Hoy empezamos una nueva sección dentro de madridvillaycorte.com.es dedicada a personas especiales para mi. Especiales por su actividad, por su capacidad de emprender, por su ánimo o por sus logros.
Hace unos años, a raíz de la publicación de su libro ‘El secreto de Raimunda: la marquesa de Linares’ (Editorial Silex, 2009) conocí a Carmen Maceiras y desde el primer momento me di cuenta de que era especial. Su capacidad de investigación, de desenmarañar la madeja hasta llegar al fondo de la cuestión es incansable. No ceja en su empeño de conseguir llegar a la verdad de las cuestiones que le interesan. ‘Es lo que realmente me apasiona.’
Carmen es madrileña y adora su ciudad. Una de sus pasiones es describir las calles y contar sus historias. ‘Prefiero lo antiguo, lo que ya no se ve.’
Comenzó sus estudios de Historia ya adulta, ‘a los cincuenta y….’. Antes no había tenido posibilidad de estudiar y tampoco era algo que se le hubiera ‘ocurrido’ hacer. ‘Revolucionaria no era’ nos dice riéndose. ‘Empecé a notar que tenía la necesidad de desarrollarme más a nivel intelectual. Y noté que estaba más receptiva a aprender cosas que cuando era joven.’
Ahora que se acaba de publicar su segundo libro: ‘Las niñas abandonadas. La inclusa de Madrid y el Colegio de la Paz (1807-1934) ,(Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2020). Hablamos sobre su libro que se basa en su tésis doctoral que recibió la nota ‘summa cum laude’. En total le ha dedicado más de 10 años a su investigación. Evidentemente tuvo que amoldarse al nuevo formato y reducir el contenido. ‘Sé que no es un libro fácil de leer. Cada lector debe buscar aquellos temas que más le interesen. ‘
MVyC: ¿Carmen, por qué te interesó el tema de las niñas de la inclusa?
CM: Pues mira, para escribir mi primer libro sobre la marquesa de Linares, Raimunda, tuve que acudir muchas veces al Archivo donde encontré la inscripción en la inclusa de Raimunda. Al encontrar esta inscripción me picó la curiosidad, aparate de que el tema me pareció apasionante. En el Archivo te encuentras con multitud de escritos originales, lo que es un recorrido por la historia de diferentes personas.
MVyC: En cuanto al funcionamiento de la inclusa, ¿había a veces buena voluntad que no llegaba a transformarse en realidad?
CM: Si, había buenas intenciones, pero también un interés político. En las campañas políticas el tema de los niños abandonados en la inclusa se utilizaba para conmover al electorado y demostrar con un nuevo reglamento que se ocupaban de todos los cabos sueltos. El interés era sincero, pero era al mismo tiempo un reclamo publicitario para mejorar su imagen de cara a la sociedad.
Y es verdad que luego poco se cumplía. Evidentemente uno de los problemas básicos era que no se ponían los medios. Es muy difícil arreglar una institución si no organizas todo debidamente.
MVyC: El número de niños que entraban en la inclusa se conoce, más o menos, pero ¿se sabe cuántos morían en la calle?
CM: Es muy complicado conocer este dato. Se podrían conocer los datos de los niños abandonados en las iglesias porque están en los registros, aunque como muchos no estaban bautizados era como si no existieran.
MVyC: De las niñas que salían de la inclusa ¿encontraste alguna más que consiguiera llevar una buena vida como Raimunda? ¿Qué pasaba con ellas?
CM: Pues no muchas. A Raimunda la encontré porque ya iba persiguiendo una persona concreta. De todos los datos que he encontrado en los archivos y de los que he hecho un seguimiento hay algunas que fueron prohijadas por buenas familias que les daban una buena educación y que llevaron una vida que podríamos llamar normal. Tanto en el ámbito rural como en Madrid no he encontrado a nadie que destacara posteriormente.
También hay que tener en cuenta que había matrimonios que dejaban a sus hijos en la inclusa y años después, cuando ya podían servir como mano de obra, iban a recuperarlos. Desgraciadamente muchos morían antes de que los padres pudieran reclamarlos.
Otro hecho curioso que he descubierto es que muchas niñas eran registradas en el colegio, pero ni siquiera llegaban a pisarlo. Las nodrizas se las llevaban directamente para criarlas y la inclusa se desentendía totalmente. Una cantidad escalofriante. Pasados siete años deberían haber vuelto a la inclusa. Algunos directores de la misma, más escrupulosos, trataban de localizar a las niñas, pero al final las dejaban con los que las estaban criando. Dependían de la tutoría del colegio, pero en realidad estaba en manos de personas particulares. En el propio colegio no llegó a haber más de 300 niñas, pero en los registros había épocas en que figuraban más de 4.000. Lo que más me indigna es que esta situación no se refleje en ningún libro de Historia. Hay estudios sobre la mortalidad infantil, pero no se reflejan datos sobre los niños que la sociedad abandonaba. Vicente Pérez Moreda sí mencionó este hecho en su discurso de entrada en la Real Academia de la Historia condenandolo como un ‘infanticidio’.
MVyC: Durante su estancia en la inclusa por el trabajo que hacían las niñas recibían una pequeña cantidad que consistía en su dote. ¿Qué pasaba con esa dote?
CM: Pues cuando se casaban pedían su dote y es cuando se ve el nivel social en el que se movieron estas niñas. Siempre es el marido el que pide la dote porque aunque fuera de la mujer, sólo el tenía derecho a pedirla.
MVyC: En el libro nos cuentas cómo muchos hombres acudían a la inclusa buscando una esposa, como si fuera un mercado de esclavas.
CM: El leer sobre estos casos me produjo un impacto tremendo. He podido leer las cartas que los hombres escribían y te diré que a veces me hubiera gustado llevar todo el archivo al libro, que los lectores pudieran ver el archivo a través del libro. Por mucho que yo explicara las situaciones no es lo mismo que leer este tipo de cartas, te decían mucho más y no quedaban en un mero dato. Eran hombres que no tenían medios ni capacidad para encontrar a una mujer. Muchos eran viudos con hijos. Había solteros, pero pocos. Un hombre solo con hijos en casa era algo inconcebible. ‘Esta casa necesita una mujer’. Es un lastre que todavía llevamos hoy en día.
Imagino que muchas de ellas, con tal de salir de la inclusa, aceptaban estos matrimonios esperando encontrar algo mejor fuera. Otras no salieron nunca de la inclusa. En los padrones puedes encontrar registros de ‘colegialas’ que tenían sesenta años.
MVyC: ¿Tienes algún otro proyecto en mente?
CM: Quiero hacer la segunda edición del libro sobre Raimunda. Hay mucha gente interesada, pero estoy teniendo ciertos problemas con la editora. Espero no quedarme con las ganas.
Luego también estoy con otros temas, pero ya más personales.
MVyC: ¿Qué aporta tu libro a la gente de hoy en día?
CM: Ver el efecto de cómo el pasado influye en nuestra vida. Las creencias tienen unas consecuencias que han llegado hasta ahora aunque parezca extraño. Todavía escuchamos noticias de niños que se encuentran tirados en la basura a pesar de todos lo medios con que contamos hoy en día. El pasado es como una mochila que traemos sobre nuestras espaldas desde que nacemos. Es un peso del que hay que intentar liberarse. A veces se consigue y otras no.
Lo que más me llama la atención es que nadie se haya preocupado de este tema antes. Una sociedad entera ignorando a todos esos niños que morían o sobrevivían a duras penas. Niños que se abandonaban. Tenemos datos de los muertos en las guerras, pero de estas criaturas no habla nadie. Eran enviados los pueblos cercanos con la disculpa que ahí tendrían un aire mejor para su salud, pero muchas veces eran encomendados a mujeres que tenían que trabajar en el campo y que dejaban a los niños solos en casa. Es imposible saber cuántos de estos niños morían quemados por las lumbres de leña que había en los pueblos.
Lo que sí te puedo decir que este tema me ha afectado mucho y quedan cosas por descubrir.
Como siempre que hablo con Carmen el tiempo pasa volando y su entusiasmo es contagioso. Espero con impaciencia la reedición de su primer libro. Os recomiendo su lectura. Es toda una aventura buceando en el pasado.