘reinas pintoras’. Mostraron sus obras en exposiciones o recepciones de palacio. Isabel II apoyó a diverdad mujeres a trabajar en el ámbito de la corte y compró obras suyas para el Palacio Real. Este mecenazgo real a las pintoras se mantuvo en los reinados posteriores.

 

Sección 15. Las viejas maestras y las ‘verdaderas pintoras’

Dentro de la pintura había géneros que se consideraban menores como el bodegón, la miniatura e incluso el retrato, de forma que, desde la Edad Moderna, de manera que aquellas mujeres que se dedicaban a la pintura se decantaban por estos géneros. En la Exposición Nacional de 1887 ya participaron más de 60 mujeres por lo que su trabajo ya no pudo obviarse.

‘Flores y frutas’; María Luisa de la Riva y Calloll de Muñoz (1865-1926); 1887
©Museo del Prado

Sección 16. Señoras antes que pintoras

Las pintoras del siglo XIX prefirieron representarse sin mostrar su actividad artística manteniendo su estatus social. Excepción fue Lluisa Vidal que se presentó como creadora. También son escasas las muestras de pintores mostrando a mujeres artistas trabajando en sus talleres.

‘Carolina Coronado’; Federico Madrazo (1815-1894); hacia 1855;
Wikipedia

Sección 17. Anfitrionas de sí mismas

A finales del siglo XIX la crítica comenzó a reconcer la valía de las pintoras reconociendo su aportación aunque se seguía manteniendo el tono condescendiente. Realmente solo unas pocas pudieron realizar sus obras libremente.
En el siglo XX hubo diversas iniciativas para considerar más a las artistas aunque con un éxito discreto.

‘Desnudo de mujer’; Helena Sorolla (1895-1975); hacia 1920
©Rafael Castañeda

Durante los meses de la exposición habrá charlas, conferencias, talleres. Para más información y debido a las restricciones actuales se recomienda consultar la página del Museo del Prado.

 

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