El 9 de marzo de 1989 Raquel abrió su negocio en nuestro barrio, el barrio del Pilar, y parece que fue ayer.
MVyC: Raquel, ¿por que viniste a este barrio?
RMyJ: He vivido aquí desde los 10 años. Vivíamos en la calle Isla de Arosa. Tengo que decir, que toda mi familia se ha dedicado desde siempre al comercio y mis padres tenían uno en otro barrio. Mi madre siempre quiso tener una tienda aquí, pero mi padre era muy prudente, y embarcarse en una casa nueva y una tienda nueva le pareció demasiado.
MVyC: ¿Siempre quisiste abrir tu propia tienda?
RMyJ: Verás, yo estaba estudiando Turismo y quería trabajar en verano en las rebajas para ganar un dinero. Y así entré en el Corte Inglés. Después del verano, cuando ya tenía que empezar con los estudios me planteé qué hacer. Mis jefes en el Corte Inglés me aconsejaron que no dejara de trabajar y que estudiara al mismo tiempo. Tuve suerte en aquel entonces porque la jornada laboral terminaba a las 20:30. Todavía no había los horarios que hay ahora y, saliendo puntual, podía asistir a dos clases, aunque es verdad que me perdía tres….. Estaba ya en segundo de la carrera. Así estuve tres años en el Corte Inglés y cuando ya me iban a hacer fija me casé. Mi marido trabajaba en Telefónica en Barcelona y ahí me mudé. Vivi en Barcelona dos años y aproveché para ‘hacer turismo’ por la Costa Brava y Andorra. Después volvimos a Madrid. Mis padres seguían con la tienda que tenían en Manoteras. Y mi madre no se había olvidado de su idea de tener un negocio en el barrio. Y así surgió. Ademas mi padre enfermó, así que mi madre liquidó aquella tienda después de 35 años y mi padre aquí me ayudó a montar este negocio. Tienes que pensar que de ser una empleada del Corte Inglés de repente estaba al frente de un negocio. Era mucha responsabilidad, muchas cosas nuevas. Pero poco a poco fui aprendiendo.
MVyC: ¿Y tus estudios de Turismo?
RMJ: Me habría gustado ser guía turística. Es una espinita que tengo clavada. Pero también tengo que decir que aquí me he sentido, y me siento, muy bien.
MVyC: ¿Cómo es llevar un negocio de este tipo?
RMJ: Es complicado. Es verdad que me he equivocado y me sigo equivacando. Es difícil comprar y acertar. Son muchos artículos los que tengo, eso significa muchos proveedores y mucha inversión. Menos mal que estos proveedores con el tiempo se convierten en amigos y también te asesoran. Esto no es como una tienda de alimentación. Aquí tienes que tener un stock de productos. También es verdad que en ciertos momentos difíciles puedes contar con ese stock, con esa inversión que has hecho. Yo estoy contenta con el trabajo que desempeño, cuando estoy en la tienda no miro el reloj.
MVyC: ¿Qué tipo de productos tienes?
RMJ: Todos mis productos son nacionales y alguno europeo. Trabajo siempre con primeras marcas. Antes esta tienda era sólo de lanas. A mi se me quedaba pequeña. Quizás mi trabajo en el Corte Inglés me ayudó en ese sentido porque venía con otra mentalidad. La verdad es que allí aprendí bastante. Sobre todo el orden y cómo colocar las prendas. Abrí un amplio abanico de productos porque además había que estar atenta a lo que te pedían las clientas. Muchas veces me han preguntado por qué no dejaba la parte de mercería porque requiere una inversión muy importante, pero son productos imprescindibles para la gente que cose.
La parte de corsetería es la que más miedo me daba. Hay tal cantidad de productos, de tallas….. pero la verdad es que en este sentido el probador te enseña mucho.
MVyC: ¿Han cambiado los gustos?
RMJ: Ha habido diferentes etapas. Cuando hay épocas de crísis la gente renueva lo que tiene en casa. Entonces viene a ver productos de merceria o a que se le hagan arreglos, que también hacemos aquí. Lo que si es verdad es que hoy en día se teje menos.
MVyC: ¿Cómo te las arreglabas cuando tus hijas eran pequeñas?
RMJ: Conté siempre con la comprensión de las clientas. A ratos las tenía aquí hasta que llegaba la hora de la guardería. Ha habido momentos bastante complicados, pero se fueron solventando.
MVyC: ¿Cómo has podido subsistir durante la época de pandemia?
RMJ: Mira primero porque soy muy cautelosa y ahorradora. Me enseñó mi padre que no hay que despilfarrar, que en cualquier momento llega una situación mala o difícil. Piensa,por ejemplo, en el mes de agosto…. o cuando te llegan todos los pagos estés vendiendo o no en ese momento. Segundo, he contando con un stock me ha permitido no tener que invertir en la época de pandemia. He dejado de comprar pero seguía vendiendo. Por otro lado ha sido un tiempo de mucha ansiedad porque yo soy una persona muy activa y de repente me vi metida en casa. Mi hija, que es programadora, me hizo una página web: www.merceriaraquel.es , las clientas me han seguido llamando. Me pedían mucha tela de algodón, por ejemplo, para hacer mascarillas, velcro, cintas, etc. y yo he podido suministrar los pedidos. Han sido prácticamente tres meses cerrados.
Aun así tengo que decir que yo no soy de redes sociales, a mi me gusta verle la cara a las clientas y tratar con ellas directamente. También es verdad que aquí a la gente le gusta la calidad y ver las prendas en directo.
MVyC: ¿Crees que van a subsistir este tipo de negocios?
RMJ: No. De hecho en los últimos años había varias tiendas de este tipo en el barrio y funcionabamos todas. Ahora han cerrado muchas pero no se ha incrementado el negocio. Hay mucha oferta, muchos centros comerciales y eso destruye al pequeño comercio. Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, una mercería es mucha inversión. Sólamente tienes que ver la de cintas que tengo aquí….; en los hilos siempre son 12 del mismo color; en los botones 42 por cajita; no es rentable. Tienes que acompañarla de algo más. Aquí tenemos medias, panties, bragas, sujetadores, leggings, pijamas, camisones, telas….. Luego, imagínate, si viene una clienta y quiere un bañador, tienes que tener varios modelos y en diferentes tallas….. O tienes oferta o no vendes.
MVyC: En ese tiempo ¿la gente ha cambiado de gustos?
RMJ: Muchos lo han pasado muy mal y se han dedicado a renovar cosas en la casa con lo que la mercería fue un punto importante. Empezaron a rebuscar en casa y a sacar telas que estaban guardadas. Se ha vuelto a coser, a tejer, a hacer manualidades.
También es verdad que se ha tenido más en cuenta el pequeño comercio. Quizás por el miedo a meterse en un gran centro comercial con mucha gente o porque muchos han empezado a pasearse por el barrio al que realmente no conocían. Y la verdad es que en el barrio hay de todo. Ahora la cosa ya está más tranquila, ya nos movemos otra vez…..
MVyC. Y tú, ¿cómo te las arreglas? Porque estás siempre sóla en la tienda….
RMJ: Pues si, aquí estoy conmigo misma….. Hasta hace un año podía contar con mi madre que ya no está….. he tenido buenos guías. Siempre he sido muy positiva. No he estado de baja nunca. Me he organizado para dar a luz en verano, en agosto y a primeros de septiembre, y me ha salido bien. Me tenía que incorporar rápidamente. Al estar sóla vas ganando en fuerza. Muchas veces vas poniendo parches y si, por ejemplo, tengo que operarme….. pues en agosto. Tienes que ir organizándote. Y luego hay que contar también con la suerte y que no te pase nada. A ratos es difícil.
Lo bueno es que vivo cerca. Eso es una ventaja tremenda a nivel de tiempo, económico e incluso de salud.
Este trabajo es muy esclavo. Te tiene que gustar mucho. No veas el lío que hay cuando es cambio de temporada. ¡Pero si hasta los sujetadores cambian de color! Y tienes que tener todo listo y colocado. Menos la mercería, todo lo demás hay que cambiarlo. Es como una mudanza.
MVyC: Si no tuvieras la tienda, ¿a qué te habrías dedicado?
RMJ: Al turismo. Me habría gustado viajar, conocer a personas de otros países y culturas. Cada persona te aporta algo. Me habría encantado ser guía. Cuando empiezas a trabajar tan joven como empecé yo, aunque luego acabes la carrera ya estás metida en el engranaje del trabajo y es difícil salirse.
MVyC: Y ahora, en tu tiempo libre, ¿sigues pensando en la tienda?
RMJ: Mira, realmente no tengo tiempo libre. Cuando no estoy en la tienda tengo que ocuparme de la casa…..a veces hago punto de cruz que me gusta mucho. Pero sobre todo, mi vida es la tienda y soy feliz aquí.
Esperamos que con esta charla que hemos mantenido con Raquel la hayáis conocido un poco más y os animéis a pasar por su tienda y ver todo lo que ofrece. Aprovechemos que todavía tenemos comercios así en el barrio.