Hasta el 20 de enero de 2022 podrá visitarse en el Museo Thyssen-Bornemisza la exposición dedicada al artista surrealista belga René Magritte (1898-1967). La muestra, que consta de más de 90 obras, ha sido comisariada por Guillermo Solana, director artístico del museo y ha contado con la colaboración de la Comunidad de Madrid y la Fundación Magritte representados en este acto por Marta Rivera de la Cruz, consejera de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid, y Charly Herscovici, presidente de la Fundación.
Comentó Guillermo Solana que la realización de esta exposición ha sido muy complicada. Por un lado estaba prevista para el otoño del año pasado y hubo que retrasarla debido al Covid, por el otro los préstamos siempre son arduos y además, por la propia naturaleza del pintor, intrínsecamente complicado. ‘Cuando crees haberlo atrapado, se te ha escapado.’
Magritte se ha convertido en los últimos tiempos en uno de los tres o cuatro artistas más demandados del siglo XX.
‘En la muestra se ha querido mostrar como un artista entregado aparentemente al delirio y al absurdo era un artista profundamente riguroso, metódico en muchos aspectos. En su imaginario había no un sistema pero sí un procedimiento.’
Es un artista que vuelve sobre ciertos temas o motivos para reciclarlos, buscar variaciones, recombinarlos en busca de nuevas constelaciones.
Magritte reflexiona en sus obras sobre la pintura misma con la paradoja como herramienta principal. En el cuadro vemos no sólo el objeto, sino también su representación por lo que el artista utiliza frecuentemente el recurso del cuadro dentro del cuadro.
Comentó Guillermo Solana que actualmente vivimos en una sociedad de la imagen a la que miramos con una fe irracional, creyendo en la verdad de las mismas. Magritte nos alerta sobre las trampas que yacen en las imágenes. Son para él seductoras, pero también intrínsecamente sospechosas. Pueden mentir con tanta facilidad como las palabras.
Preguntado sobre qué obra destacaria, Guillermo Solana respondió que, aunque era difícil, la obra de ‘Los paseos de Euclides‘ le había impresionado mucho, siendo una obra fabulosa de ejecución, aparte de su concepción. Es un ‘poco daliniana’ en esa imagen doble que tiene. Y también mencionara el dibujo a tinta ‘Esto sigue sin ser una pipa‘ porque muestra el corazón conceptual paradójico de Magritte.
La exposición se ha dividido en siete bloques.
- Los poderes del mago: encontramos aquí tres de los cuatro autorretratos de Magritte, pretextos para introducir la figura del artista y el proceso de creación.
- Imagen y palabra: Entre 1927 y 1930 Magritte estuvo en contacto con el grupo surrealista parisino. Las palabras eran un recurso en sus pinturas y collages cubistas. Magritte crea sus ‘tableaux-mots’ en los que las palabras se combinan con imágenes figurativas o solas. A veces imagen y palabra no concuerdan. Lo importante no es el objeto, sino la apariencia de contradicción entre la imagen y el texto.
- Figura y fondo: aunque en la obra de Magritte no encontramos muchos collages, su influencia sí está en su obra. Hay siluetas que parecen recortadas. También recrea el juego infantil de doblar y recortar papeles para crear mantelitos creando una especie de celosía que oculta y revela al mismo tiempo. A veces invierte figura y fondo. Cuerpos sólidos se convierten en huecos dejando ver, por ejemplo, un paisaje.
- Cuadro y ventana: Como un trampantojo, el cuadro dentro del cuadro se convierte con Magritte en una trampa que lleva a la desaparición del cuadro. El cuadro es una ventana y el cuadro perfecto sería invisible. Magritte nos hace dudar de si lo que vemos es realmente lo que creemos ver.
- Rostro y máscara: en 1927 apareció en la obra de Magritte la figura de espaldas, testigo mudo del enigma. Esta figura ya se encuentra en la pintura medieval. La figura nos nuestra el paisaje al tiempo que la miramos a ella también. En algunas de sus obras encontramos junto a la figura de espaldas, un rostro, de frente, pero tapado. Se ha querido relacionar este rostro con el suicidio de la madre de Magritte que se tiró al agua y, al ser rescatado el cuerpo, tenía el rostro cubierto por el camisón. Otra explicación menos traumática relaciona estos rostros cubiertos con la fascinación que Magritte sentía por el personaje de Fantômas.
- Mimetismo: dijo Magritte: ‘he encontrado una posibilidad nueva que tienen las cosas, la de convertirse gradualmente en otra cosa, un objeto se funde en otro objeto distinto de sí mismo.’
A partir de 1934 comenzó con una serie de cuadros, ‘La magia negra‘, en las que el cuerpo desnudo de una mujer conserva su forma, pero no su color. Se encuentra entre dos mundos, entre la carne y el aire, entre el cielo y la tierra.
También mostró gran interés por las aves. ‘La paradoja del mimetismo magrittiano es que la sumisión de la figura a su medio puede hacerla más visible, pero visible en su ausencia.’
- Megalomanía: La megalmanía es lo opuesto al mimetismo. Aquí el objeto se emancipa de su entorno. Magritte extrae un objeto de su contexto habitual y lo coloca en otro sitio. En algunas obras se inspiró en la ‘Alicia’ de Lewis Carroll, como en su serie ‘Delirios de grandeza‘. Cuando coloca los objetos en el exterior, el artista los eleva, los hace levitar.
La exposición se complementa con una selección de fotografías y películas caseras de Magritte. A partir de del 24 de febrero de 2022 hasta el 5 de junio de ese mismo año podrá visitarse en CaixaForum, Barcelona.