Eloisa García Verdejo es una mujer de múltiples facetas. Y destaca en todas, aunque para mi la más importante es su papel como profesora de Historia. Pocas veces he conocido a alguien que transmita su pasión por un tema de una forma tan eficiente.
MVyC: Eloísa, tu primera actividad laboral estuvo relacionada con la informática. ¿Por qué te decidiste por este sector?
EGV: De entre todas las opciones que podíamos manejar en casa era la única que me gustaba como mujer. Las ramas que me ofrecían estaban todavía muy sexuadas. Hace ya muchos años de esto. Podía elegir ‘Enología’ (que me gustaba, pero no tanto como para dedicarme a ello), ‘Enfermería’ (me muero con ver una aguja) e ‘Informática y Administración’ que sí que me interesaba. Además en aquel momento se abría todo el panorama de la programación y ya entendíamos, aunque fuera en los orígenes, que ese iba a ser el futuro.
MVyC: ¿Cuánto tiempo estuviste dedicada a la informática?
EGV: Aproximadamente dos o tres años.
MVyC: Y al mismo tiempo empezaste también con el deporte, específicamente con el tiro con arco
EGV: El ayuntamiento de mi ciudad tenía un programa nocturno para sacarnos a los jóvenes ‘del vicio’. Era un programa en el que se intentaba poner actividades muy atractivas utilizando los medios que tenían a su disposición. Había, y hay, un club en la ciudad, el Club de Tiro con Arco Aljaba, que promovió unas actividades nocturnas. Yo de momento me sentí ya como una amazona. Empecé a probar y vi que, aunque es un deporte individual al mismo tiempo es también de equipo, te permite estar mucho tiempo en silencio, concentrarte, no te obliga a tener una actividad física determinada para poder ejercerlo. Una vez que entré en el deporte, me pareció fascinante. Ya no quise salir.
MVyC: ¿Llegaste a participar en torneos?
EGV: Sabes, me gusta ganar y, la verdad, no se me da mal. Empezamos a ganar en Castilla-La Mancha con un equipo femenino. También es verdad que en aquel momento no estaba tan profesionalizado como lo está ahora. Contábamos con gente muy buena como Beatriz Gómez Hermosilla que era entonces campeona de España. Yo solía quedar segunda, tercera y finalmente participamos en el Campeonato de España de Canarias y ahí gané la medalla de bronce. Posteriormente, y ya viviendo en Madrid, fuimos al extranjero con el Club de tiro con arco Arcosoto.
MVyC: ¿Nunca pensaste en dedicarte exclusivamente al tiro con arco?
EGV: Es muy tentador, pero en España es muy difícil vivir del deporte.
MVyC.: Sigamos. Estás trabajando, practicando el tiro con arco y empiezas también a colaborar con una revista…..
EGV: Estaba muy relacionada con los medios de comunicación a través del deporte. El director del periódico de la localidad se puso en contacto conmigo para hacer una sección deportiva que llamara la atención. Los eventos deportivos ya estaban cubiertos pero quería contar hechos relevantes a nivel histórico. Por aquel entonces mis interéses ya habían girado hacia la Historia e hicimos una sección muy interesante sobre los orígenes y desarrollo de los deportes. Tengo que confesar que me encantaba esta actividad. Fue una época muy feliz que intenté mantener todo el tiempo que pude.
MVyC: Otra actividad presente en tu vida ha sido la pintura….
EGV: Si, desde muy pequeña me gustó pintar. Mis primeros recuerdos relacionados con la pintura se centran en haber pintado alguna pared en mi casa. Ya sé que eso no está bien y que conlleva un castigo pero cogí unas tizas de colores y me dejé las yemas de los dedos haciendo unos degradados en unos cisnes en la pared de la habitación de mis padres. Siempre me recuerdo pintando. Durante unos años no vi claro el salto de la informática a la Historia y realmente sólo me sentía libre pintando. Así que decidí tomar clases en serio y con el tiempo me convertí en retratista y realicé varias exposiciones en un local bastante prestigioso al estilo de las vanguardias francesas. Vendí bastantes cuadros y me hicieron encargos de retratos.
MVyC: ¿Has seguido pintando?
EGV: Aunque me gusta hacer diferentes actividades, llega un momento en que también tienes que dormir y he tenido que ir dejando maletas por el camino aunque siempre con la etiqueta de ‘vuelvo más tarde’. Ahora mismo no tengo tiempo, pero seguro que lo retomaré más adelante.
MVyC: También has escrito un libro…..
EGV: Efectivamente. Aunque sigo vinculada, en aquel momento estaba muy integrada en la comunidad cultural de la localidad. Una de las asociaciones más activas en ese momento que había generado uno de los grandes prohombres de principios del siglo XX se puso en contacto conmigo. Yo ya había hecho una investigación acerca de Orison, uno de los grandes personajes vinculado con Amilcar Barca y la guerra romano-cartaginesa. Me dieron de forma muy generosa el archivo de Cecilio Muñoz Fillol y pude trabajar con sus manuscritos, las cartas que intercambiaba con las autoridades del régimen. Me cautivó tanto este hombre que pedí permiso para investigar no sólo en el archivo y publicar un artículo, sino para poder escribir un libro sobre él. Fue uno de esos héroes con traje gris y gafas que vivía como camuflado. No se salía de la norma, porque eso habría significado en aquel momento que se le sacaba del sistema educativo. Pero fue capaz de burlar el sistema y, sin romper ninguna norma, trasladar los preceptos de la ILE (Institución de Libre Enseñanza) de antes de la Guerra Civil a sus alumnos. Poder escribir sobre él fue una aventura maravillosa.
MVyC: Empezaste a estudiar Historia en la UNED….
EGV: Si. De hecho no tenía más opciones por mi situación personal. Ya tenía a mi hija y no era ya momento de irme, por ejemplo, a estudiar a Granada o a Guadalajara. Decidí hacerlo a través de la UNED. Siempre he tenido que compaginar varias actividades para poder ir haciendo lo que yo quería, para ir luchando por mi sueño.
MVyC: ¿Te acuerdas en qué momento decidiste estudiar Historia?
EGV: Acababa de ser madre y lo disfrutaba muchísimo. Pero a nivel personal llevaba casi tres años de inactividad y sentía un vacío por dentro. Siempre he leído mucho y los temas que más me interesaban eran los temas históricos. Así que llegado el momento decidí estudiar Historia, no me podía cerrar las puertas yo misma porque tuviera una hija. Aunque no fuera una estudiante modelo, el sistema educativo me ofrecía opciones para volver a reinsertarme. Esto es algo que les digo mucho a mis alumnos más jóvenes ahora. Muchos se excusan que tienen que abandonar los estudios por trabajo. Este año hemos visto a muchos que se han bajado del tren de los estudios por cuestiones de ansiedad. Les insisto en que no se preocupen, que pueden bajarse del tren porque la vida les ofrecerá nuevas oportunidades para volver a subirse o coger otro diferente. Ahora, eso sí, tienen que saber que van a tener que ‘remar’ mucho más que sus compañeros para volver al rail donde quieran estar.
Me gustaría romper aquí una lanza por los estudiantes de la UNED. No sólo estudié allí, sino que estuve trabajando en secretaría cuando terminé la carrera. Es verdad que no se tienen clases presenciales con prestigiosos gerifaltes de grandes universidades que firmen maravillosos libros. Pero un estudiante de la UNED se examina siendo un número sin que se le conozca en clase, con lo que sabe que no tiene privilegios de ningún tipo. Se examina desde el prólogo al epílogo de un libro y no hasta donde llegue el curso. Las personas que estudian en la UNED, generalmente por motivos de trabajo, familiares, de distancia o por el simple placer de hacerlo, son gente para quitarse el sombrero y tenerles una admiración importante.
MVyC: Durante una época te dedicaste a la arqueología, ¿descubriste algo interesante?
EGV: He trabajado en arqueología tanto en el Cerro de las Cabezas, ibero-oretano, como en la zona del Torreón de Alcázar de San Juan, tardo-romana y visigoda que también tiene estratos musulmanes. Lo que encontrábamos en el Cerro de las Cabezas del mundo ibero lo conocía, porque había hecho mis prácticas allí y estaba muy imbricada con la Asociación Orisos. Todo lo que salía lo teníamos inventariado y conocíamos el contexto.
Cuando me trasladé a Alcázar de San Juan fue muy apasionante, ya que allí sí salieron objetos de uso que contaban historias diferentes. Teníamos delante una vivienda romana campestre que tenía la zona de vivir y luego la de labranza, pequeños silos donde guardaban el pienso o hacían la oliva, guardaban las simientes, es decir, donde estaba todo lo que consumían durante el año. A mi me tocó limpiar esa zona. Recuerdo perfectamente que era una mañana de invierno muy, muy fría y la tierra estaba tan congelada que incluso sacábamos trozos compactos cuando bajábamos con la paleta. Ya habíamos encontrado pequeños ‘avisos’: un trocito de un joyero de cerámica, una cuenta de collar verde azulada. Esa mañana metiendo la pala saltó algo. Era una peineta de marfil a la que, evidentemente le faltaban dientes, pero tenía un trabajo en el marfil precioso con unos círculos concéntricos. Y entonces tuve una de las experiencias más bonitas de vida. Tener esa peineta delante significaba muchas cosas: primero que las personas que vivían en esa casa tenían dinero, porque esa peineta era de importación; segundo, si esa peineta con ese joyero del que encontramos trocitos y esa cuenta de collar estaban escondidos en donde se almacenaba el grano significaba que habían sufrido ataques y que habían podido prever el siguiente con cierta antelación y la mujer de la casa había escondido lo que le era más valiosos a ella en los establos y no volvió a por ello, con lo que lo lógico es pensar que murió.
Llegué a pintar la pieza porque era también la grafista de los materiales que iban saliendo. Estas experiencias son de las cosas más reseñables que tiene investigar el pasado.
MVyC: ¿Cómo ves los estudios de Historia hoy en día de cara al profesorado?
EGV: Historia es una de esas carreras que ha sufrido una transformación, una segmentación tipo americano muy desafortunada y siento si esto ofende a alguien. Antes la carrera era ‘Geografía e Historia’ y salíamos preparados en ambas asignaturas y además en Arte. No había especialización, pero dábamos todo lo que a la hora de la docencia práctica es lo mejor. Sobre todo con la entrada del Plan Bolonia se empezó a segmentar. Ahora tenemos ‘Geografía’ con especialización, ‘Historia’ con especialización y la carrera de ‘Historia del Arte’ por otro lado. Esto hace que los futuros profesores estén muy limitados porque hay otros dos segmentos que no han estudiado porque no pertenecen a su especialización.
MVyC: ¿Qué época histórica te gusta más?
EGV: Cuando yo empecé la carrera lo hice por ‘Historia antigua’. Como ya he comentado en mi localidad hay un yacimiento donde estuve haciendo mis prácticas de la carrera. Estuve tan ligada a este yacimiento que terminé creando una asociación para defender la sistemática excavación del yacimiento que ahora se ha nombrado parque arqueológico. Es el ‘Cerro de las Cabezas’, un yacimiento oretano y, en aquel entonces, era lo que más me gustaba, sobre todo la arqueología que fue mi primer trabajo.
Sin embargo, cuando empecé a impartir clases, los personajes del siglo XIX me parecieron fascinantes. De ahí empecé a bajar y el Medievo me parecio muy complicado, me costó mucho entenderlo, pero una vez comprendido es sumamente interesante. Luego pasé a la Historia Contemporánea que es la que, finalmente, más me gustó. Creo que no hemos salido de ella. Está directamente relacionada con los hechos que hoy vivimos.
MVyC: ¿Con qué personaje histórico te gustaría, por ejemplo, ir a cenar?
EGV: Qué interesante esta pregunta. Es que estoy enamorada de todos ellos. Quizás Carlos V. Me parece un rey extraordinario. Nuestro Arturo medieval. Pero también hay muchos políticos en nuestro siglo XX, gente muy luchadora, muy idealista, gente que tuvo un papel relevante en la Guerra Civil española sacando gente de las líneas enemigas, etc. que me gustaría también mucho conocer. Y con Larra también, para convencerle de que no se pegue un tiro y que merece la pena vivir.
MVyC: Te has decicado durante una serie de años a la enseñanza de adultos…..
EGV: Efectivamente, durante bastantes años he estado en una universidad de adultos y descubrí que los adultos son un alumnado maravilloso. La profundidad con que se tratan los temas y la especialización de los mismos hace que sea una labor muy reconfortante. A ellos les debo mi mayor crecimiento propio. Tanto es así que colaboré con la fundación de la Asociación Cultural y Educativa Palas Atenea especializada en educación de adultos.
MVyC: Desde hace unos años te dedicas a la enseñanza de adolescentes, ¿qué te aportan?
EGV: Mucho. Primero me conectan con la realidad que va fluyendo, me mantienen al día. Para mi sería muy fácil meterme en mi mundo sibarita mental y alejarme. Ellos hacen que me ‘actualice’ constantemente. Se les ha hecho creer que la Historia, la Literatura no son necesarias en su vida y se olvidan que muchos de los acontecimientos que ven a su alrededor estan relacionados con la Historia.
Este año estaba dando Historia Contemporánea deberías haber visto la cara de sorpresa de los alumnos cuando les expliqué que durante la Guerra Fría entre USA y Rusia, Sputnik fue el nombre del primer satélite ruso lanzado al espacio ganando la carrera espacial a los americanos y que ahora Putin había llamado Sputnik a la vacuna rusa contra el Covid dando a entender que otra vez habían sido los primeros. Se dieron cuenta asi que no era un nombre elegido al azar.
Me gusta abrirles los ojos a la Historia, al Arte. Quizás sea un poco egocéntrico pensar que les aportas algo. Lo que sí puedo decirte es que casi todos los docentes estamos en esta profesión porque algún profesor nos influyó en su momento. Y la especialidad que escojemos depende también mucho de eso.
He tenido alumnos que años después de haberles perdido la pista me envían un mail contándome que se han titulado porque en un momento dado les dije algo que les llegó.
MVyC: Entonces ¿ahora estás prácticamente centrada en la enseñanza?
EGV: Si, aunque la arqueología, la pintura o el deporte me han hecho muy feliz, la enseñanza es un vehículo de doble dirección con los alumno, en donde estos también te aportan. Se establecen relaciones humanas de verdad. Así que realmente es lo que más feliz me hace.
Estoy segura que Eloísa seguirá influyendo en sus alumnos y que, seguro, en el futuro se dedicará a alguna otra actividad, y con éxito.