Convento de San Ildefonso de Trinitarias Descalzas

El Convento de San Ildefonso de Trinitarias Descalzas se encuentra en la calle Lope de Vega, 18.

Los Trinitarios

La orden fue fundada en el siglo XII por San Juan de Mata con el fin de la redención sin armas y con misericordia. Se quería salvar a los caTrinitarias - fachadautivos cristianos.
Se considera a San Félix de Valois cofundador de la orden.

El símbolo de la orden es la cruz trinitaria de color rojo y azul sobre fondo blanco.

San Ildefonso

La iglesia se encuentra dedicada a este santo toledano, patrón de la ciudad. San Ildefonso nació en 607 en el seno de una regia familia visigoda. Parece ser que desde niño se sintió atraido por la religión.
Fundó un convento de religiosas. Fue elegido obispo de Toledo. Murió en 667. Fue sepultado en Toledo, aunque su cuerpo se llevó a Zamora posteriormente.

Trinitarias - entradaSe cuenta que una noche la Virgen se le apareció a San Ildefonso y a dos de sus diáconos. Le dió al santo una casulla que debía llevar solamente en los días festivos dedicados a ella. Todavía está la piedra en que la Virgen puso sus pies en la catedral de Toledo. En el pórtico principal del convento se encuentra representado San Ildefonso con la Virgen dándole la casulla.

La iglesia y el convento

Este convento fue fundado por Francisca Gaitán Romero en 1609 con unas monjas de un convento trinitario de Toledo. Trinitarias

Desde 1612 se encuentran en su ubucación actual.

Parece ser que ciertos problemas entre las monjas y la fundadora hicieron que ésta se desentendiese totalmente del convento, que pasó a depender entonces de María de Villena y Melo.
El edificio se reformó totalmente en 1673. Los arquitectos fueron Marcos López y, posteriormente, José de Arroyo. El edificio fue declarado monumento nacional en 1921 y ha sido restaurado en 1869 y 1939.
La iglesia es de cruz latina y cuenta con tres retablos barrocos y una cúpula.

Cervantes y los Trinitarios

Cervantes se halla íntimamente vinculado a este convento.

Placa CervantesEstando preso en Argel, fueron los monjes trinitarios quienes pagaron su rescate para liberarlo en 1580 cuando Cervantes estaba a punto de ser partir en una galera hacia Constantinopla.
Se cuenta que, como agradecimiento y queriendo mantenerse unido a esta ordenquiso que tras su muerte, sus restos fueron enterrados en este convento de la orden.
Lamentablemente en alguna de las restauraciones sus restos desaparecieron, quedando sólo una placa conmemorativa.
Aparte de Cervantes, también se enterró aquí a su mujer y a la hija de Lope de Vega, Sor Marcela de San Félix.

Sor Marcela de San Félix

Trinitarias - tumbas

Sor Marcela de San Félix nació en Toledo en 1605, hija de Lope de Vega y la actriz Micaela Luján (Camila Lucinda en las obras de Lope).

Al nacer Marcela tanto Lope de Vega como Micaela Luján estaban casados con otros conyuges. La relación de los amantes tuvo otro vástago, Lope Félix.

Cuando en 1613 murió la mujer legítima de Lope de Vega, éste trajo a ambos niños a su casa. Marcelo ingresó en el convento a los 16 años, en 1621 con el nombre de Marcela del Carpio.

Se cuenta que ingresó en el convento para, de alguna manera, expiar los pecados de su padre que, si bien se arrepentía muchísimo de su vida licenciosa, por otro lado no podía dejarla. Cuando murió Lope, el cortejo fúnebre pasó por delante del convento para que su hija pudiera verlo. Sor Marcela de San Félix fue una poetisa de reconocido talento. Lamentablemente parte de su obra fue quemada al parecer por ser demasiado sensual para lo que debía ser la obra de una recatada monja. Se conserva un manuscrito en el convento. Escribió numerosas obras de teatro que se representaron en los conventos durante los siglos XVII y XVIII. Evidentemente dichas obras eran de carácter religioso y se dedicaban al ensalzamiento de algún evento o personaje religioso. A lo largo de su vida en el convento, hasta su muerte en 1687, Sor Marcela ocupó los más diversos puestos en el mismo.

Todos los años la Real Academia de la Lengua celebra una misa y una recepción en memoria de Miguel de Cervantes.

Fotografías: Rafael Castañeda

 

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