Buenas tardes. Hoy cuando hemos bajado Kyra y yo a dar la vuelta (que ha sido una vuelta de verdad, porque no ha querido pisar el suelo mojado) hemos visto un velociraptor en el jardín. Me temo que la vuelta a la normalidad va a ser más complicada de lo que pensábamos. Le habría hecho una foto, pero ya no me llevo el móvil a la calle porque no quiero desinfectarlo cada vez. Lo dejo en casita, a resguado. Si le hubiera hecho la foto la podría haber mandado a la tele y seguro que esta noche me entrevistaban en el ‘Hormiguero’ y en dos días era ‘influencer’ y millonaria. Y me podría comprar todas las mascarillas que quisiera. Pero como no hay foto, he arruinado mi futuro en las redes. ¡Maldición!
Y ahora, así en bajito os digo: en la receta de ayer se me olvidó poner la harina. Ya lo he corregido y espero que nadie haya hecho el bollo todavía….. Ahora ya lo podéis hacer. Tengo referencias de alguien que lo ha hecho (y se ha dado cuenta de lo de la harina) y le ha salido de lujo. La verdad es que tengo una disculpa, aunque pequeña: la receta me la dió hace años una vecina americana que vivía en el piso de al lado. Venía en una ficha de papel. Ayer se cayó al suelo y Kyra se comió una parte. Justo la de la harina. ¡Es que se come todo!
¡Vaya lluvia que ha caído esta tarde otra vez! La casa está rodeada de charcos. Está bien esto. Así se lleva la lluvia toda esa porquería que circula por el aire.
Como véis sigo con el puzzle y el polvo se va acumulando. Igual para cuando acabe ya ni se ven los muebles. Pero he dicho que no lo limpio, y no lo limpio, ¡ea!
¿Parece que ha bajado un poco el ritmo de los mensajes víricos, no? Ayer me enviaron uno muy graciosos, pero como estaba en alemán no lo he reenviado. Era un hombre hablando de lo bien que estaba pasando la cuarentena con su mujer, mientras enseñaba en pantalla carteles pidiendo socorro porque ya no la aguantaba más. La verdad es que hay gente ingeniosa y que le saca punta a todo. Aun así hay que decir que hace unos años circulaban más chistes de todo tipo. Ahora con lo ‘políticamente correcto’ ya no hay manera.
Hoy voy a poner un aria que me encanta. La verdad, he de confesarlo, aunque me gusta la música clásica con la ópera tengo mis problemas. Me gustan arias concretas, pero eso de tener a la gente venga a cantar, no me va mucho. Esta es de la Callas. ‘Madame Butterfly’ fue la primera ópera que vi. Con mi madre en el antiguo Palacio de los Deportes. Tampoco es que haya ido tanto. Mi familia sí que era muy de opera. Mi padre era un wagneriano hasta la médula. No os digo más que en su casa, el día de Navidad ponían ‘Parsifal‘ que dura la friolera de 4 horas. Cuándo íbamos en coche y ponía la radio siempre pillaba algo de Wagner. No sé si sabéis que en la ciudad alemana de Bayreuth el rey
Luis II de Baviera hizo construir un teatro de la ópera sólo para las obras de Wagner. Todos los años se celebra allí el ‘Festival de Bayreuth’ con la representación de varias de sus óperas. Es muy difícil conseguir entradas porque ponen pocas a la venta para el público en general ya que se nutre de socios. Bueno, pues mis abuelos paternos eran socios y estuvieron yendo a los festivales durante más de 45 años. Y un año hubo entradas para nosotros. Yo fui con mi padre a ver ‘Tannhäuser‘ (os pongo la obertura que es de las obras que más me emocionan, hay que oirla a todo volumen). No veáis que ceremonial. La ópera suele empezar a las 16:00 y todo el mundo va super elegante. El teatro está en lo alto de una colina a unos dos kilómteros del centro de la ciudad y hay muchos que suben andando como parte del ceremonial. De verdad que los wagnerianos son muy especiales. Para ellos no hay nada como Wagner. Vamos, de la ópera italiana ni hablar. Como las óperas de Wagner son tan largas suele haber uno o dos descansos en los que la gente se va a tomar unas salchichas en unos puestos que tienen al lado del teatro. Lo que sí es verdad, es que es un público muy exigente y como no les guste la escenografía o la dirección musical montan unos cirios que no veas. Mañana os contaré algunas cosas de Wagner.
Y para terminar una cosa más ligerita que es el recuerdo otro verano, pero ni me acuerdo de cuál. Mañana nos vemos. Sin falta.