Fernando VII (1784-1833) y María Cristina de Borbón-Dos Sicilias y Borbón(1806-1878)

Viudo busca esposa

Fernando VII, con cuarenta y cuatro años era viudo por tercera vez. Además sufría de gota y se encontraba muy  envejecido. No habían pasado ni dos meses de la muerte de María Josefa Amalia de Sajonia cuando el engranaje de la Corte se volvió a poner en marcha. Había que buscar otra nueva esposa que diera, por fin, un heredero al país no se nos fuera a acabar el tiempo.

La elegida fue María Cristina de Borbón-Dos Sicilias y Borbón. Era hija de la infanta Isabel, hermana de Fernando VII, y del futuro Francisco I de Nápoles que, a su vez, también era primo de Fernando VII.

Los impulsores de este matrimonio fueron, sobre todo, el hermano del rey Francisco de Paula y su mujer Luisa Carlota, hermana de María Cristina. Veamos un poco la historia familiar.

La familia de la novia

Abuelos conflictivos

La infanta Isabel era la hija preferida de la reina María Luisa de Parma. Se rumoreaba que era en realidad hija de Godoy , aunque como hemos visto con anterioridad igual fueron sólo rumores. A los 12 años la casaron con su primo Francisco de Nápoles.  No recibió un trato demasiado bueno por parte de su suegra, la reina María Carolina de Austria. que la llamaba «nuestra pequeña bastarda». Isabel llegó a ser muy querida por los habitantes de Nápoles. Tuvo 12 hijos. María Cristina fue la segunda.

María Isabel de Borbón, ©Wikipedia

Durante la invasión napoleónica la familia real napolitana se exilió en Sicilia durante más de diez años. Sobrevivieron gracias a la ayuda económica, política y militar que recibían de Inglaterra que apoyaba a los Borbones en su lucha contra Napoleón.

Francisco de Nápoles o de las Dos Sicilias, ©Wikipedia

Establecieron la corte en Palermo y la reina María Carolina se puso inmediatamente al frente. Quería recuperar el trono. María Cristina nació en Palermo a los dos meses de la llegada de la familia.

María Carolina de Austria, ©Wikipedia

El matrimonio real, María Carolina y Fernando IV, vivía prácticamente separado. Aun asi, entre 1772 y 1793 tuvieron 18 hijos. El padre de Fernando, Carlos III, terminó rompiendo las relaciones con su hijo. Uno de los motivos fue el comportamiento de su nuera que resultaba escandaloso. Inglaterra consideró que este rey era incapaz de reinar y envió a lord William Bentinck como jefe de gobierno. Se apartó al rey del gobierno y fue sustituido por su hijo, Francisco (el marido de Isabel y padre de María Cristina). En 1812 se aprobó una Constitución liberal.

Fernando IV por Raphael Mengs, ©Wikipedia; también se le conoce como Fernando III de Sicilia o Fernando I de las Dos Sicilias

Los reyes consideraban a su hijo un traidor. Su madre intentó incluso envenenarle, por lo que fue expulsada de Sicilia y enviada a Suiza donde murió dos años después.

Tras la caída de Napoleón en 1815, Fernando IV recuperó su trono y regresó a Nápoles. Francisco se quedó en Sicilia ejerciendo de virrey.

En 1816, en el Congreso de Viena, el reino napolitano recibió el nombre de «las Dos Sicilias«, Nápoles y Sicilia como dos reinos independientes bajo una misma corona. Fernando IV pasó a ser Fernando I de las Dos Sicilias.

Fernando I quiso imponer otra vez un reinado absolutista. Ante la amenaza de ser derrocado, pidió a su hijo que ejerciera como regente.

Fernando I murió en 1825. Francisco I de las Dos Sicilias tenía ya cuarenta y ocho años cuando subió al trono. María Cristina, su hija, tenía diecinueve años.

La «liberal» María Cristina por fin trae un heredero

María Cristina había recibido una educación bastante deficiente. Destacaba su habilidad para la música y el canto. Era una buena amazona. Además no había heredado la fealdad de su madre, más bien al contrario.

Cuando María Cristina emprendió el viaje hacia España, en Francia se le acercaron muchos exiliados pidiendo que intercediese por ellos. Atendiéndoles y prometiendo hacer lo que pudiera se ganó fama de ser tolerante y favorable a la causa liberal. La boda se celebró en diciembre 1829.

María Cristina de Borbón por Luis de la Cruz y Ríos

A los dos meses del matrimonio, María Cristina ya estaba embarazada.

Como es lógico pensar, su llegada a la Corte produjo un acercamiento entre Fernando VII y su hermano el infante Francisco de Paula, ya que este estaba casado  con la hermana de María Cristina, Luisa Carlota, en contraposición al distanciamiento con el infante Carlos María Isidro. Los seguidores de este último eran los realistas y carlistas; los del infante Francisco de Paula los liberales y carlotistas.

La Pragmática Sanción

Si la boda se celebró en diciembre, en el abril siguiente se publicó en la Gaceta de Madrid la ‘Pragmática Sanción‘. Con ella se refrendaba el decreto de Carlos IV de 1789 que suprimía en España la Ley Sálica introducida a comienzos del siglo XVIII por Felipe V  y que excluía a las mujeres de la sucesión al trono. Desde la Edad Media las mujeres habían tenido acceso al mismo por las Partidas de Alfonso X. El retraso en refrendar la orden de Carlos IV se debió al estallido de la Revolución francesa y la consiguiente disolución de las Cortes para evitar así cualquier tipo de influencia francesa.
Evidentemente los seguidores de Carlos María Isidro estaban en contra de esta decisión. Por otro lado los reformistas e incluso los liberales estaban a favor ante la posibilidad de que asi se abriesen camino algún tipo de reformas.

Francisco de Paula de Borbón por Bernardo López, ©Wikipedia

En 1830 María Cristina apoyó la creación del Real Conservatorio de Música para el desarrollo profesional de los compositores españoles. Ella trajo a España a Rossini y logró que se asentara la ópera italiana.

En octubre nació la primera hija del matrimonio, Isabel. Dos años después nació su hermana, María Luisa Fernanda.

En 1832 empeoró la salud del rey que se encontraba en la Granja. Temiendo un levantamiento de los carlistas, María Cristina buscó un acercamiento con Carlos para que reconociese a Isabel como futura reina de España.  Él se negó lo que sólo dejaba dos opciones: o derogar la Pragmática Sanción o la guerra civil. Se cuenta que el Ministro de Estado, el conde de Alcudia, y la propia reina pensaron que lo mejor era evitar la guerra. El Ministro de Gracia y Justicia, Tadeo Calomarde fue el encargado de redactar el decreto para que lo firmase el rey. Se supone que una vez firmado se produjo el famoso momento en que la infanta Carlota, hermana de la reina, abofeteó a Calomarde y él respondió la conocida frase de ‘manos blancas no ofenden’. Sin embargo parece ser que en realidad nada de esto es cierto, aunque tenga su aquel…. El rey se recuperó y el apoyo de los liberales hizo innecesaria la promulgación del decreto. Tanto el conde de Alcudia como Calomarde salieron de España.

Luisa Carlota de Borbón por Vicente López, ©Wikipedia

¿Nuevos aires?

Cea Bermúdez fue el nuevo presidente del gobierno y facultó a la reina María Cristina para que pudiera despachar asuntos relevantes ante la enfermedad del rey. Asi la reina firmó una amnistía para los liberales que estaban en el exilio.
A principio de 1833 el rey volvió a tomar las riendas del gobierno pero seguía sin estar bien del todo. Para asegurar la sucesión de su hija Isabel, hizo que las Cortes la juraran como princesa de Asturias. Don Carlos fue obligado a salir de España y se fue a Portugal.
El 29 de septiembe murió Fernando VII.

Francisco Cea Bermúdez, ©Wikipedia

María Cristina, regente

María Cristina quedó como regente a los veintisiete años sin ninguna experiencia previa. Contaba con un Consejo de Gobierno para ayudarle en el nuevo cargo que debía ocupar hasta la mayoría de edad de Isabel II. El secretario de estado y jefe del gabinete de ministros fue Cea Bermúdez que no pertenecía a ninguno de los principales partidos, liberales y conservadores. Inició una serie de reformas administrativas siguiendo una política conservadora. Sólo se hicieron unas pocas innovaciones liberales para contentar a este partido.

Por su parte, la hermana de la reina, Luisa Carlota la presionaba para que adoptara medidas más liberales. Mientras tanto los carlistas defendían la forma de vida tradicional, la monarquía absoluta y la Iglesia, según ellos amenazada por los los liberales.

Fernando Muñoz, ©Wikipedia

En medio de estas presiones, María Cristina vivía, además, una doble vida. Había conocido al que sería el amor de su vida, un guardia de corps llamado Fernando Muñoz. Aunque María Cristina siempre lo negó, surgieron rumores de que su segunda hija era en realidad de Fernando Muñoz y no de Fernando VII. El cotilleo de siempre.

Un matrimonio secreto

María Cristina era una mujer muy religiosa y no quería vivir su relación con Muñoz fuera del matrimonio, pero si se casaba con él perdía sus títulos y privilegios reales. En diciembre se casaron en secreto, aunque esta boda no tenía validez canóniga ni civil.

Vivieron largas temporadas en el palacio de Vista Alegre, en Carabanchel. Tuvieron ocho hijos. María Cristina «oficialmente» no podía estar embarazada y nada más nacer sus hijos, los enviaban a París, donde eran atendidos por personal de confianza. Se decía en la villa de Madrid que la reina estaba casada en secreto y tenía los hijos en público.

Martínez de la Rosa, ©Wikipedia

Tras la dimisión de Cea Bermúdez, el nuevo jefe de gobierno fue Martínez de la Rosa, liberal moderado. En 1834 logró que se aprobara el «Estatuto Real» que preveía la transición de la monarquía absoluta a la constitucional, regulaba el funcionamiento de las Cortes y su relación con la Corona. Los liberales consideraron el Estatuto insuficiente.

Por su parte, la nueva situación familiar de la reina regente trajo consigo consecuencias negativas. Por un lado fue objeto de burla y perdió el apoyo de muchos cortesanos. Por otro, la familia de Fernando Muñoz empezó a ocupar posiciones en palacio, influyendo cada vez más en la toma de decisiones.

Muchos gobiernos (no todos) y muchas presiones

También caería el gobierno de Martínez de la Rosa, al que siguió el de José María Queipo de Llano, conde de Toreno, también liberal moderado. Su mandato apenas duró tres meses. En el país se exigían más cambios liberales que estaban implantándose de forma demasiado lenta. Además seguía la guerra carlista que precisaba de la aportación de hombres y medios económicos.

José María Queipo de Llano por Manuel San Gil y Villanueva, ©Wikipedia

El siguiente gobierno estaría bajo el mando de Juan Álvarez de Mendizábal, liberal exaltado y que ya había sido ministro de Hacienda en el gobierno anterior. Su mayor cambio consistirá en la desamortización de los bienes eclesiásticos. Tampoco su gobierno duró mucho y prácticamente un año después fue sustituido por Francisco Javier de Istúriz, más acorde al pensamiento de María Cristina. El gobierno de Istúriz fracasó a los tres meses, sobre todo por la falta de apoyo en las Cortes.

Juan Alvarez de Mendizábal, ©Wikipedia

La reina se debatía todo este tiempo entre las presiones que ejercían sobre ella tanto familiares como políticos. Parece que se decantó más por los moderados, perdiendo los liberales el apoyo que les daba con anterioridad. Quedó asi empañada su imagen de defensora de los credos liberales. Volvieron a aparecer las juntas revolucionarias. La situación política era insostenible y en 1836 estalló el «Motín de la Granja«. Miembros de la insurrección obligaron a María Cristina a que restableciera la Constitución de 1812. El golpe había sido propiciado por la guardia real. Además María Cristina tuvo que cesar a Istúriz y nombrar como nuevo jefe del gobierno a José María Calatrava. Se redactó una nueva Constitución que fue aprobada en 1837.

José María Calatrava por Antonio Gisbert, ©Wikipedia

Ese mismo año hubo un nuevo pronunciamiento detrás de cual estaba el Partido moderado y que causó la caída del gobierno de Calatrava. El pronunciamiento contaba con el apoyo de dos generales, Ramón María Narváez y Baldomero Espartero.

El nuevo jefe del gobierno sería Eusebio Bardají Azara que fue sustituido a los cuatro meses por Narciso de Heredia, conde de Ofalia.

Mientras tanto Francisco de Paula y su mujer, la infanta Luisa Carlota seguían defendiendo los ideales más progresistas. Al final se exiliaron  en París en 1838. Su distanciamiento con la reina era evidente. Habían sido sustituidos por la familia Muñoz.

El conde de Ofalía apenas duró en su cargo seis meses y fue sustituido por Bernardino Fernández de Velasco, duque de Frías que tampoco duraría mucho más. Fue reemplazado por Evaristo Pérez de Castro que quería formar un gobierno de consenso uniendo a moderados y liberales. Este gobierno aguantó año y medio. Todo un record.

Como curiosidad reproduzco a continuación un listado cronológico de los presidentes del consejo de ministros y del  gobierno publicado por www.lamoncloa.gob.es:

Presidentes del Consejo de Ministros y del Gobierno

Nombre y apellidos

Nombramiento

Cese

Víctor Damián Sáez Sánchez-Mayor

19/11/23

02/12/23

Carlos Fernando Martínez de Irujo

02/12/23

25/12/23

Narciso Heredia y Begines de los Ríos

25/12/23

11/07/24

Francisco Cea Bermúdez

11/07/24

24/10/25

Pedro Alcántara de Toledo

24/10/25

19/08/26

Manuel González Salmón

19/08/26

20/01/32

Antonio de Saavedra y Frigola

20/01/32

01/10/32

Francisco Cea Bermúdez

01/10/32

15/01/34

Francisco de Paula Martínez de la Rosa

15/01/34

07/06/35

José María Queipo de Llano

07/06/35

14/09/35

Miguel Ricardo de Álava Esquivel

14/09/35

25/09/35

Juan Álvarez Mendizábal

25/09/35

15/05/36

Francisco Javier Istúriz Montero

15/05/36

14/08/36

José María Calatrava Peinado

14/08/36

10/03/37

Ildelfonso Díez de Rivera

10/03/37

18/08/37

Baldomero Fernández Espartero

18/08/37

18/10/37

Eusebio Bardají Azara

18/10/37

16/12/37

Narciso Heredia y Begines de los Ríos

16/12/37

06/09/38

Bernardino Fernández de Velasco

06/09/38

09/12/38

Evaristo Pérez de Castro

09/12/38

20/07/40

Antonio González y González

20/07/40

12/08/40

Valentín Ferraz Barrau

12/08/40

28/08/40

Modesto Cortázar Leal

29/08/40

11/09/40

Vicente Sancho

11/09/40

16/09/40

Los Ayuntamientos y el final de la regencia

En 1840 se aprobó la Ley de Ayuntamientos que permitía a la Corona elegir los alcaldes de las capitales de provincia. Hubo una fuerte oposición progresista. María Cristina prometió a Espartero retirar esta ley, cosa que al final no hizo. Estaba en aquel momento en Barcelona. La ciudad fue sitiada por Espartero y María Cristina tuvo que cesar a Pérez de Castro. Espartero promovió un pronunciamiento de los generales liberales y quiso imponer un gobierno progresista. María Cristina se negó. No podía volver a Madrid, ya que no había gobierno ni autoridad alguna que la pudiese defender. El general Leopoldo O´Donnell le ofreció protección en Valencia. Allí fue la reina junto a su familia.

Baldomero Espartero por Antonio María Esquivel, ©Wikipedia

María Cristina, ya en Valencia, nombró un gobierno moderado bajo el mando de Modesto Cortázar. Esto provocó un levantamiento en Madrid detrás del que estaba Espartero. Este exigió a la reina que disolviese las Cortes, no modificase la Constitución y creara un Consejo de la Corona integrado por seis liberales. María Cristina recibió a Espartero en Valencia y le comunicó su deseo de renunciar a la regencia. En octubre abandonó el país, dejando a sus dos hijas habidas con Fernando VII en manos de Espartero.

Espartero, tras la salida de la reina, hizo publicar el acta de su matrimonio con Muñoz, lo que aumentó el escándalo todavía más. Los moderados la acusaron de haberse precipitado y haber dejado el reino por estar con su nueva familia.

Exilio en París

En Francia, María Cristina fue acogida por Luis Felipe de Orleans y María Amelia, sus tíos. Cea Bermúdez se convirtió en su principal consejero. Rápidamente se organizó la oposición a Espartero que era regente (1840). Su actitud dictatorial le hizo perder pronto muchos apoyos. Junto a Cea Bermúdez, María Cristina contaba también con la ayuda de Martínez de la Rosa, Istúriz, Narváez, O´Donnell y Diego de León.

En Francia María Cristina compró el palacio de la Malmaison que había pertenecido a Josefina Bonaparte.

El nuevo tutor de la futura Isabel II fue Agustín Argüelles.

Intento de golpe de estado

Apenas pasado un año del exilio de María Cristina, ya tenían preparado un primer golpe de estado. O´Donnell inició el pronunciamiento en el norte (Pamplona, Bilbao y Zaragoza), Narváez hizo lo mismo en Andalucía. Los generales Concha y Diego de León asaltaron el Palacio Real de Madrid intentando secuestrar a Isabel y Luisa Fernanda para que restablecieran la autoridad de su madre. La guardia real, fiel a Espartero, hizo que este intento de golpe fracasara. Diego de León fue fusilado inmediatamente.

Fusilamiento de Diego de León, ©Wikipedia

Para averiguar los pasos que iba a seguir María Cristina, Espartero nombró a Salustiano de Olózaga embajador en Francia.

En 1842 se constituyó una sociedad secreta, la Orden Militar Española, alrededor de María Cristina y Fernando Muñoz. Querían conspirar contra Espartero. Al frente estaban O´Donnell y Narváez. Por su parte, Martínez de la Rosa presidía una junta civil que hacía las veces de gobierno en el exilio.

La industria catalana contra Espartero

Mientras tanto Espartero comenzó una serie de reformas económicas que perjudicaron gravemente a la industria catalana provocando el rechazo de los progresistas. Muchas ciudades se sublevaron contra Espartero. El coronel Juan Prim en Reus y Narváez desde Valencia marchaban hacia Madrid. Espartero estaba en ese momento en Sevilla y decidió abandonar inmediatamente el país hacia Inglaterra.

Joaquín María López por José Casado del Alisal, ©Wikipedia

Se creó un gobierno provisional bajo el mando de Joaquín María López que declaró la mayoría de edad de Isabel II cuando contaba apenas trece años.

Desde noviembre de 1843 el presidente del gobierno sería Salustiano Olózaga que fue acusado de haber obligado a Isabel II a firmar un decreto de disolución de las Cortes que favorecía a su partido. Los moderados le obligaron a abandonar el poder. Se formó un gobierno moderado bajo el mando de Luis González Bravo que pronto pasaría a manos de Narváez que permitió después que María Cristina volviera a España.

María Cristina regresa

El mismo día que María Cristina volvía a España fallecía Agustín Argüelles, el tutor de su hija.

María Cristina ya no contaba con el apoyo del pueblo. Su suerte estaba ligada al Partido Moderado. Al principio volvió a residir en el Palacio Real, pero se querían evitar susceptibilidades por lo que se trasladó a la antigua regente y a su familia a un palacete en la calle de las Rejas, que se convertiría en una especie de corte paralela.

Segunda boda

María Cristina pidió a Narváez que legalizara su matrimonio lo antes posible.  Once años después de la primera boda, María Cristina y Fernando se volvían a casar. Fernando Muñoz no quería jugar un papel protagonista en el Madrid decimonónico, pero si fue un personaje fundamental en el Partido Moderado y logró introducirse en el mundo de los negocios y las finanzas, sobre todo, junto a José de Salamanca.

María Cristina de Borbón por Franz Xaver Winterhalter, ©Wikipedia

Madre e hija con problemas

Durante los siguientes años la relación entre María Cristina e Isabel II se fue deteriorando. Isabel no podía perdonarle que la hubiera obligado a casarse con Francisco de Asís, un hombre que era lo opuesto a lo que ella necesitaba. Por su lado, María Cristina se avergonzaba del comportamiento de su hija. Además pretendía seguir influyendo en la vida política del país.

En 1854, O´Donnell sublevó a las tropas en la llamada «Vicalvarada«. Quería convencer a Isabel II para que realizase un cambio gubernamental y se alejase de las especulaciones de su madre. Durante la revuelta fueron incendiados los palacios de María Cristina, el de José de Salamanca y el conde de San Luis.

Segundo exilio

Isabel II recurrió a Espartero para que salvase la situación. Este y O´Donnell acordaron un gobierno de coalición. María Cristina fue el chivo expiatorio evitando que las culpas recayeran sobre Isabel II. María Cristina volvió a exiliarse a Francia. Esta vez el exilio duró diez años. Se sucedieron varios gobiernos en España, pero ninguno quiso que la reina madre volviera. María Cristina quería volver y presionó a la voluble Isabel II para que obligara a O´Donnell que aceptara su regreso. Este se negó y finalmente dimitió en 1863, tras cinco años al frente del gobierno.

Agustín Muñoz, ©Wikipedia

En 1864, Narváez volvía a estar al frente del gobierno y María Cristina y su familia pudieron regresar, pero no hubo recibimiento oficial ni pudieron alojarse en palacio. Emilio Castelar la acusó de haber forzado la caída de O´Donnell. Los moderados no se fiaban ya de ella y los progresistas la querían fuera del país. Así las cosas, la familia fue a Asturias a pasar una temporada para regresar después a París.

María Cristina volvió a Madrid con motivo de la boda de su nieta, la infanta Isabel, la Chata con el príncipe Cayetano de Borbón-Dos Sicilias en 1868.

General O’Donnell, ©Wikipedia

Últimos años

Tras la abdicación de Isabel II, en 1871 ésta le traspasó a María Cristina la dirección de la Restauración. María Cristina se la cedió al duque de Montpensier que quería ser el regente de Alfonso XII, pero surgieron desavenencias en cuanto al papel que había de jugar en la Restauración y María Cristina retomó la dirección.

En 1873 murió Fernando Muñoz de las consecuencias de un ataque de hemiplejia. María Cristina tenía sesenta y siete años.

Tras la Restauración, en 1876, María Cristina pudo volver con el beneplácito de Cánovas del Castillo para enterrar a su marido en Tarancón, su ciudad natal.

María Cristina de Borbón, ©Wikipedia

Volvió también en 1878 para asistir a la boda de Alfonso XII con Mercedes de Orléans. María Cristina murió poco después que Mercedes. Quiso ser enterrada en Tarancón, junto a Fernando Muñoz, pero finalmente fue enterrada junto a Fernando VII en el Panteón de Reyes de El Escorial.

La familia Muñoz

En cuanto a la familia de los Muñoz, en 1855 Amparo Muñoz Borbón se casó con el príncipe polaco Ladislao Czartoryski también exiliado en París.

María Amparo Muñoz Borbón, ©Wikipedia

En 1864 Amparo murió de tuberculósis que además, le había contagiado a su único hijo, Augusto Czartoryski Muñoz que logró sobrevivir. Se haría religiosos salesiano.

Agusto María Czartoryski Muñoz, © Wikipedia

Agustín, el mayor de los hijos varones murió en 1855.

Milagros, la segunda de las hijas, se casó en 1856 con el príncipe italiano Felipe del Drago.

Cristina, la hija menor, se casó en 1860 con José María Bernaldo de Quirós, marqués de Campo Sagrado.

En 1861 se casó Fernando con Eladia Bernaldo de Quirós, hermana de José María.

En 1863 murió Juan Muñoz a los veintidos años.

Siete meses después murió Pau José María, el hijo menor, a los diecinueve años.

Desde luego no se puede negar que María Cristina viviera una vida intensa. Mujer decidida a conseguir lo que quería, no dudó en casarse en un momento difícil, aunque fue lo suficientemente hábil para no perder ninguno de sus privilegios.

Llegado el momento fue capaz de dejar a sus hijas y marcharse al exilio, aunque siempre intrigando en contra de sus detractores. Vivió su propio reinado y después el de su hija, el de Amadeo de Saboya y finalmente el de su nieto. Como madre, por lo menos de sus dos primeras hijas habidas con Fernando VII, fue francamente manipuladora.Lo veremos más adelante en el capítulo dedicado a Isabel II.

En un momento en que las mujeres siempre estaban relegadas a un segundo plano, no dudó en iniciarse en los negocios, hecho que le trajo grandes problemas por su destreza a la hora de jugar con sus privilegios.

Una mujer diferente, sin duda.

Fuente:
Rubio, María José: ‘Reinas de España’, La esfera de los libros, 2009.
Díaz-Plaja, Fernando: ‘Fernando VII’, Planeta Agostini, 1991
Sánchez Mantero, Rafael: ‘Fernando VII. Un reinado polémico’, Historia 16. Temas de hoy, 1996
Ortega Rubio, Juan: ‘Historia de España. Tomo V’, Casa Editorial Bailly Bailliere, S.A., 1908

 

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